China: Aumentan temores por segundo brote en medio de incoherencias en las cifras

Por Eva Fu
20 de mayo de 2020 11:15 PM Actualizado: 21 de mayo de 2020 7:07 AM

Millones de ciudadanos chinos podrían verse obligados a regresar a la cuarentena, a medida que las discrepancias en los informes de cifras y los crecientes casos de COVID-19 al noreste de China muestran que está surgiendo una segunda ola de brote del virus del PCCh.

El régimen chino ya ha declarado el estado de «tiempo de guerra» en al menos dos ciudades, incluida la ciudad capital de Beijing, donde recientemente las autoridades informaron sobre docenas de pacientes con fiebre, quienes insistieron en que se les diagnosticó una infección bacteriana y no el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como el nuevo coronavirus.

Las autoridades del noreste de China pusieron en cuarentena a un alrededor de 8000 personas luego de que fueran expuestas a los pacientes confirmados. Seis funcionarios locales fueron despedidos por no contener el brote.

Mientras tanto en Wuhan, donde estalló el virus por primera vez, las autoridades ordenaron realizar pruebas de diagnóstico a los 11 millones de residentes, luego de que fueran reportados varios casos. La ciudad había levantado las medidas de bloqueo semanas antes, luego de pregonar que el virus había sido contenido.

A medida que el régimen chino continúa rechazando las críticas internacionales sobre su manejo de la crisis, y al mismo tiempo que alaba a su sistema socialista como un modelo para frenar el brote, las caóticas escenas de los sitios de prueba y el constante encubrimiento han puesto en duda las cifras del virus en China.

“Ellos no informan nada, ¿no lo saben? Informar [las cifras reales] creará un pánico público”, dijo a The Epoch Times la Sra. Yang, propietaria de una pequeña empresa en la ciudad nororiental de Jilin. «Ahora todos sabemos cuán serio es esto, porque está sucediendo justo al lado nuestro».

Discrepancias

Desde la primera propagación del virus, las contradictorias cifras reportadas por las autoridades chinas han confundido a los investigadores internacionales y a ciudadanos chinos. Mientras tanto, los datos internos del gobierno obtenidos por The Epoch Times han revelado que las autoridades locales no reportan las infecciones de manera rutinaria.

Un oficial de policía en bicicleta junto a la entrada del complejo de liderazgo de Zhongnanhai (no en la foto) en Beijing el 18 de mayo de 2020. (NICOLAS ASFOURI/AFP a través de Getty Images)

La confusión volvió a surgir el 18 de mayo cuando los funcionarios de la salud en la provincia de Jilin, al noreste de China, informaron de cinco nuevos casos, mientras que la Comisión Nacional de Salud del país solo informó dos casos en la región.

Las autoridades de Jilin redujeron posteriormente sus cifras en una actualización, diciendo que los otros tres casos habían surgido después de la medianoche del 18 de mayo y, por lo tanto, contaban para las cifras del día siguiente.

El mismo día, Shanghai no registró nuevos casos, lo cual contradijo el informe de la Comisión Nacional de Salud de una nueva infección del municipio. El gobierno no ha ofrecido una explicación sobre las cifras en conflicto.

En Wuhan, el gobierno despidió rápidamente a un funcionario local del Partido luego que emergiera un grupo de seis personas infectadas, rompiendo un período de más de un mes en el que las autoridades informaron constantemente cero nuevas infecciones.

La falta de transparencia de las autoridades sobre el brote ha dificultado la comprensión de la verdadera escala de la epidemia en China.

«Parece que el virus sigue sus órdenes», dijo Ge Bidong, un comentarista político con sede en California, a NTD, medio afiliado de The Epoch Times. «Hay una brecha tan grande entre sus datos y los números de infectados (…) en todo el mundo en los últimos tres meses (…) entonces, ¿cómo puedes creerles?»

Zhong Nanshan, un experto chino en cuidados respiratorios que saltó a la fama durante este brote, advirtió sobre los sombríos desafíos que se avecinan.

«En este momento, la mayoría de (…) los chinos todavía son susceptibles a infectarse de COVID-19 debido [a] la falta de inmunidad», dijo Zhong en una entrevista con CNN el 16 de mayo. «Estamos enfrentando [un] gran desafío; no creo que sea mejor que los países extranjeros en este momento».

