Apoyo de Ericsson a Huawei muestra cómo las empresas se convierten en “rehenes” del PCCh

Por Dorothy Li
07 de Abril de 2021 8:40 PM Actualizado: 07 de Abril de 2021 8:40 PM

Comentario

El gigante de las telecomunicaciones, Ericsson, no disfrutó de los beneficios de la prohibición de su rival, Huawei, en Suecia; en cambio, ha estado pidiendo a su gobierno que reconsidere la prohibición; los análisis sugieren que los beneficios obtenidos en el mercado chino dejan a la empresa susceptible de ser coaccionada por el Partido Comunista Chino (PCCh).

Mientras Estados Unidos y Reino Unido lideraban la campaña para excluir a las empresas relacionadas con el ejército del PCCh de los tratos con las redes 5G en todo el mundo, el principal beneficiario de esa decisión, la sueca Ericsson, informó que sus beneficios netos (pdf) se dispararon hasta los 17,600 millones de coronas suecas (2100 millones de dólares) en 2020, frente a los 1800 millones de coronas (215 millones de dólares) de 2019.

Sin embargo, el CEO de Ericsson, Borje Ekholm, presionó a las autoridades suecas para que flexibilizaran la prohibición a Huawei. El documento fue obtenido por un periódico sueco, theLocal, en enero de 2021.

Ekholm dijo a theLocal en la entrevista que el ocho por ciento de los beneficios de Ericsson procedían del mercado chino, pero solo el uno por ciento del sueco.

El reporte de la corporación para 2020 incluía una declaración de “riesgo” por la prohibición de Huawei en Suecia y enumeraba 11 posibles impactos adversos, incluyendo la reducción o pérdida de cuota de mercado.

Calificó la decisión como “una complicación” para Ericsson.

El año pasado, la gigantesca corporación china Huawei Technologies sufrió frecuentes reveses, incluso en pequeños países europeos. Suecia, sede de una de las principales empresas de telecomunicaciones del mundo, Ericsson, prohibió a Huawei y ZTE el acceso a su red 5G el 20 de octubre de 2020, por motivos de seguridad.

Dos días después, el embajador del régimen, Gui Congyou, amenazó explícitamente en una entrevista que las empresas suecas que operan en China se verían “afectadas negativamente”, aunque se negó a utilizar la palabra “represalias”.

Elisabeth Braw, miembro del American Enterprise Institute, describió el enfoque que el PCCh utilizó en el caso de Ericsson como una “toma de rehenes corporativa” en un análisis en Foreign Policy.

A través de la coacción económica, las autoridades del PCCh hacen avanzar su agenda política a nivel mundial.

Los gobiernos occidentales “se enfrentan a perder grandes empresas o a perder su independencia de los intereses empresariales”, dijo Braw.

El PCCh entiende que incluso las restricciones pequeñas “provocan que las grandes multinacionales y las asociaciones empresariales presionen a sus gobiernos para que cambien la política exterior”, escribió Luke Patey, investigador principal del Instituto Danés de Estudios Internacionales, en Foreign Policy.

El dilema de HSBC

El gigante bancario global HSBC, con sede en Londres, cuyos beneficios crecen principalmente en Asia y Hong Kong, fue atrapado por el Partido asumiendo una postura política en Hong Kong en el verano de 2020.

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Manifestantes prodemocracia se sientan fuera de HSBC en el distrito de Kowloon de Hong Kong el 11 de agosto de 2019. (Anthony Wallace/AFP vía Getty Images)

HSBC esperaba mantenerse neutral y silencioso en materia política durante los primeros días en los que el régimen impuso la ley de seguridad nacional en Hong Kong el 28 de mayo. La ley fue vista como una herramienta para aplastar la disidencia política ante el régimen unipartidista de Beijing. Rebajado por el portavoz del Partido, la firma de la petición a favor de Beijing por parte de Peter Wong, jefe del banco en Asia-Pacífico, llegó finalmente el 3 de junio.

