5 motivos por los que el Partido Comunista Chino quiere erradicar a Falun Dafa

Por The Epoch Times
05 de diciembre de 2016 2:24 PM Actualizado: 04 de agosto de 2018 10:56 PM

Es realmente difícil creer que Falun Dafa, una disciplina milenaria de la Escuela Buda, basada en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, pueda ser tan vulnerada y perseguida en China, justamente su país de origen.

Mientras todas las otras naciones del mundo abrazan estos principios que elevan los estándares morales del pueblo y mejoran enormemente la salud, los practicantes de Falun Dafa en China son vigilados, secuestrados, torturados y hasta asesinados por sus órganos.

Sin embargo no siempre fue así. En los primeros años de difusión al público de la disciplina -principios de los 90’-el régimen chino y sus medios de comunicación manifestaron cierta aprobación a Falun Dafa (en YouTube se puede ver el documental “Una década de coraje” con fragmentos de la televisora estatal CCTV elogiando la disciplina).

Todo cambió cuando el cabecilla comunista de ese entonces, Jiang Zemin, consideró que Falun Dafa –también conocido como Falun Gong- se había convertido en una amenaza para su poder.

¿Pero qué amenaza puede representar para un régimen un grupo de personas pacíficas meditando o leyendo el libro Zhuan Falun, principal guía para asimilarse a los principios de Falun Dafa?

El complejo razonamiento detrás de la campaña de difamación y persecución lanzada por el Partido Comunista Chino (PCCh) puede ser segmentado en cinco elementos: la popularidad de Falun Dafa, la gratuidad de la disciplina, el rol de Jiang Zemin, el conflicto de la ideología y la naturaleza dictatorial del Partido Comunista Chino.

1. La inmensa popularidad de Falun Dafa

Practicantes de Falun Gong hacen los ejercicios en Chengdu, provincia de Sichuan en China antes de que la persecución comenzara en 1999. (Minghui)
Practicantes de Falun Gong hacen los ejercicios en Chengdu, provincia de Sichuan en China antes de que la persecución comenzara en 1999. (Minghui)

En 1999, solo siete años después del comienzo de su difusión masiva, el régimen en una encuesta estimó unas 70 millones de personas practicando Falun Dafa, una cifra superior a los miembros del PCCh.

Había practicantes en todos los estratos y ámbitos sociales, incluyendo los altos niveles del Ejército, el Politburó (el órgano de 7 miembros que dirige el Partido Comunista), los medios de comunicación estatales, etc. Esto fue considerado por el cabecilla chino de ese momento como una amenaza a su poder.

Allí fue cuando se les dio la orden a los medios para atacar a Falun Dafa y –en simultáneo- la seguridad del estado comenzó a espiar y hostigar a los practicantes, incluso se formó una oficina especial llamada 610 –una suerte de Gestapo china- que tiene como único propósito erradicar a Falun Dafa.

Los líderes del régimen temían a cualquier grupo grande espiritual e independiente. Cuando los libros de Falun Dafa se convirtieron en bestsellers en 1996, se prohibieron.

2. Falun Dafa es libre y gratuita

Practicantes de Falun Gong meditan en Nueva York el 25 de abril de 2013. (Samira Bouaou)
Practicantes de Falun Gong meditan en Nueva York el 25 de abril de 2013. (Samira Bouaou)

Como Falun Dafa no requiere inscripción ni cuotas y se enseña por voluntarios, no existe un listado de practicantes. Esto para el régimen es conflictivo ya que no puede controlar ni saber quiénes son los practicantes, los cuales pertenecen a todos los estratos sociales. Tampoco existen membresías, por lo cual entró en conflicto con la Sociedad de Investigación de la Ciencia del Qigong, un organismo del estado para controlar las actividades de qigong (energía interna).

Este organismo se manejaba en base a corrupción y a arreglos con los funcionarios del Partido Comunista, por eso el Maestro fundador de Falun Dafa, el Sr. Li Hongzhi, no quiso involucrarse, y luego comenzó a ser atacado por los otros ‘maestros’ de qigong y funcionarios.

3. El rol de Jiang Zemin

jiang zemin
Ex cabecilla del Partido Comunista Chino, Jiang Zemin, asiste al Congreso Nacional del Partido Comunista de China en Beijing, China el 14 de noviembre de 2012. (Feng Li/Getty Images)

El ex cabecilla del PCCh, temiendo que la creciente popularidad de Falun Dafa opacara su propio legado, ordenó que la práctica fuera “erradicada.” Según un artículo del Washington Post de 1999, “Jiang solo decidió que Falun Gong tenía que ser eliminado”. Periodistas y fuentes internas describieron a Jiang como “celoso” de Falun Gong y “obsesionado” con eliminar el grupo.

