El querido meteorólogo Al Roker, que transformó su vida con una cirugía bariátrica hace años y mostró a Estados Unidos cómo la pérdida de peso podía ser permanente, siempre fue sincero sobre su salud en televisión. En enero de 2021 estaba tan emocionado por vacunarse contra COVID-19 que pulsó el botón de entrar una y otra vez para conseguir su preciada cita para la inyección. Hizo lo mejor que pudo para hacer preguntas razonables sobre la eficacia y la seguridad al Dr. Daniel Baker, director médico del Hospital Lennox Hill de Nueva York. Al: «¿Es segura?» Dr. Baker «absolutamente»[i].
Baker continuó diciendo con nerviosismo que las mascarillas seguían siendo necesarias y que todos defbíamos recibir la vacuna para que realmente funcionara a nivel poblacional. En ese momento, se estaban publicando en la literatura médica artículos en los que se afirmaba que la infección vírica por el SARS-CoV-2 provocaba coágulos de sangre y que el agente causante era la proteína de espiga[ii]. Aunque es probable que en el formulario de consentimiento no se mencionaran los coágulos de sangre, Baker podría haberse cubierto las espaldas diciendo que la vacuna es nueva, que no se conocen todos sus efectos secundarios y que no tenemos garantías de que proteja contra COVID-19 durante más de dos meses.
Esas frases habrían evitado esta bochornosa y francamente negligente viñeta médica que ha resurgido mostrando a Roker vacunándose vertiginosamente en la televisión en directo. Si Roker siguió el programa, es probable que recibiera cuatro vacunas hasta agosto de 2022, cuando dio a conocer al público que tenía otro refuerzo[iii] En septiembre, contrajo un caso leve de COVID-19 —como era de esperar con Omicron— y le fue bien hasta que fue hospitalizado en noviembre con coágulos de sangre que le llegaron a los pulmones.
Esta afección, denominada embolia pulmonar, puede ser mortal si los coágulos son lo suficientemente grandes y se alojan en las arterias pulmonares para cortar el flujo sanguíneo suficiente. A partir del 11 de noviembre de 2022, los CDC han informado a través de VAERS que 13,487 estadounidenses han sido hospitalizados después de la vacunación con COVID-19 con problemas potencialmente mortales como la embolia pulmonar[iv].
Esto podría ser sub-reportado por treinta veces. Así pues, en unos pocos meses, Roker demostró a Estados Unidos que el refuerzo le proporcionó una protección nula contra el presunto Omicron, y cómo la secuencia de vacunas seguida de la infección respiratoria por SARS-CoV-2 estaba relacionada temporalmente con la embolia pulmonar.
La acumulación progresiva de la proteína de espiga, tanto de las inyecciones como de la infección, cargó su cuerpo con una proteína de larga duración que estimuló la formación de coágulos de sangre. Lo más probable es que si Roker hubiera dejado de hacerlo después de las dos primeras inyecciones desacertadas, nunca se habría visto amenazado por una embolia pulmonar. No me sorprendería que Roker anunciara que tiene una tendencia genética familiar a la coagulación de la sangre que es común con el tromboembolismo venoso inducido por la proteína de espiga.
¿Se hará público que Al ha aplazado más vacunas? Estaría bien que Roker volviera con el Dr. Baker y revisara su caso para ayudar a muchos de sus seguidores a evitar un destino similar. Se trata de hacer lo correcto. ¡Veamos qué ocurre!
Republicado del Substack del autor
[iv] Abrir los informes de eventos adversos de la vacuna VAERS COVID
Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Epoch Times.
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