El 8 de agosto las autoridades chinas bloquearon al menos nueve ciudades en la isla turística de Hainan después que se detectó un brote de COVID-19. Más de 80,000 turistas y seis equipos de fútbol profesionales no pueden salir de la provincia del extremo sur y se enfrentan a tarifas hoteleras más altas.
El confinamiento ha dejado desiertas las calles de la capital de Hainan, Haikou, y de la ciudad turística de Sanya.
El 7 de agosto se ordenó a todos los más de 10 millones de residentes de Hainan y a los turistas que se sometieran a pruebas de COVID-19. Según datos oficiales, alrededor de 8600 miembros del personal médico de 18 provincias llegaron el 8 de agosto para ayudar con las pruebas masivas.
La política de «tolerancia cero» del partido comunista con respecto al COVID-19 establece que los viajeros pueden salir de la isla una vez que den cinco pruebas negativas en los siete días anteriores. Pero no hay vuelos comerciales de pasajeros entre la isla y el continente. Los turistas declararon a los medios de comunicación estatales de China que han sido expulsados de los aviones tras embarcar con todos los análisis negativos necesarios, justo antes de que se anunciara el bloqueo el 6 de agosto.
Beijing tiene planes para transformar la provincia insular de 12,800 millas cuadradas en un enorme puerto de libre comercio. No está claro cuánto daño económico causará el bloqueo.
Un confinamiento cada vez mayor
El gobierno provincial de Hainan anunció el 8 de agosto que se habían diagnosticado más de 1500 infecciones en la provincia durante el brote, que comenzó el 1 de agosto. El lunes, se diagnosticaron 77 nuevas infecciones. Los informes oficiales dijeron que aún se estaban detectando más casos de COVID-19 durante las estrictas medidas de cierre.
Para frenar el brote, el régimen anunció cierres en múltiples ciudades de la isla. Desde el lunes por la tarde se prohibió la salida de sus hogares a los residentes de Sanya, Wuzhishan, Haikou, Zhanzhou, Waning, Qionghai, Dongfang, Lingshui y Chengmai.
“Debemos prohibir firmemente que la gente se mude. Debemos asegurarnos de que nadie pueda salir [de la isla]”, ordenó el secretario del partido de Hainan, Shen Xiaoming, al régimen provincial el 6 de agosto. “Debemos monitorear a las personas que ingresan a Hainan. Cada pescador debe estar en cuarentena durante siete días y hacerse la prueba cinco veces durante este tiempo”.
Shen luego anunció que la provincia operará bajo «un modo de guerra».
El epicentro del brote de Hainan es Sanya. El régimen de la ciudad anunció que abriría un segundo hospital improvisado el 7 de agosto. La nueva instalación con capacidad para atender a 2000 pacientes con COVID-19 abriría el 11 de agosto. El régimen dijo que actualmente, el hospital improvisado de la isla puede recibir a 2876 pacientes.
La verdadera tasa de infección por COVID-19 en China es cuestionada por los extranjeros, debido al historial de encubrimiento del régimen y a la falta de reconocimiento de datos no censurados.
Turistas Frustrados
Debido a sus playas y clima, a Sanya se la conoce como el «Hawái de China». En la tarde del 6 de agosto, pocas horas después de que el régimen cerrara todo el transporte público, el alcalde He Shigang anunció: “Calculamos que más de 80,000 turistas están varados en Sanya”.
«El 6 de agosto se cancelaron 334 vuelos en el aeropuerto de Sanya Phoenix», informó la agencia estatal Hongxing News. «Algunos vuelos de pasajeros tuvieron que regresar a Sanya tras el despegue».
La Sra. Wang es nativa de Shanghai. Su familia estuvo encerrada en su casa durante meses este año bajo las políticas COVID-19 de “tolerancia cero” del régimen. Después de que se levantó el cierre de Shanghai, rápidamente organizó el viaje a Sanya para su familia de cinco integrantes, que incluye padres ancianos y un niño pequeño.
Cuando Wang supo, en la madrugada del 6 de agosto, que Sanya podría suspender todo el transporte público de inmediato compró los primeros vuelos de regreso a Shanghai.
«Pensé que había adquirido por suerte los últimos billetes [que podían salir de Sanya]», dijo Wang, que no facilitó su nombre de pila, al diario estatal Yicai el 6 de agosto. «Nos apresuramos a llegar al aeropuerto, pasamos por el control de seguridad, subimos al avión y oímos al piloto decir que las puertas del avión estaban cerradas. Creíamos que podíamos volar de vuelta a Shanghai».
Al final, dijo Wang, al avión no se le permitió despegar, y su familia y los demás pasajeros se vieron obligados a salir del avión junto con la tripulación.
La empresaria Yang Jing le dijo a Reuters que decidió llevar a su familia de vacaciones a Sanya porque la isla había reportado solo dos infecciones de COVID-19 en 2021. Ahora, su familia está atrapada en la isla y se enfrenta a los altos precios de los hoteles, lo que les hace comer solo fideos para ahorrar dinero.
A Yang y a otros turistas les preocupa que el confinamiento en Sanya sea un reflejo del confinamiento de Shanghai, que inicialmente estaba previsto que duraría cinco días, pero terminó extendiéndose tres meses.
Equipos de fútbol varados
El equipo nacional de fútbol de China y seis equipos de fútbol de la Superliga china también están varados en Haikou, según informó el 8 de agosto un periódico estatal. Los equipos no podrán asistir a sus partidos programados.
La selección nacional viajó a Haikou luego de terminar el Campeonato de Fútbol E-1 de la EAFF en Japón el 28 de julio. Siguiendo la política en ese momento, los jugadores fueron puestos en cuarentena en un hotel durante diez días, para ser liberados el 8 de agosto. Ahora, se enfrentan a más tiempo de encierro.
Seis equipos de la superliga están atrapados en Haikou: Chengdu Rongcheng, Jinmen Tigers, Shandong Taishan, Hebei, Cangzhou Lions y Guangzhou. Estuvieron allí para la ronda 12 de la competencia de la liga.
La Asociación China de Fútbol (CFA) pospuso los partidos de estos seis equipos.
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