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Cómo el arte nos puede enseñar a vivir

27 de Octubre de 2019

MIDDLETOWN, NUEVA YORK – Pese a ser posiblemente uno de los pocos cientos de artistas en el mundo que producen un arte antiguo en su forma pura –y a un nivel de talla mundial– Jay Huang, galardonado primer bailarín de Shen Yun Performing Arts, es sorprendentemente humilde.

La danza clásica china en la que se especializa es una forma de arte construida sobre cimientos de 5000 años de antigüedad, entrelazada con la cultura semidivina de la antigua China. Este arte estupendamente atlético e increíblemente expresivo ha tenido una suerte de renacimiento en años recientes. Escuelas como la Academia de Artes Fei Tian y la Universidad Fei Tian, donde Huang se entrenó, están restaurando un repertorio completo de estilos y movimientos mediante una metodología estructurada.

En 2016, Huang ganó el primer lugar en la categoría de adultos varones de la Competencia Internacional de Danza Clásica China de New Tang Dynasty Television, luego de recibir una mención honorífica en la misma competencia en 2014.

Huang admite que comenzó a bailar solo porque su hermano es bailarín –él no estaba preparado para todo el trabajo que le tomaría, al menos no inicialmente.

Al comienzo, en medio de estiramientos particularmente difíciles –el primer paso para lograr la flexibilidad imposible con la que estos bailarines parecen haber nacido– pensó en darse por vencido.

Huang había estado trabajando todos los días en mejorar su flexibilidad, pero a pesar de lo mucho que se estaba esforzando, no sentía estar mejorando tanto como quería. Quería renunciar.

Pero luego, en una presentación con sus compañeros, se inspiró y tomó la decisión de dedicarse a alcanzar sus objetivos. De alguna forma, en el camino, comparó el proceso de dominar la danza con el camino de la vida.

“Francamente, es como aprender a ser un humano”, declaró. Uno no puede simplemente renunciar debido a un momento difícil o desagradable. En la vida es necesario hacerse preguntas más importantes, y tal vez sopesar los valores de uno.

Las volteretas perfectas y los saltos tan altos como el cielo pueden parecer algo fácil cuando Huang los realiza sobre el escenario, pero solo son posibles a través de una profunda dedicación y perseverancia.

“[Bailar] cambió (…) cómo veo el mundo y mis circunstancias”, declaró. “Solo porque tome una decisión a la ligera no necesariamente significa que renunciaré sin darle mucha importancia. Aprendes a lidiar con las dificultades”.

El primer bailarín de Shen Yun Performing Arts, Jay Huang. (Cortesía de Shen Yun Performing Arts)

Aprender de la historia

Todo lo que Huang hace, como artista y como intérprete de esta gran cultura, gira en torno a una comprensión profunda del contexto histórico, expresó.

Además de tomar clases de historia y cultura, Huang dedica su tiempo libre a leer libros y leyendas antiguas, como “Romance de los Tres Reinos”, y familiarizándose con los mitos y el folclore de China.

“Sin ese contexto, ¿qué diferencia hay entre estos héroes que representamos y los de cualquier otra cultura?”, afirmó. “Tienes que comprender su trasfondo, cómo vivían, cómo eran sus personalidades –cada movimiento y gesto tiene carácter, y deben reflejar su tiempo y lugar”.

En el estilo, o ritmo, de movimiento que enseña Shen Yun, un paso que parece simple está lejos de serlo. Hay una razón por la que el cuerpo se mueve en una dirección antes que los brazos, o que las caderas guíen el movimiento de las piernas, describió. Miles de años de entendimiento respaldan estas diferentes instrucciones técnicas, de manera que es difícil de explicar en palabras pero queda inmediatamente claro cuando es visto en acción.

“La danza clásica china se trata realmente sobre el contenido”, manifestó Huang. Una de sus cosas favoritas sobre esta forma de arte es su profundidad. “Externaliza el mundo interior de una persona. (…) Este aspecto realmente nos permite dar vida a estos personajes del pasado”.

Huang dice que las inmemoriales historias que son contadas mediante la danza le ayudaron a moldear su propio carácter. A menudo, relató, hay un personaje que debe elegir entre el bien y el mal. A veces estas historias tocan la fibra sensible de su ser, y hacen que Huang reflexione sobre sus propias decisiones, como por ejemplo, si hay una elección correcta o incorrecta en lo que está haciendo.

Un ejemplo cotidiano, cuenta Huang, es cuando está ensayando solo y puede tener el pensamiento de tomar la salida fácil. “Luego tengo que pensar, ‘¿Es este [esfuerzo extra] realmente algo que es bueno para mí? ¿Qué decisión refleja mis valores y tendrá un buen resultado?’”, dijo.

Cultivar el carácter es importante, señaló, porque el propio carácter del bailarín se manifiesta cuando actúa, incluso cuando interpreta a otra persona.

“¿Eres el tipo de persona a la que le importan los detalles? ¿Eres alguien que dice las cosas directa o indirectamente, o tal vez un poco sarcástico?” dijo. “Tu personalidad se manifestará cuando bailes”.

Jay Huang. (Dai Bing/La Gran Época)

La sabiduría a través de la tradición

Shen Yun, una compañía de artes escénicas con sede en Nueva York, se formó en 2006 con la misión de revivir la cultura tradicional china a través de la música y la danza. Esto es algo que, también, es más fácil de mostrar que explicar, relató Huang.

Hay un momento en el escenario, al final de cada presentación, cuando se levanta el telón y Huang puede sentir si el público está conmovido o inspirado. Siempre es gratificante.

“No solo estamos reviviendo la cultura china específicamente, sino, en realidad, la tradición en general”, indicó Huang. “La tradición es algo perdido para la gente de hoy. Pero espero que a través de nuestras presentaciones la gente pueda ponerse nuevamente en contacto con esa parte de sí mismos (…) experimentar la belleza de la cultura y descubrir, más allá de la belleza, un vínculo con la tradición”.

Allí yace una riqueza de virtudes, valores, y formas claras de tratar a otros –cosas fundamentales de un ser humano, expresó Huang.

La sabiduría de la cultura tradicional, expresada a través de la danza, “llega al corazón de lo que significa ser un humano”, indicó, optimista en su esperanza de que la gente se inspirará para descubrir estas verdades fundamentales.

Jay Huang. (Dai Bing/La Gran Época)