Asimismo ordenó una investigación sobre Falun Dafa para poder justificar la persecución, pero la investigación encontró que Falun Dafa no representaba una amenaza para el Partido Comunista, y que incluso estaba haciendo que el gobierno ahorrara millones de yuanes en gastos de salud, gracias a que los practicantes no necesitaban cuidados médicos gracias a la mejora en la salud que experimentaron con la práctica. A pesar de esto, y de la desaprobación dentro del régimen, Jiang Zemin decidió unilateralmente prohibir Falun Dafa.

4. Conflicto ideológico

Una mujer con vestimenta tradicional china demuestra el ejercicio de meditación de Falun Gong. (Benjamin Chasteen/ La Gran Época)
Una mujer con vestimenta tradicional china demuestra el ejercicio de meditación de Falun Gong. (Benjamin Chasteen/ La Gran Época)

Los principios de Falun Dafa retoman la histórica creencia del pueblo chino en lo espiritual y lo divino. Esta profunda creencia espiritual y su código moral son casi opuestos al ateísmo y al “sistema de creencias” del PCCh.

Además, aunque la religión nuevamente se está haciendo popular en China, los grupos religiosos deben someterse al estado y sus líderes tienen que ser aprobados por el partido.

Otros grupos como Falun Dafa, que no han querido modificar sus creencias ni aceptar la intromisión del partido, también están siendo perseguidos, como los tibetanos y algunos grupos cristianos.

5. La naturaleza de la dictadura del PCCh

Ampliar foto El "hombre del tanque", bloqueando a los tanques que iban por el Blvd. Changan desde la Plaza Tiananmen de Beijing, 4 de junio de 1989. Hasta hoy no se conoce su identidad. (Cortesía de 64memo.com)
El «hombre del tanque», bloqueando a los tanques que iban por el Blvd. Changan desde la Plaza Tiananmen de Beijing, 4 de junio de 1989. Hasta hoy no se conoce su identidad.

La persecución a Falun Dafa es parte de una campaña de continua violencia histórica que el partido usa para consolidar su poder. Ciertamente, desde 1949 cuando llegó el PCCh al poder, no pasó ni una década sin algún movimiento violento apuntando a las masas por parte del estado, sea la represión de los “contra-revolucionarios”, el Gran Salto Adelante, la Revolución Cultural (1966-1976), la “Masacre de Tiananmen”, contra el movimiento democrático de estudiantes (1989), o Falun Dafa (1999 hasta ahora).

Como dijo Mao Zedong “la Revolución Cultural debería realizarse cada siete u ocho años”.

La mayoría de los medios de comunicación de todo el mundo, están desinformados sobre por qué Falun Dafa está siendo tan perseguida en China ya que –excepto algunos medios independientes- replicaron las noticias que provenían de las agencias chinas, donde explicaban que Falun Dafa pasó a estar prohibida por tratarse de una “secta perversa”, entre otras calumnias.

Recientemente, algunos medios serios han abordado el tema más “molesto” para el régimen comunista, que es la sustracción de órganos a practicantes de Falun Dafa, estando aún vivos.  Este tema estremecedor y muy delicado  –aparentemente- roza muchos intereses ya que a pesar de haber tantas pruebas, se publican muy pocos artículos alertando al mundo sobre este terrible genocidio.

Millones de practicantes de Falun Dafa han muerto y sus familiares ni siquiera saben dónde reclamar sus cuerpos.

La persecución aún continúa, a pesar que Jiang Zemin ya no es más cabecilla del Partido y tiene cada vez menos influencia. Los mecanismos de la oficina 610 siguen girando y operando bajo la línea de los sucesores de Jiang que han sido ubicados en puestos estratégicos del gobierno, pese a que no pertenecen a la misma facción del actual presidente, Xi Jinping.

En los últimos 3 años, el presidente Xi -bajo la denominada campaña anticorrupción– ha estado purgando un gran número de funcionarios que pertenecían a la facción de Jiang, incluidas autoridades de alto nivel, como el ex jefe de seguridad Zhou Yongkang y ex jefe militar Xu Caihou, que son ambos aliados del ex cabecilla que inició la persecución a Falun Dafa, quien a sus 90 años aún no ha sido juzgado.

Millones de practicantes de Falun Dafa han muerto y sus familiares ni siquiera saben dónde reclamar sus cuerpos. A medida que estos crímenes salgan a la luz, un giro en la historia puede ocurrir y paralelamente un cambio en la conciencia de la humanidad.

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