El 1 de junio, el periódico estatal Beijing Daily publicó la advertencia titulada “Estafando a los clientes, HSBC acabaría perdiendo todos los clientes” en una plataforma de redes sociales chinos. Al día siguiente, el periódico oficial del PCCh, People’s Daily, reenvió el comentario.

En él se amenazaba al HSBC diciendo que no había posibilidad de “obtener beneficios del pueblo chino” en un terreno controlado por el Partido mientras se ponía del lado de los países occidentales.

El artículo también culpaba a HSBC de llevar a cabo una investigación interna sobre Huawei, que el Departamento de Justicia de Estados Unidos utilizó como prueba para presentar cargos contra la directora financiera de la empresa, Meng Wanzhou.

El respaldo de HSBC no apaciguó a los portavoces. “El silencio de HSBC sobre el tema en la última semana es digno de mención. En este sentido, el apoyo de Wong llega tarde”, dijo el 4 de junio el portavoz en inglés del PCCh, Global times.

La situación de HSBC era más grave. Más del 90% de los beneficios de la unidad de banca comercial y manejo de patrimonio se generaron en Hong Kong en los primeros seis meses de 2019.

En febrero de 2020, anunció que ampliaba su presencia en Asia y recortaba sus operaciones en Europa y Estados Unidos. En 2020, se cerraron casi 100 sucursales.

A finales de 2020, HSBC congeló la cuenta de Ted Hui, figura clave del movimiento democrático de Hong Kong, y la de su esposa y sus padres, poco después de que la policía de Hong Kong le acusara de malversación de fondos y lavado de dinero. El exmiembro del consejo legislativo y su familia llegaron a Reino Unido en diciembre de 2020 tras huir de Hong Kong.

Su cuenta fue parcialmente descongelada durante un corto periodo de tiempo, y posteriormente fue congelada. HSBC fue objeto de críticas fuera de China por obedecer al régimen.

La presión que sufrió HSBC ejemplifica la circunstancia inevitable a la que se enfrentará cualquier empresa que quiera “una parte del mercado de China continental”, escribió Fan Yu, experto en finanzas y economía, el 10 de junio de 2020.

La implicación es que las empresas globales se verán cada vez más atrapadas en una grieta entre el régimen chino y Occidente.

Censura de las publicaciones académicas

El PCCh ha adoptado el mismo enfoque para el mundo académico —el control del partido a través del mismo enfoque económico.

Wu Jo-hsuan, una doctora taiwanesa, se encontró ante un dilema: añadir la palabra “China” después de “Taiwán” en su trabajo académico que le rechazaran su publicación en la revista médica Eye and Vision.

En septiembre 2020, el equipo editorial de Eye and Vision, una publicación de la empresa Springer Nature con sede en Reino Unido, explicó a Wu que el requisito de la nacionalidad es la política editorial, según un reportaje de Radio Free Asia (RFA) del 1 de septiembre de 2020.

En una respuesta escrita a la RFA, el grupo Springer Nature explicó que Eye and Vision opera bajo un conjunto de directrices editoriales separado de sus otras publicaciones. Eye and Vision trabaja en colaboración con la Universidad Médica de Wenzhou, en China.

Según el sitio web oficial de la Universidad Médica Afiliada de Wenzhou, Eye and Vision está en realidad patrocinada por la Universidad Médica de Wenzhou, financiada por el Estado.

A principios de 2017, Springer Nature, entre cuyas publicaciones se encuentran Nature y Scientific American, fue criticada por doblegarse ante el PCCh. El sitio web SpringerLink eliminó artículos de su página web en el continente con temas que el Partido considera sensibles, como Taiwán, Tíbet, Xinjiang y los derechos humanos, aunque afirmó que era la única manera de pasar por el sofisticado mecanismo de censura en internet del régimen.

Springer Nature explicó en una declaración a Associated Press en su momento que si no hubiera bloqueado selectivamente el acceso a los artículos políticamente sensibles, el acceso a su sitio web SpringerLink dentro de China podría haber sido bloqueado por el “Gran Cortafuegos” de China.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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