4 conceptos erróneos comunes sobre Confucio

Por LEO TIMM
03 de Septiembre de 2020 8:35 PM Actualizado: 30 de Enero de 2021 7:53 PM

A pesar de ser quizás el individuo más influyente en la cultura tradicional china y de Asia Oriental, Confucio ha tenido una mala reputación en los tiempos modernos. El gran maestro y filósofo es a menudo rechazado como un símbolo de opresión, conformidad y sexismo. Desde esta perspectiva, las enseñanzas de Confucio abrieron paso a los males sociales que sufre China hoy en día, desde los abusos de derechos humanos hasta la corrupción generalizada.

Las cosas no son mejores en China, donde la comprensión más común de Confucio está coloreada y distorsionada por décadas de marxismo, que considera a Confucio como un villano conservador cuyas ideas obstaculizaron el progreso de China. Estas interpretaciones reflejan años de alienación de la cultura tradicional, que fue severamente dañada por la persecución totalitaria.

Aquí hay cuatro mitos comunes sobre Confucio, junto con lo desacertado de cada uno de ellos.

Mito 1: “El confucianismo es opresivo”

Quizás el malentendido más fundamental sobre el confucianismo es que promueve la opresión. Este punto de vista está en desacuerdo con la enseñanza de la piedad filial, según la cual los niños deben respetar a sus padres y mayores, y los súbditos deben respetar a sus gobernantes. Debido a que la enseñanza defiende la jerarquía, se asume que el confucianismo debe ser autoritario y dictatorial.

Algunos expertos en China incluso han tratado de argumentar que la influencia de Confucio es la razón por la que la China moderna carece de los derechos humanos y las libertades que disfrutan las democracias.

Sin embargo, equiparar la jerarquía con la opresión es simplificar demasiado lo que el confucianismo realmente enseñó.

Imagen Ilustrativa (Crédito: FredericJ.Brown /GettyImages)

Aunque Confucio creía que la gente ocupaba diferentes roles sociales, no discriminaba a los individuos en base a su estatus. Todos, “desde el hijo del cielo hasta la gente común”, dijo, se mantenían con los mismos estándares morales.

Además, era el deber filial del subordinado desafiar los deseos de su superior (ya fuera el empleador, padre o hermano mayor) cuando estaba claro que la instrucción era errónea. Confucio sostenía que, si a un rey, ministro o padre no se le señalaban sus propios errores, llevaría a su familia o imperio a la ruina. “Obedecer simplemente las órdenes del padre, ¿Cómo puede esto contar como piedad filial?”, dijo Confucio.

Para Confucio, el papel del monarca y del padre no era solo ordenar sobre sus súbditos e hijos, sino educarlos con virtud. Estos valores eran los que hacían a un país verdaderamente grande porque permitían a la gente comportarse virtuosamente incluso sin que se les dijera qué hacer.

Mito 2: “El confucianismo es sexista”

Ya sea que se trate de estereotipos sobre la sumisión de las mujeres asiáticas o de prácticas aborrecibles como el vendaje de pies y el infanticidio femenino, las culturas de China y de Asia oriental suelen estar influidas por percepciones negativas sobre el lugar que ocupan las mujeres. Una vez más, gran parte de la culpa recae en lo que “Confucio dijo”.

Mientras que las mujeres no fueron un factor prominente en las enseñanzas de Confucio, nada sugiere que el filósofo pensara de manera negativa sobre ellas. Cuando predicaba la piedad filial entre los artesanos, ordenó que las madres se les retribuyera con un servicio afectuoso. En el “Clásico de los Mil Carácteres”, un texto educativo basado en el aprendizaje tradicional confuciano, hay una cita que dice: “En casa, honra la sabiduría de tu madre”.

Pintura china del siglo XVIII de una madre presentando a su hijo en un templo. (Museo de Arte Walters/Dominio Público)

Una de las frases a menudo citadas en las que Confucio parece menospreciar a las mujeres se encuentra en las “Anacletas”. Confucio dijo: “Solo las mujeres y aquellos de carácter bajo son difíciles de tratar. Si te familiarizad son ellos, pierden su humildad. Si mantienes una reserva hacia ellos, están descontentos”.

