Cómo decayó la «legitimidad de desempeño» del Partido Comunista Chino

Beijing es el mayor perdedor de la presidencia de Trump y espera evitar un segundo mandato mientras lucha por mantener legitimidad

Por James Gorrie
18 de enero de 2020 2:39 PM Actualizado: 24 de enero de 2020 4:29 PM

Comentario

La confluencia de grandes acontecimientos y malas decisiones en los últimos años han puesto a la dirección del Partido Comunista Chino (PCCh) en el punto de mira de la culpa y la desconfianza del pueblo chino. En la mente de muchos, incluyendo, quizás, a los propios miembros del Partido, el PCCh está en peligro de perder su derecho a la legitimidad.

En particular, el liderazgo de China está sintiendo la ansiedad por la legitimidad de desempeño, o la falta de ella. Y todo es culpa de Donald Trump.

Bueno, en realidad no. Beijing ha cometido algunos errores terribles en los últimos años y el malestar económico llegó a instalarse para el año 2015, mucho antes de que Trump asumiera el cargo.

El retroceso de Trump

Aún así, las políticas de Trump han empeorado mucho las cosas para el PCCh. Una amplia y agresiva guerra comercial ha sido un efectivo retroceso contra el «inevitable» ascenso económico y militar de China. El liderazgo del Partido está justamente preocupado por su futuro en el trato con este presidente.

Consideremos, por ejemplo, los fracasos en el desempeño de China en 2018, el año en que comenzó la guerra comercial. Según la Academia China de Tecnología de la Información y las Comunicaciones, en 2018, las ventas de teléfonos inteligentes bajaron un 15.5 por ciento, y la Asociación China de Fabricantes de Automóviles informó que las ventas de automóviles bajaron un 4.1 por ciento. Peor aún, el superávit comercial de China había disminuido en un 16.8 por ciento.

A estos aspectos negativos se suman las numerosas urbanizaciones desocupadas, el alto desempleo entre los graduados universitarios y el éxodo de empresas y empresarios occidentales. Y luego, por supuesto, están los cientos de miles de millones en préstamos incobrables en el sistema financiero chino (muchos financiando proyectos de desarrollo no utilizados).

Y luego está el creciente descontento e impaciencia entre los trabajadores. En 2018, hubo por lo menos 1700 incidentes laborales, en comparación con los 1200 de 2017. Como resultado, la dirección del Partido está buscando respuestas—o excusas— para estos fracasos.

Por eso la «fase uno» del acuerdo es una «victoria» bienvenida para Beijing.

Fase Uno: ¿Un arreglo temporal?

Pero incluso el acuerdo de fase uno es más un apósito que una solución. Reduce a la mitad los aranceles del 15 por ciento de los 120,000 millones de dólares en bienes chinos, detuvo los aranceles que estaban previstos para diciembre pasado y sacó a China de la lista de manipuladores de divisas. Esto da al PCCh un alivio muy necesario al que puede apuntar, al menos temporalmente. Pero el arancel del 25 por ciento sobre los 250,000 millones de dólares en productos chinos sigue en vigor.

Para Estados Unidos, es un buen trato también. China ha acordado comprar bienes estadounidenses por valor de 200,000 millones de dólares —incluyendo 40,000 millones de dólares más en productos agrícolas— en los próximos dos años. Eso elevaría las exportaciones estadounidenses a China a más de 260,000 millones de dólares en 2020 y a unos 310,000 millones de dólares en 2021. Esto es significativo, dado que antes de la guerra comercial de 2017, China compró productos por valor de 185,000 millones de dólares a Estados Unidos.

¿O una trampa?

Pero hay algunas arrugas en el trato que vale la pena mencionar. Por ejemplo, Xi Jinping envió a su viceprimer ministro a firmar el acuerdo. ¿Por qué? A Xi le encanta la atención de firmar grandes acuerdos en Asia y África. ¿Por qué evitar el mayor acuerdo de todos?

Hay varias razones, pero principalmente, Xi, así como el pueblo de China, sabe que se trata de una victoria para Estados Unidos y una capitulación para China. Su economía se está derrumbando a medida que las cadenas de suministro se marchan y los chinos pierden sus empleos. China necesita un alivio de los aranceles de Trump y pierde la cara por conseguirlo.

También existe la probabilidad de que Xi sepa que no puede cumplir su parte del trato. ¿Por qué firmar un gran acuerdo con Trump solo para ser humillado cuando no lo cumpla?

Es mejor enviar a tu hombre número dos para que lo firme. De esa manera, cuando el trato se desbarate y Estados Unidos se ponga de acuerdo en el castigo de más aranceles por incumplimiento, Xi evite la culpa del pueblo y del Partido. Esa es su esperanza, de todos modos.

