Catástrofes similares en el Himalaya son vistas de forma diferente en China e India

Por Venus Upadhayaya
30 de Marzo de 2021 2:41 PM Actualizado: 30 de Marzo de 2021 2:41 PM

NUEVA DELHI, India— Dividido por una frontera de la época colonial que inicialmente separaba el Tíbet de la India colonial, ahora es una frontera en disputa entre los dos países más poblados del mundo, el Himalaya, como nunca antes viene prefigurado por dos paradigmas diferentes trazados muy claramente a lo largo de dos líneas políticas muy distintas: la democracia frente a comunismo.

Según Gabriel Lafitte, autor y destacado experto en el medio ambiente del Tíbet, esta división está causando confusión a la hora de entender lo que está sucediendo con el Himalaya.

Lafitte, autor del libro “Spoiling Tibet: China and Resource Nationalism on the Roof of the World” (Mimando al Tíbet: China y el nacionalismo de los recursos en el techo del mundo), comparó dos catástrofes, las inundaciones de Uttarakhand de febrero de 2021, en India, y los dramáticos sucesos de octubre de 2018, que inundaron con dos semanas de diferencia en el Tíbet el río Yangtze y el río Yarlung Tsangpo/Brahmaputra.

Las inundaciones de Uttrakhand se produjeron después que el 7 de febrero se rompiera una parte del glaciar Nanda Devi y causara una avalancha y un diluvio, lo que provocó repentinas inundaciones aguas abajo en tres afluentes del río Ganges. Se dañaron dos proyectos hidroeléctricos, atrapó a muchos trabajadores y causó la muerte de 32 personas y la desaparición de otras 190, según el medio de noticias local Hindu.

Las catástrofes tibetanas, por su parte, fueron causadas por los desprendimientos de tierra que bloquearon los ríos, creando enormes lagos que provocaron inundaciones, informó el medio estatal chino Xinhua.

“Los tres eventos tienen mucho en común: valles escarpados esculpidos por ríos lo suficientemente potentes como para penetrar en profundidad, al ritmo del continuo ascenso del Himalaya; glaciares encaramados a gran altura en los flancos superiores de las montañas de ascenso, con una brecha vertical entre el glaciar y el lecho del río de dos, tres o más kilómetros”, dijo Lafitte en un artículo de su blog el 11 de febrero.

El autor señaló que mientras la información sobre las inundaciones en el lado indio del Himalaya se discutieron y debatieron, en el lado chino fueron un secreto de Estado.

Cuando millones de toneladas de hielo, agua, roca y tierra mezclados se precipitan a gran distancia en el lecho de un río, la catástrofe es incomparable, dijo Lafitte, añadiendo que el mundo está diseñando los ríos del Himalaya por su cuenta y riesgo.

“Una vez que las esperanzas de rescate humano se desvanecen, lo que queda es el debate sobre las causas y las consecuencias. En la India democrática, el debate se trasladó rápidamente a los argumentos sobre la insensatez de las presas hidroeléctricas. En el lado tibetano, silenciado, no se permite tal debate”, dijo Lafitte.

China controla el mapa del agua de Asia desde que anexó en 1951 la meseta tibetana desde donde dirige la política hidroeléctrica de Asia, dijo Brahma Chellaney en un ensayo publicado en la revista india Open. Chellaney, un destacado geoestratega, es autor de dos libros premiados sobre el agua: “Water, Peace and War” (Agua, Paz y Guerra) y “Water: Asia’s New Battleground” (Agua: El nuevo campo de batalla de Asia) .

“Casi todos los principales ríos de Asia nacen en la meseta tibetana, y China está levantando una amplia infraestructura hidráulica para convertirse en el controlador del agua río arriba. En los últimos días, su parlamento ratificó un controvertido plan para construir una mega-represa en el Brahmaputra, conocido como Yarlung Tsangpo por los tibetanos, justo antes de que el río más alto del mundo cruce hacia la India”, dijo Chellaney.

El plan probablemente causará estragos en la región india aguas abajo, agregó Chellaney.

Personal de la Policía Fronteriza Indo-Tibetana (ITBP) frente a la entrada del túnel de Tapovan durante las labores de rescate en el distrito de Chamoli, en el estado indio de Uttarakhand, el 11 de febrero de 2021, donde se teme que todavía haya decenas de personas atrapadas tras una inundación repentina que se cree que fue causada por el desprendimiento de un glaciar el 7 de febrero. (Sajiad Hussain/AFP vía Getty Images)

“Locuras de hace un siglo”

Henry McMahon, oficial del ejército indio británico y diplomático en la época en que India era una colonia británica, trazó una línea a través de los picos de los glaciares del Himalaya, delimitando la India británica del Tíbet.

