Mientras algunos hospitales de Massachusetts siguen repartiendo papeletas rojas a ciertas enfermeras por negarse a tomar la vacuna contra la COVID-19, varias integrantes de la mayor asociación de enfermería del estado dieron su testimonio a unos legisladores sobre la creciente presión laboral que ha provocado que un número alarmante de enfermeras renuncie.
«La moral es baja, el agotamiento es alto y muchas enfermeras se alejan de la cabecera de la cama sin ningún plan para volver», dijo a The Epoch Times Mary Havlicek Cornacchia, miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Enfermería de Massachusetts (MNA).
Varias socias de la MNA testificaron en una audiencia de tres horas el 6 de diciembre, celebrada por la Comisión del Futuro del Trabajo de Massachusetts, un órgano legislativo que revisa la necesidad de posibles cambios de política en el lugar de trabajo.
Cornacchia, también enfermera de quirófano en el Centro Médico Tufts de Boston, dijo que si no se aborda pronto la creciente escasez de enfermeras en el estado, Massachusetts tendrá una escasez crítica de proveedores de servicios de salud.
Al citar múltiples encuestas (incluida una reciente del Estado de la Enfermería en Massachusetts), la MNA advirtió que el 37 por ciento de las enfermeras han informado que planean abandonar el sector pronto.
Eso equivale a un tercio de la plantilla de enfermeras del estado,
La advertencia de la MNA no solo se produjo en un día en el que se despidió a más enfermeras en todo el estado por no haberse vacunado contra la COVID, sino también después de que el Departamento de Salud Pública de Massachusetts informara que el estado se enfrenta a una escasez crítica de camas en la UCI: el 93 por ciento de todas las camas de los hospitales están llenas.
La noticia de la escasez de camas en la UCI se produjo después de que se conociera el primer caso de la variante ómicron del estado: una mujer de 20 años, totalmente vacunada, que había viajado recientemente de vuelta a Massachusetts después de haber estado fuera del estado durante un breve periodo.
No requirió hospitalización y, hasta ahora, los CDC han dicho que la gravedad de la variante ómicron sigue siendo desconocida.
Según el departamento, las hospitalizaciones en la UCI relacionadas con la COVID en Massachusetts han aumentado 10 veces desde julio.
Massachusetts es uno de los cinco estados que informaron de un aumento de casos durante las vacaciones de Acción de Gracias, según los CDC.
El estado, que registró un aumento del 8 por ciento en los casos reportados de COVID-19, también tiene la tasa de vacunación más alta: el 86 por ciento.
Hospitales como el UMass Memorial Health Care, el mayor sistema de atención sanitaria del centro y el oeste de Nueva Inglaterra, informaron recientemente que el aumento de casos les ha obligado a utilizar las camas de la sala de urgencias para los pacientes de la UCI.
El resultado ha creado un efecto dominó, dijo su presidente y CEO, el Dr. Erick Dickson, ya que la escasez de camas de cuidados intensivos ha provocado un retraso en la atención de las urgencias sin cita previa.
«Es una situación muy, muy estresante», dijo Dickson.
Cornacchia dijo que no es diferente en el Tufts, donde el hospital ha enviado recientemente a pacientes a hospitales de Connecticut y Rhode Island porque no solo llegó a su capacidad, sino que todos los demás hospitales de la zona también estaban llenos.
Con las necesidades de atención de triaje en su punto más alto, y la dotación de personal en su punto más bajo, Cornacchia dijo que es un escenario que ha resultado demasiado abrumador para las enfermeras.
«Esto viene sucediendo desde hace mucho tiempo», dijo, «la pandemia solo sirvió para resaltar los problemas que venimos planteando desde hace años».
Massachusetts tiene una ley estatal que exige que una enfermera esté asignada a un solo paciente de la UCI. Pero, en realidad, desde hace algún tiempo son más de dos pacientes críticos por enfermera debido a que los hospitales recortan la plantilla para ahorrar dinero, dijo Cornnacchia.
El organismo de enfermería espera que la proporción solo empeore, debido a la creciente escasez de personal provocada por las afecciones relacionadas con la COVID.
Su organización señala una encuesta reciente realizada por el Proyecto de Trabajo de las Enfermeras (RN), que muestra que el 17.5 por ciento de las nuevas enfermeras dejaron su puesto en el plazo de un año desde que empezaron su primer trabajo el año pasado, y el 33 por ciento en el plazo de dos años.
En 2018, la MNA lideró una iniciativa para aprobar la legislación conocida como Pregunta 1, que habría ordenado a los hospitales mantener una mayor proporción de enfermeras, pero los votantes de Massachusetts la rechazaron.
Cornacchia dijo que el estado puede necesitar reconsiderar una medida como la Pregunta 1.
«Nuestra línea de fondo es la seguridad del paciente y la prestación de una atención adecuada, y la mejor y más segura posible. La línea de fondo a menudo para los hospitales, y la administración, es el dólar», dijo Cornacchia.
«Entiendo que tienen que ser fiscalmente responsables, pero aquí se trata de vidas».
Cientos de enfermeras de hospitales y otros trabajadores de atención médica han sido despedidos en Massachusetts por no cumplir el plazo para recibir la vacuna contra la COVID-19, según varias noticias.
La semana pasada, la Corte Suprema denegó la petición de un grupo de trabajadores de hospitales de Massachusetts de una orden judicial de emergencia contra las órdenes de vacunación obligatoria.
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