¿Se mantendrá el acuerdo de fase uno? Y si es así, ¿conducirá a la fase dos, tres y otras fases de acuerdos?

Muchos observadores piensan que la fase uno probablemente no permanecerá en vigor por mucho tiempo. La aplicación del acuerdo en sí sigue siendo una cuestión no resuelta, especialmente en lo que se refiere a las protecciones de la propiedad intelectual y los subsidios injustos a las empresas estatales de China. Ambos son temas muy difíciles para China y es probable que en el futuro se rompan los acuerdos.

Caída del PBI: Otro gran problema

Para el PCCh es urgente la necesidad de revertir la trayectoria económica del país. Según el Deutsche Bank, se prevé que el PBI para 2020 caiga por debajo del nivel del 6 por ciento, hasta aproximadamente el 5.8 por ciento. Esto es lo peor en treinta años y un campo de minas político para el PCCh. El Partido construyó su legitimidad política sobre los aumentos del PBI, luego de la ocurrencia de la masacre de la Plaza de Tiananmen en 1989.

No es de extrañar que el viceprimer ministro chino Liu He haya respondido a esa baja cifra. Primero, despidieron al estadísta que reportó la caída del crecimiento. Luego Liu pronunció que el crecimiento del PBI de China en 2020 superará ese nivel clave del 6 por ciento. También prometió que «China continuará mejorando el entorno legal» y «da la bienvenida a los inversores de todo el mundo».

El hecho de que China permita ahora a las empresas de servicios financieros extranjeras la plena propiedad de sus oficinas muestra lo desesperado que está Beijing por evitar que su sistema financiero se derrumbe. También es una admisión de la falta de refinamiento financiero del PCCh y de la necesidad de contar con orientación extranjera.

Hong Kong corre el telón

Pero no es solo la legitimidad del rendimiento económico lo que asola al PCCh. La crisis de Hong Kong, ahora en su noveno mes, demuestra la falta de confianza del Partido en sí mismo y en su legitimidad.

Es más, la vinculación de Trump con Hong Kong para un acuerdo comercial fue un gran golpe para la credibilidad del PCCh. Destruyó cualquier prestigio o mística que el Partido pudiera haber tenido con respecto a su inmunidad a las críticas y presiones occidentales.

Hong Kong también corrió la cortina de la legitimidad que rodeaba a la dirección del Partido. Reveló un liderazgo que no tiene ni idea de cómo preservar el genio y el valor que Hong Kong ha proporcionado a la economía del continente. También ha dado lugar a que más chinos continentales aprendan la verdad sobre Hong Kong, y puede que de forma más crítica, la verdad sobre su propio régimen.

Elecciones de Taiwán: Un rechazo a PCCh

Junto a los problemas de las protestas contra el PCCh en Hong Kong, está la aplastante reelección de la presidente antiunificación Tsai Ing-wen. Además del firme rechazo a Beijing, hay otros dos hechos notables sobre las elecciones del 11 de enero.

El primero fue la inusualmente alta participación de votantes, que fue del setenta y cinco por ciento en esta elección. En las elecciones de 2016, la participación de los votantes fue alrededor de un nueve por ciento más baja. Contrariamente a las fanfarronadas de Beijing, el pueblo taiwanés mostró definitivamente su rechazo a la idea de la unificación con el continente.

En segundo lugar, la alta participación fue el resultado de un alto número de votantes jóvenes. Eso también es un problema para Beijing. Puede ser que Hong Kong haya quitado las vendas de los ojos de los jóvenes idealistas de Taiwán.

Un llamado a la cooperación multipartidaria y a la unidad: ¿Realmente?

Es muy solitario en la cima —especialmente cuando el desempeño no está a la altura de la publicidad. Ahí es donde se encuentra el liderazgo del PCCh en este momento. Las ambiciones de Beijing están resultando difíciles de alcanzar y sus promesas imposibles de cumplir.

A la luz de la economía china que se está hundiendo, ¿es de extrañar que el Partido esté pidiendo ahora cooperación y unidad multipartidaria, así como el fin de la pobreza extrema? Eso no es muy omnisciente de un Partido que es todo sabio y conocedor, ¿verdad? Especialmente desde que condenó los sistemas multipartidistas en 2014.

A la luz de una economía china en crisis, ¿es de extrañar que el Partido esté abogando ahora por cooperación y unidad multipartidaria, así como por el fin de la pobreza extrema? Eso no es muy omnisciente de un Partido que es todo sabio y conocedor, ¿verdad? Especialmente desde que condenó los sistemas multipartidistas en 2014.

Se parece mucho más a una estratagema para extender la culpa del fracaso generalizado y cada vez más profundo del liderazgo, con el fin de evitar una crisis de legitimidad de desempeño —o algo peor.

James Gorrie es un escritor y conferencista que vive en el sur de California. Es el autor de «La crisis de China».

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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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