Policía cierra la estación de ferrocarril de la ciudad de Jilin en Jilin, China, el 13 de mayo de 2020. (STR/AFP a través de Getty Images)

Norte de China

La región noreste informó por primera vez una cadena de infecciones que comenzó con un personal de limpieza de 45 años en Shulan, un pequeño municipio bajo la administración de la ciudad de Jilin, provincia de Jilin. Debido a sus movimientos por la ciudad y su interacción con contactos cercanos, la encargada de limpieza, que trabaja en la oficina de policía local, rápidamente transmitió el virus a las personas que viven en otras ciudades.

Desde entonces, Shulan ha declarado un «estado de guerra» y ha cerrado los vecindarios locales, permitiendo que solo una persona de cada hogar salga una vez cada dos días para las compras esenciales. Cada viaje está limitado a dos horas. Más de 1100 edificios residenciales, 1200 aldeas y nueve comunidades vecinales están ahora bajo cierre total debido a posibles infecciones.

Un residente de un complejo ahora cerrado en el distrito de Changyi, ciudad de Jilin, dijo que cerca de 100 policías vinieron a estampar sellos en la puerta de cada departamento para impedir que la gente abandone su hogar.

Las medidas de cierre están pesando sobre los residentes mientras luchan por la supervivencia. «No se puede ir a ninguna parte», dijo en una entrevista un trabajador social que pidió permanecer en el anonimato. “No hay nadie en la calle. Ni un alma alrededor de mi edificio residencial».

El Sr. Li, propietario de un supermercado en el distrito Fengman de la ciudad de Jilin, una de las dos áreas designadas como «de alto riesgo» por las autoridades, junto con la ciudad de Shulan, ha colocado barreras alrededor de la entrada para minimizar el contacto con los clientes. «Solo dime lo que quieres, lo traeré [afuera]», dijo. Otro personal del supermercado en Shulan dijo que escribe los pedidos de las personas y los deja afuera para que la gente los recoja.

«Ellos [el gobierno] te dicen que hay uno o dos [casos] (…) que no es grave, pero la forma en que lo manejan es bastante intensa», dijo el Sr. Lü, quien trabaja en el Primer Hospital de la Universidad Médica de China Shenyang en las cercana provincia de Liaoning, a The Epoch Times.

Los temores también han alimentado el estigma en torno a las personas de Shulan. «Ningún taxi te llevará una vez que sepa que eres de Shulan», dijo la Sra. Zhang, de Shulan, en una entrevista. «No quieren estar en contacto con la gente de Shulan».

Qiu Haibo, un experto de la Comisión Nacional de Salud, dijo que los pacientes en los grupos del noreste de China parecen portar el virus por un período de tiempo más largo que los casos anteriores de Wuhan, mientras que su recuperación también tomaba más tiempo, según una entrevista con la emisora ​​estatal CCTV el 19 de mayo.

Residentes esperan en la fila para proporcionar muestras de hisopos para analizar el coronavirus COVID-19, en una calle de Wuhan en la provincia central de Hubei de China el 15 de mayo de 2020. (STR/AFP a través de Getty Images)

Cuestionan pruebas masivas

Los residentes que se sometieron a pruebas masivas en Wuhan también se quejaron de los procedimientos descuidados que podrían volver ineficaces a las pruebas y ocasionar riesgos de seguridad.

En el complejo residencial Shengshi Dongfang, la gente dijo que los hisopos de la garganta fueron arrojados casualmente en la misma caja o botella sin etiquetar, a veces decenas de hisopos a la vez, según un video reciente filmado por los residentes. Los oficiales médicos también parecían mal equipados; aunque alrededor de 6000 residentes viven en el complejo, los oficiales trajeron solo unos 600 kits de prueba, según los lugareños.

«¿Qué creen que están haciendo aquí?», gritó una mujer en el video. «Ni siquiera se puede saber cuál pertenece a quién, entonces, ¿de qué sirve hacer esto?»

Un trabajador médico toma una muestra de hisopado a un miembro del personal de la fábrica de monitores de computadora AOC para analizar el coronavirus COVID-19 en Wuhan en la provincia central de Hubei en China el 15 de mayo de 2020. (STR/AFP a través de Getty Images)

Más personas acusaron también a las autoridades de sacar provecho del proceso. Las pruebas cuestan alrededor de 260 yuanes (alrededor de USD 37) por cada persona, según el Sr. Li, que vive en otro complejo residencial de Wuhan. Su complejo ha estado organizando pruebas para los residentes, edificio por edificio.

El residente local, Sr. Wang, dijo que toda su familia se ha negado a tomar el examen. «Nos están tratando como conejillos de indias», dijo en una entrevista. Cada vez que los oficiales locales lo presionaron para completar la prueba, él les preguntó sobre la precisión de la prueba. «Si no es exacto, no lo voy a hacer», dijo.


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