Las filtraciones de los detalles de las llamadas entre el presidente Donald Trump y los líderes de México y Australia en 2017 fueron producto de la recopilación de inteligencia, dijo el miembro de mayor rango del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Devin Nunes, en una entrevista exclusiva a La Gran Época.
Nunes dijo que las fuentes confirmaron al Comité de Inteligencia de la Cámara que las filtraciones de las llamadas entre Trump y los líderes extranjeros se basaron en productos de inteligencia, lo que llevó a Nunes a investigar el asunto.
“Sabíamos de inmediato en enero que se estaba desenmascarando. Bueno, sabíamos que la grande, la principal, era la transcripción de Flynn que se entregó. Y luego lentamente tenías al primer ministro australiano; tenías al presidente mexicano, además de historias que estábamos viendo en los principales medios de comunicación. Estaba claro que de alguna manera la gente estaba obteniendo información de lo que parecían ser productos de inteligencia”, dijo Nunes el 28 de octubre.
“Tuvimos algunas fuentes que vinieron a nosotros para decirnos que esto estaba sucediendo. Finalmente, pudimos armarlo al final y pude revisarlo. Y una vez que vi lo que era y era mucho más de lo que esperaba. Y no tuvo nada que ver con Rusia».
Nunes había revelado previamente, en marzo de 2017, que había confirmado que la comunidad de inteligencia recopiló incidentalmente las comunicaciones del equipo de transición de Trump y descubrió los nombres de funcionarios individuales. Sus comentarios a La Gran Época el 28 de octubre muestran que la recopilación de información sobre Trump y sus asociados continuó más allá del Día de la Inauguración y dio lugar a importantes filtraciones a los medios.
“Y luego los medios no tenían interés en eso. No solo nunca se interesaron en los desenmascaramientos que ocurrieron, sino que continuaron estando en contra. Dijeron que hice todo tipo de cosas mal, y solo querían saber de dónde lo había sacado. Y luego inventaron una historia totalmente falsa sobre cómo de alguna manera iba a la Casa Blanca a la medianoche, que era una total locura”, dijo Nunes, refiriéndose a las acusaciones refutadas de que estaba coordinando su investigación con la Casa Blanca.
El gobierno de Trump fue sometido a un aluvión de filtraciones desde el primer día del presidente en el cargo. Una investigación del Senado determinó que durante los primeros 126 días de Trump en el cargo, las filtraciones fluyeron a razón de una por día. Muchas de las filtraciones contenían información destinada a dañar o ridiculizar a Trump o sus asociados. Aproximadamente la mitad de las filtraciones fueron a The New York Times y al Washington Post.
La revelación de que la comunidad de inteligencia estaba espiando a un presidente en función es el último avance en el escándalo que rodea el espionaje de la campaña de Trump. El reclamo de Nunes se alinea con los informes de que el fiscal estadounidense John Durham, que está investigando el escándalo de espionaje, ha extendido el cronograma de su investigación criminal para incluir los primeros meses de la presidencia de Trump. Fox News informó a principios de este mes que el plazo de la investigación de Durham ahora se extiende hasta la primavera de 2017.
No se sabe si Durham está investigando los desenmascaramientos del presidente. El Fiscal General William Barr asignó a Durham para investigar los orígenes de la investigación de contrainteligencia del FBI sobre la campaña de Trump. Barr le dijo al Congreso que cree que se produjo un espionaje en la campaña de Trump y que está buscando determinar si la vigilancia fue legal y libre de motivación inapropiada.
En una amplia entrevista en su oficina en Washington, Nunes también confirmó que los investigadores del FBI no informaron a la Banda de los Ocho del Congreso sobre su investigación sobre la campaña de Trump. Además, Nunes reveló que la investigación del FBI sobre la campaña de Trump comenzó antes de finales de julio, el tiempo que figura en el informe final del asesor especial Robert Mueller.
La investigación del abogado especial concluyó en marzo, encontrando evidencia insuficiente para establecer que alguien coludió con Rusia para influir en las elecciones presidenciales de 2016.
Jan Jekielek contribuyó a este informe.
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