El famoso actor argentino Hugo Arana experimentó sensaciones muy especiales en la noche del lunes, durante la función de Shen Yun en el Teatro Opera Citi de Buenos Aires. Sensaciones que sólo tenía de niño y que no se acordaba que existían.
“Tuve una experiencia muy rara. Va, rara, tuve una experiencia de, no digo una regresión, pero fue como volver a mi niño, volver a un lugar entero, completo. Había esa sensación que uno tenía a los cinco años, jugando, ¿no? O sea, es purificador, limpia, purifica, es muy bello”.
El espectáculo Shen Yun, proveniente de Nueva York, expone historias a través de la expresividad de la danza clásica china, el canto, el colorido del vestuario, las escenas gloriosas proyectadas en una pantalla gigante de fondo –que hacen de escenografía– y su orquesta con sonidos orientales. En conjunto, presenta una estética celestial. Los artistas de Shen Yun cultivan los valores de verdad, benevolencia y tolerancia, y cada coreografía, cada gesto, expresa las virtudes de la antigua cultura china y sus valores. Así, en contraste con la sociedad moderna, nada escapa de la pureza, la inocencia y la belleza.
“Muy bello. Conmueve hasta la disciplina, no solo una estética, la capacidad del manejo del color que tienen, sino que aparece una cosa tan noble, tan diáfana, tan transparente”, comentó Arana.
El actor ahondó en esa especie de “regresión” que le generó el espectáculo. “Sí, era muy extraño. Además, con una experiencia adicional a cuando era niño: ahora era testigo de lo que me pasaba, ¿no? De niño, uno es niño, pero ahora, lo emocional, lo emotivo, lo sensorial, yo podía asistir. Es muy raro, es una experiencia muy bella.”
Arana afirmó, además, que su experiencia fue “plena”. “Es limpia, quiero decir que no veo rebordes, no veo rebarba, no veo subrayado, no veo venta, veo una expresión plena”.
Aún sin poder terminar de expresar lo vivido, Hugo Arana optó simplemente por recomendar a todos vivir la experiencia, porque más “no se puede contar”. “Hay que hacer la experiencia de la abeja –dijo–. La abeja hace la miel. No se puede contar cómo hace la miel. La abeja lo sabe. Vengan, hagan de abejas, vengan a ver miel, a disfrutar la miel”.
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