Contaminación del aire traspasa la placenta en embarazadas y aumenta la presión arterial de los bebés

Por Anastasia Gubin
18 de septiembre de 2019 6:25 PM Actualizado: 18 de septiembre de 2019 6:25 PM

Dos estudios de la Universidad Hasselt lograron comprobar de distinta maneras como la placenta, el recién nacido y los niños se ven afectados por la contaminación ambiental sufrida por las madres a diferentes niveles del embarazo

Un grupo de investigadores observó por primera vez que desde las 12 semanas de vida las partículas de hollín que son parte de la contaminación del aire, habían traspasado la placenta desde el lado de la madre al lado fetal.

Otro grupo compuesto por médicos de la misma universidad, reveló que los bebés recién nacidos tienen presión arterial más alta cuando la madre durante el embarazo está expuesta a una mayor concentración de contaminación del aire.

Además la investigación muestra que incluso a una edad temprana, la contaminación del aire influye en la función de la pared vascular de los niños.

Contaminación del aire en la ciudad de México. (Wikimedia)

«Muy temprano en el embarazo, 12 semanas, encontramos partículas de hollín en el lado de la madre y en el lado fetal de la placenta», destacaron los doctores Tim Nawrot y Hannelore Bové, según un informe de la Universidad.

Las consecuencias de esta contaminación de hollín en el feto ahora deben investigarse más a fondo.

«Sabemos que la contaminación del aire es dañina y que el hollín puede ser cancerígeno», señaló el Dr. Nawrot.

“Durante los embarazos, la contaminación del aire está relacionada con los nacimientos prematuros y un menor peso al nacer. Con esta investigación queremos descubrir más sobre cómo las partículas de hollín juegan un papel durante el embarazo”, añadió.

Imagem de ultra-som de um bebê na 18ª semana de gravidez ("Baby McBride Ultrasound 17 Semanas 6 Dias (3)" por Nogwater / Flickr [CC BY-SA-2.0 (ept.ms/2utDIe9)])
Imagen de ultrasonido de un bebé de 18 meses (Nogwater / Flickr [CC BY-SA-2.0 (ept.ms/2utDIe9)])
Los doctores examinaron 28 placentas pensando que esta cubierta no solo transporta al feto los nutrientes y el oxígeno sino también las partículas contaminantes como el hollín. El Dr. Bové utilizó una tecnología láser que desarrolló previamente para detectar el hollín en la sangre y la orina.

En las placentas de diez madres que estuvieron expuestas a un mayor grado de contaminación del aire durante el embarazo -2,42 microgramos por m3- “encontramos una mayor concentración de partículas de hollín en la placenta”, dice el informe.

En las placentas de las diez madres expuestas a un menor grado de contaminación del aire -0,63 microgramos por m3- “la concentración de partículas de hollín en la placenta fue mucho menor”.

“También es sorprendente que encontramos una mayor concentración de partículas de hollín en el lado fetal de la placenta que en el lado de la madre. Esto significa que las partículas de hollín se acumulan gradualmente en el lado del feto”, destacó.

La fase temprana del embarazo es clave en la formación de un nuevo ser y para su vida posterior, por esta razón en esta fase “el niño es muy vulnerable porque está en pleno desarrollo»

Contaminación en la fase final del embarazo

El estudio del traspaso de contaminantes a través de la placenta quizás ayude a entender la relación de la contaminación ambiental en madres durante sus últimos tres meses de embarazo y el aumento de presión arterial en bebés.

El investigador Narjes Madhloum supervisado por el profesor Nawrot, estudió el impacto de la contaminación del aire en 427 recién nacidos y 240 niños.

Imagen ilustrativa. (Crédito: Pxhere/CCO)

Madhloum comparó la presión de los bebés nacidos aproximadamente al cumplir 3 días de edad.  

En los bebés de madres expuestas a altos niveles de contaminación durante el tercer trimestre del embarazo, estos tenían “una presión arterial ligeramente más alta”.

“Vimos un aumento de 2.4 mmHg aquí”, dijo el Dr. Madhloum, según la Universidad.

“Esto puede deberse a partículas que están presentes en el aire y alcanzan al feto. Aquí activan cierto mecanismo inflamatorio, de modo que el sistema vascular se ve influenciado negativamente temprano en la vida».

Todavía no está claro qué consecuencias tendrá esto para los niños en sus vidas posteriores, por lo que la universidad planea hacer un seguimiento a esta generación de recién nacidos.

«En los próximos años, continuaremos monitoreando a estos niños y veremos si su presión arterial sigue siendo más alta que la de sus compañeros”, dijo el supervisor de este estudio, el profesor Tim Nawrot.

«Sabemos que un pequeño aumento de la presión arterial de 2-3 mmHg en la población adulta general aumenta el riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular en un 7 a 10% en la población adulta a largo plazo», dijo el académico.

Pero, agrega, aún no se sabe si la presión arterial más alta observada en los bebés de madres que sufrieron contaminación ambiental, causará un cambio temporal en sus cuerpos o mantendrá quizás la presión arterial afectada desde el nacimiento.

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Imagen ilustrativa. (Rob Hainer/ shutterstock)

El Dr. Madhloum también observó los efectos en niños de cuatro años, los cuales fueron llamativos.

«Por primera vez mostramos que los vasos sanguíneos también pueden ser menos elásticos en niños de 4 años debido al impacto de la contaminación del aire».

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