Crean en Chile aerosol nasal para combatir el alcoholismo usando células madres de las liposucciones

31 de agosto de 2018 Noticias

Un equipo de científicos chilenos desarrolló un aerosol de aplicación nasal para combatir el alcoholismo, con un elemento fabricado con base en células madres obtenidas de liposucciones, que ya fue probado en ratas de laboratorio.

En la investigación participaron científicos de la Universidad de Chile y Universidad del Desarrollo, y el producto busca principalmente inhibir las recaídas que suelen sufrir quienes tratan de vencer el alcoholismo, un proceso que siempre puede ser muy difícil para las personas, según los expertos.

Se sabe que el consumo permanente de alcohol, tanto en humanos como en animales, produce problemas de inflamación cerebral, lo que lleva a que se modifiquen sus niveles de neurotransmisores, recordándoles cuánto les gusta beber, con sólo ver una botella u oler el alcohol.

Una mujer bebedora se desploma en el pavimento el 5 de febrero de 2005, Bristol, Inglaterra. (Foto de Matt Cardy/Getty Images)

«Las ratas y humanos que han ingerido alcohol durante un periodo prolongado tienen el cerebro inflamado y rancio, procesos que se potencian», explicó el doctor Yedy Israel, académico del programa de Farmacología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la U. de Chile y líder del equipo.

Los resultados de esta investigación fueron publicados este año en la prestigiosa revista Scientific Reports, del grupo Nature.

Quizás llegó la solución al alcoholismo

El alcoholismo es un problema que afecta a millones de personas alrededor del mundo, y hay países en donde el número de casos es tan grande que se ha convertido ya en un problema de salud pública; tal es el caso de Chile donde se creó este aerosol.

Así, “cuando un humano ve una botella o huele el alcohol y cuando a la rata le das algún tipo de información de que hay alcohol presente, como puede ser también el olor, quieren beber nuevamente”, agregó el doctor Yedy Israel. Sin embargo, las células madre mesenquimales, que en este trabajo han sido inyectadas por vía intravenosa, tienen un poder antiinflamatorio, de manera que se desactiva el mecanismo.

En la fase experimental, los investigadores ofrecieron una cantidad de alcohol equivalente al consumo humano promedio (una persona de 70 kilos): dos botellas de whisky de 50 grados y 750 cc cada una, por día, a un grupo de ratones durante tres meses.

Después, a parte de las ratas se les inyectó células madres mesenquimáticas (antiinflamatorias) en el líquido cefalorraquídeo, mientras que al resto se les dio solo un placebo, y se mantuvo a todas en abstinencia por 14 días.

El resultado fue que mientras las ratas inyectadas tomaron la cantidad equivalente a un bebedor social (28 gramos de alcohol), los que recibieron placebos aumentaron la ingesta, tomando el equivalente a una persona de 70 kilos: 154 gramos de alcohol, o media botella de whisky en una hora.

Para simplificar la aplicación de las células antiinflamatorias, los investigadores desarrollaron el aerosol nasal, que fue aplicado a las ratas adictas.

El resultado fue satisfactorio, pues con la primera dosis las rayas mostraron un 70 % de inhibición al consumo, que aumentó al 90 % tras la segunda y tercera dosis.

Ahora el equipo está probando en un animal adicto a la nicotina los efectos de la administración nasal de secretomas, dijo al periódico la investigadora María Elena Quintanilla.

«Los secretomas (término que agrupa los factores solubles paracrinos producidos por células madre, utilizados para la comunicación entre células), los devuelven a la normalidad porque tienen acción antiinflamatoria y antioxidante», precisó.

El alcoholismo es un problema médico y social en Chile, donde es responsable del 4,0 % de los fallecimientos y en el que, en promedio, cada habitante bebe 55 gramos de alcohol en un día de consumo, según un informe del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), correspondiente al 2017.

De acuerdo con el estudio, los jóvenes de entre 15 y 24 años beben en promedio ocho tragos cada día de consumo.