Cómo silenciar la voz de su cabeza

Por NANCY COLIER
19 de Abril de 2021 8:18 PM Actualizado: 19 de Abril de 2021 8:18 PM

¿Tiene una vocecita dentro de su cabeza que está constantemente repitiendo el guion de su vida? ¿Interpreta sin cesar su vida, preparando verbalmente su experiencia para transmitirla a otro oyente no identificado?
Acabo de hacer un retiro de silencio de ocho días y, por lo visto, mi narrador interior no recibió el mensaje de que era hora de hacer silencio. Durante los primeros cinco días, la voz no dejó de hablar, ni siquiera para recuperar su aliento imaginario. Con una precisión obsesiva, me explicaba qué estaba haciendo, cómo me había transformado y qué lecciones espirituales había aprendido. Una y otra vez, mi narrador interior me repetía mi experiencia, la preparaba para compartirla y se aseguraba de tener todo mentalmente bien atado.

Es algo extraño: mientras tenemos una experiencia, la voz de nuestra cabeza la describe, explica y comenta simultáneamente. A menudo, incluso proporciona un resumen del acontecimiento y de lo que ocurrió antes, durante y después de su desarrollo.

A menudo, la narración forma parte de la propia experiencia, hasta el punto en que nos preguntamos si puede haber una experiencia sin un informe que la acompañe. Sin el reconocimiento interno, el pensamiento y el comentario simultáneos, ¿ocurrió realmente?

También es interesante observar que nuestro narrador tiene una identidad propia. Tiene un lenguaje, un estilo y un tono determinados, una cierta consistencia temática y textural. Al igual que un guionista de Hollywood, nuestra voz interior tiende a trabajar en un género concreto: tragedia, comedia, drama o cine negro, por ejemplo.

¿Se ha preguntado alguna vez por qué su mente le dice lo que está haciendo como si ya no lo supiera? ¿Y por qué su mente se empeña tanto en tener la historia de su vida resuelta, escrita y embalada?

Presencia de la mente

La mente tiende a creer que estamos hechos de mente y solo de mente; que sin su presencia percibida, nosotros, y todo lo demás, dejaríamos de ser; que una mente fuera de servicio, una experiencia sin el pensamiento, equivale a la inexistencia. La mente crea la historia de un “yo” como un objeto en nuestra conciencia. Al hacerlo, mantiene tanto la experiencia de un yo como el experimentador de un yo, que cree que son necesarios para asegurar la supervivencia.

Al narrar incesantemente la historia de nosotros mismos (a nosotros mismos), nuestra mente intenta convertir la vida, y a nosotros, en algo sólido, conocible y constante. Al crear un personaje principal llamado “yo” que vive algo llamado “mi vida”, la mente intenta transformar la naturaleza efímera y siempre cambiante del ser en algo que se pueda entender, gestionar y controlar. Toma la vida, de la que somos inseparables, y la divide en dos cosas diferentes: un “yo” y una “vida”. Entonces nos convertimos en algo aparentemente distinto y real. Pensamos literalmente que nuestro “yo” existe.

Y esto nos lleva a preguntarnos: ¿hay algún inconveniente en vivir con este narrador interior? ¿Y tenemos que vivir así? ¿Esto es parte de la condición humana? Las respuestas son un sí y un no rotundos. Sí, hay una desventaja, y no, no estamos condenados a vivir así para siempre.

El primer inconveniente del narrador interior es que puede ser intensamente agitador y distractor. Existe un ruido constante en el fondo y en el primer plano de su vida, como tener un mosquito (o una sierra) en el oído que no se puede silenciar o ignorar.

Pero a un nivel más profundo, el narrador se interpone en el camino de su experiencia real de la vida de primera mano, en toda su riqueza. Está relegado a vivir a través de la descripción del narrador, una representación mental de la realidad, como si recibiera una postal del Gran Cañón en lugar de estar ahí. La voz pasa a ofrecer comentarios sobre la narración, y ahora uno está a dos capas de distancia de la experiencia directa de vivir.

(Abhiram Prakash / Pexels)

También se puede notar que la voz en la cabeza presenta su versión de la vida como una verdad. Relata la historia de su vida como si fuera la auténtica realidad que existe en el mundo objetivo. Sin embargo, es liberador darse cuenta que el relato del narrador de lo que ocurre solo está en su mente. No es real en un sentido objetivo, sino otra historia sobre una historia, que empieza y termina dentro de su propia conciencia. La buena noticia es que no tiene que vivir así, con un intermediario entre usted y la vida.

Si alguna vez se has involucrado profundamente en una actividad, puede que haya experimentado lo que se conoce como el estado de flujo. En el flujo, estamos tan inmersos en lo que hacemos que dejamos de ser conscientes de nosotros mismos. Nos sumergimos en la experiencia. Desaparece toda noción de tiempo y de un “yo” separado. Y descubrimos que incluso cuando la mente no está ahí autorreferenciada, no desaparecemos, lo que sugiere que somos más que la mente. La conciencia permanece incluso cuando perdemos el sentido del yo. Y, curiosamente, esas experiencias son las que luego describimos como totalmente satisfactorias, dichosas e incluso divinas. Las experiencias en las que desaparecemos son las que más anhelamos.

Cómo silenciar la voz

El remedio para la vocecita en nuestra cabeza tiene tres aspectos. Primero, tenemos que estar cansados de la narración interior hasta el punto de decidir que no estamos dispuestos a seguir escuchándola ni a vivir de acuerdo con ella. Cuando esto ocurra, debemos empezar a fijarnos en nuestro narrador y ser conscientes de que su voz es un objeto que aparece en nuestra conciencia. Y, por último, debemos establecer una intención y un deseo claros y fuertes de experimentar la vida directamente a través de nuestros sentidos, y no solo recibir un informe de ella. Nos comprometemos a sumergirnos profunda y directamente en el océano de la vida.

Escuchar la vocecita de la cabeza es un hábito, un hábito con raíces profundas, instintos de supervivencia y mucho tiempo de práctica, pero es un hábito al fin y al cabo. Con deseo, voluntad e intención, cualquier hábito se puede cambiar. Cada vez que capte la voz en su cabeza, intente practicar un nuevo hábito: el hábito de experimentar directamente su vida. En primer lugar, haga una pausa y disfrute de un momento de conciencia; si escucha la voz, significa que hay otra parte de usted que está despertando: su verdadero yo.

A continuación, traslade intencionadamente su atención desde la cabeza (que es donde suele concentrarse nuestra energía) hacia su cuerpo. Pídale a su cuerpo que se relaje conscientemente. Respire profundamente y siéntase así. Desde ahí, haga un bucle sensorial: Observe lo que ve, oye, siente, huele o saborea. Experimente cada uno de ellos, uno a la vez. Y finalmente, sienta su propia presencia física, la sensación de vida en su cuerpo (no en su mente).

Con esta práctica, la vocecita de su cabeza se volverá más silenciosa y menos implacable, y la vida se volverá más vívida, satisfactoria y, en definitiva, real.

Nancy Colier es psicoterapeuta, consejera interreligiosa, escritora, conferencista y animadora de talleres. Es bloguera habitual de Psychology Today y The Huffington Post. Colier está disponible para ofrecer psicoterapia individual, formación en mindfulness, asesoramiento espiritual, charlas públicas y talleres, y también trabaja con clientes de todo el mundo a través de Skype. Para más información, visite NancyColier.com


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