La línea McMahon fue aceptada por India como su frontera legal, sin embargo China no la reconoce y en su lugar considera la Línea de Control Real (LAC), que, en algunos lugares difiere de la línea McMahon, como la frontera de facto. Según Lafitte, estos límites causaron mucha confusión porque dividieron la contigüidad del Himalaya, cuya existencia no sigue ninguna lógica política.

“El reciente y repentino colapso catastrófico de un glaciar situado en lo alto de los profundos valles fluviales del Uttarakhand indio es también una víctima de la lógica aplicada en la absurda línea mágica entre pico a pico de McMahon”, dijo Lafitte, añadiendo que la demarcación colonial y la realidad de que India y China se rigen por ideologías políticas contradictorias dificultan la elaboración de una imagen completa de la realidad del Himalaya.

“Los informes iniciales sobre la oleada destructiva de esta epidemia de inundaciones (como la llaman los científicos) eran confusos en cuanto a lo que podría haberla causado, desconociéndose por completo los recientes acontecimientos similares al otro lado de la línea de McMahon, por lo que carecían de muchas bases de comparación”.

Por un lado, las dramáticas imágenes de la inundación de Uttrakhand fueron captadas por un dron y quedaron a disposición del público. Por otro lado, las imágenes del Yangtze y de la catástrofe del Yarlung Tsangpo/Brahmaputra captadas con drones solo se mantuvieron a disposición de los funcionarios del partido-estado y quedaron como un secreto de Estado, dijo Lafitte.

Normalmente se tardan años en comprender estas catástrofes del Himalaya cuando no se dispone de un análisis científico adecuado, añadió.

“La brecha que McMahon dibujó dividiendo la cara sur del Himalaya de la cara norte, es un regalo que sigue creciendo. Ante la falta de interés o de conciencia sobre el embalse del Yarlung Tsangpo, los periodistas de India, necesitados de concluir esta historia, se centraron en las locuras de la construcción de las presas hidroeléctricas, pese a que las presas que India construye en sus ríos del Himalaya, hasta ahora no son tan grandes ni comparables a las que China construye en el Yarlung Tsangpo y en otros ríos que fluyen desde el Tíbet, incluyendo el Za Chu/Lancang/Mekong, y el Dri Chu/Jinsha/Yangtze”, dijo Lafitte.

Trabajadores de la Organización de Carreteras Fronterizas (BRO) reconstruyen el puente Raini destruido en el distrito de Chamoli el 13 de febrero de 2021, después de que el puente Raini fuera arrastrado por una inundación repentina que se cree que fue causada por la ruptura de un glaciar el 7 de febrero. (Virender Singh Negi/AFP vía Getty Images)

Aumentando la confusión

Lafitte dijo que hay otras historias sobre estas catástrofes que no son ciertas y que causaron confusión, como las narraciones de que las inundaciones de Uttrakhand fueron causadas por un dispositivo de vigilancia nuclear de la CIA emplazado en 1965, en un pico cercano.

“Los ecologistas indios se apresuraron, tal como se permite en una democracia, a culpar a las hidroeléctricas e incluso sugirieron que Uttarakhand es una lección que China debería tener en cuenta, para no seguir adelante con los planes de construcción de una presa de 60MW en el desfiladero de Yarlung Tsangpo”, dijo Lafitte, añadiendo que si el periodista se hubiera enterado de la catástrofe de 2018 en Tíbet habría comprendido lo similares que son ambos accidentes y que nunca se deberían construir presas de este tipo.

“Ninguna presa, por muy bien diseñada que esté, puede soportar decenas de millones de toneladas de hielo y roca que caen desde cuatro o cinco kilómetros de altura, a una velocidad superior a la de un tren bala”, dijo.

Además resaltó que, en contra de la metáfora de que el Himalaya es “frágil”, el Himalaya es en realidad “poderoso e indiferente a la voluntad humana”.

“Los tibetanos siempre lo han sabido y respetado, por lo que hacían frecuentes ofrendas a los dioses locales del lugar, quemando cada mañana hojas de enebro humeantes para complacer a estos dioses”, dijo Lafitte.

“Hoy en día, ponemos nuestra fe en los números y en las ciencias que los generan; mientras que los dioses del lugar, las deidades que habitan en las montañas son descartadas como superstición. Difundimos teorías conspirativas sobre los dispositivos de vigilancia de la CIA en la cima de las montañas, mientras nos cobijamos bajo la gran frase de Henry McMahon, poco dispuestos a prescindir de las ficciones”.

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