Pero una mirada a la antigua forma de lenguaje chino que Confucio usó muestra que el carácter “yu”, a menudo entendido como “y”, de hecho, significa “dar” (como en el caso del matrimonio) en este uso. Lo que Confucio quería decir era que se produce una situación incómoda cuando un pariente femenino se casa con una persona de carácter bajo y, en consecuencia, uno está obligado a incluir a esa persona en la familia.

En cuanto al vendaje de pies, apareció por primera vez en la Dinastía Song del siglo X, unos 1500 años después de la muerte de Confucio. Incluso entonces, el prominente (y a menudo criticado) erudito neoconfuciano Zhu Xi lo condenó como una perversión bárbara, y muchos emperadores trataron de erradicarla.

Mito 3: “El confucianismo alienta la corrupción”

Al tratar de entender por qué China se quedó atrás de Occidente en el desarrollo político y tecnológico en los siglos XIX y XX, los académicos chinos culparon a las enseñanzas confucianas por la corrupción y el nepotismo que todavía son comunes hoy en día.

El razonamiento es que, en lugar de basarse en leyes claras, el confucianismo enfatiza las relaciones familiares y la virtud innata. (Irónicamente, esto contradice la noción que el confucianismo es una filosofía de autoritarismo rígido.)

Sin embargo, así como Confucio no era partidario de la obediencia ciega, ni tampoco era dado a promover el bienestar de la familia por encima de todo. Para Confucio, la nación entera era una gran familia subdividida en familias nucleares. Héroes chinos como el trágico general Yue Fei han sido representados tomando decisiones difíciles entre el servicio a sus parientes inmediatos o el bienestar del imperio, y eligiendo a este último.

Para Confucio, el fin no justificaba los medios. En lugar de seguir los deseos básicos y la codicia material, un hombre digno de respeto se formaba adhiriéndose al ritual y a la fe en los principios. “El hombre superior no es una herramienta”, dijo a sus discípulos.

“Herramienta” también se traduce como “olla”. imagen ilustrativa (Licencia: CC-BY-SA-2.5)

En China, la corrupción y otros males se atribuyen a menudo al “bajo carácter” del pueblo chino, una noción que se utiliza a menudo en política para justificar la falta de democracia y derechos humanos. El confucianismo, ya relegado a un pasado no deseado como primitivo y atrasado, está incluido en esta auto denigración nacional.

Mito 4: “El confucianismo es Ateo”

Durante miles de años, los chinos mantuvieron la fe en las “tres religiones tradicionales”, entre las que se encontraban el confucianismo, el budismo y el daoísmo. Aunque Confucio, como filósofo de la ética social y familiar, se preocupaba principalmente por los asuntos mundanos, él y sus enseñanzas estaban sin embargo estrechamente conectadas con los pensamientos más enigmáticos de los cultivadores daoístas.

Lao Zi, quien dejó atrás el texto primario del pensamiento daoísta, el “Tao Te Ching”, fue muy venerado por Confucio, que comparó al venerable sabio con un sublime dragón.

Sin embargo, bajo el gobierno del Partido Comunista, los chinos fueron adoctrinados para odiar y menospreciar todas las creencias religiosas y filosofías antiguas como “superstición feudal”. A través de campañas violentas, millones de personas fueron perseguidas o asesinadas por sus creencias, y se destruyeron innumerables reliquias y edificios antiguos.

El Partido Comunista oprime al pueblo chino/imagen ilustrativa (Dominio público)

Hoy, mientras que el Partido Comunista ya no persigue abiertamente la destrucción de la cultura tradicional, ha tratado de redefinir lo que queda para ajustarse a su propia ideología de materialismo marxista.

Citando algunos pasajes vagos de las conversaciones de Confucio con sus discípulos, los académicos chinos modernos a menudo afirman que el propio Confucio era antiespiritual y que incluso no era creyente.

Una de esas citas es, “No hablo de dioses rebeldes o poderes extraños”. Pero tomado en contexto, la frase no muestra a Confucio desaprobando la religión.

Confucio hizo muchas declaraciones apoyando las antiguas creencias religiosas de la Dinastía Zhou y se lamentó que habían caído en el abandono por su propio tiempo. También compiló el “Libro de las Odas”, una colección de poemas donde la fuerte fe del pueblo Zhou resuena en todo.

En el pensamiento confuciano, una de las virtudes centrales es el decoro, también traducido como ritual. Estas eran las costumbres y ceremonias religiosas que Confucio esperaba revivir y que esperaba que le recordaran a la gente lo divino.


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