Cómo afrontar la postergación de las tareas

Por Barbara Danza
13 de agosto de 2021 9:13 PM Actualizado: 13 de agosto de 2021 9:13 PM

¿Suele posponer? Todos lo hacemos en cierta medida. A veces, posponer las cosas incluso puede ser útil, ya que indica la necesidad de reevaluar algo o dejar más tiempo para otra cosa.

Sin embargo,, posponer las cosas con demasiada frecuencia desempeña un papel perjudicial en nuestras vidas, ya que conduce a un pequeño beneficio en el presente con un costo mucho mayor en el futuro. Postergar las cosas suele ser el resultado de un estrés autoinfligido, decepcionarse con uno mismo y perder una oportunidad.

Si desea reducir o eliminar la cantidad de actividades pospuestas, tenga en cuenta lo siguiente.

Evitar

Examine los últimos casos de postergación en los que ha caído. ¿Qué estaba evitando al posponer lo que debería haber hecho?

Tal vez se sintió agobiado por demasiadas opciones y optó por desplazarse por las redes sociales; o tal vez se sintió incómodo ante la perspectiva de manejar una responsabilidad, por lo que reorganizó su cajón de calcetines a cambio; o tal vez vio una deficiencia en usted mismo relacionada con la tarea que necesitaba hacer, así que tomó una siesta.

Puede haber mucha carga emocional involucrada en cosas que pueden parecer sencillas a primera vista, como pagar las facturas o leer los correos electrónicos. Sin embargo, evitar las cosas lleva a una mayor incomodidad en el camino, mientras que abordar el trabajo en cuestión suele conducir a una gran sensación de alivio y felicidad por haber avanzado en las cosas que importan.

La brecha

Cuando existe una desconexión entre lo que uno cree que debería estar haciendo y lo que está haciendo, se experimenta una disonancia cognitiva y se puede llegar a desconfiar de uno mismo y sentirse decepcionado, lo que debilita la confianza y fomenta más la postergación.

Esta es la diferencia entre lo que sabemos que podríamos ser y lo que somos actualmente, lo que nos anima a arremangarnos y ponernos a trabajar o a esconder la cabeza en la arena, lo que solo sirve para ampliar esa diferencia.

Entonces, ¿qué podemos hacer?

Corto y dulce

Primero, reconocer que empezar a retomar el camino es la parte más difícil. Por lo tanto, hay que facilitar el comienzo. Se puede simplificar el comienzo definiéndolo de la manera más pequeña posible.

En lugar de establecer el objetivo de dejar la bandeja de entrada del correo electrónico en cero, por ejemplo, establezca el objetivo de procesar cinco correos electrónicos o incluso uno si le parece factible. Incluso uno es mucho mejor que ninguno y puede considerarse un progreso. La magia de empezar con algo pequeño es que experimentará un cierto impulso y probablemente continuará más allá de su objetivo de uno o cinco para hacer un progreso aún mayor.

Otras tareas pueden ser más propicias para un límite de tiempo pequeño. Por ejemplo, si tiene que empezar a limpiar su casa o necesita planificar un proyecto, intente trabajar en él durante solo cinco minutos. Ponga un temporizador y hágalo solo durante ese breve periodo de tiempo.

La clave es simplemente superar el obstáculo de empezar. Una vez que haya empezado, le resultará más claro cómo continuar y será más fácil seguir adelante. Es como dijo Isaac Newton: «Un objeto en movimiento tiende a permanecer en movimiento».

Completar el panorama

Cuando empiece a hacer progresos en las cosas que ha estado evitando, trate de aclarar en su mente cómo debería verse al terminarlo. Imagine esa bandeja de entrada vacía, esa casa limpia, esa tarea entregada o esa nueva creación. Imagine lo bien que se sentirá al lograr su objetivo y permita que esa visión le impulse hacia la línea de meta.

Crear hábitos para avanzar

Cuando pueda atravesar la línea de salida y comience a ver el progreso en sus responsabilidades que previamente evitaba, quedará claro el enorme alivio que supone dejar de posponer las cosas. La presión que resulta de ir por la vida con asuntos sin terminar colgando por encima es sustancial. Cuando la alivie significativamente, podrá relajarse más y sentirse más ligero.

A partir de ahora, intente establecer hábitos que apoyen su deseo de dejar de posponer. Evalúe lo que tiende a posponer y establezca sistemas que le ayuden a progresar en eso. La clave es enfocarse en el progreso más que en la finalización. Recuerde que empezar es lo más difícil.

Si pospone la limpieza de su casa, intente hacer un ejercicio de limpieza de cinco minutos cada mañana; si deja que las facturas se acumulen, intente pagar una cada tarde; si nunca se ocupa de los proyectos que son importantes para usted, marque un bloque de 10 minutos en su calendario en el que sea lo único que mire o piense cada día. Una lectura fantástica sobre esta idea y otras relacionadas con los hábitos es el libro de James Clear «Atomic Habits: An Easy & Proven Way to Build Good Habits & Break Bad Ones» de James Clear.

Eliminar la postergación le permitirá tener confianza en sí mismo, sabiendo que cumplirá con los compromisos que adquiera consigo mismo y que podrá avanzar en las cosas más importantes. ¿Listo para empezar?


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