El director de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), Francis Collins, indicó el martes que la presión para que los estudiantes más jóvenes de Estados Unidos usen mascarillas en la escuela se debe más a la preocupación por el posible cierre de escuelas que a los datos sobre el impacto del COVID-19 en la salud de los niños.
Collins intervino en el debate sobre la obligación de usar mascarillas en las escuelas estadounidenses durante una entrevista en «The Hugh Hewitt Show». Cuando el presentador Hugh Hewitt le preguntó sobre las recientes recomendaciones federales de que los niños desde el jardín de infancia hasta el tercer grado usen mascarillas, Collins dijo que, aunque es raro que los niños pequeños se contagien de COVID-19, los estudiantes sin mascarilla podrían provocar brotes de COVID-19 en las escuelas, lo que obligaría a sus compañeros a volver a la enseñanza a distancia.
«Sigue siendo bastante raro, pero no es cero, y ahora tenemos más de 400 niños que han muerto de esto. Así que tenemos que pensar en ello», dijo.
«Si no usan mascarillas en el aula, ya sabes lo que va a pasar. Va a haber un brote», continuó. «¿Y luego qué pasa? Los niños vuelven a casa de nuevo. Ese es un mal resultado. Así que incluso si no te preocupa su salud personal, si te preocupa el hecho de que queremos que permanezcan en la escuela, las mascarillas pueden ser una forma importante de conseguirlo».
Hewitt, que no se dejó impresionar por el uso que hizo Collins de la palabra «puede», señala que los alumnos de K-3 son vulnerables a problemas de desarrollo del habla que afectan al resto de sus vidas si no pueden ver la cara completa de las personas. A continuación, preguntó si hay datos que demuestren que los niños de K-3 «corren un mayor riesgo de hospitalización o enfermedad de tipo grave por quitarse las mascarillas».
«Ojalá tuviéramos esos datos», respondió Collins. «Pero Hugh, creo que no me estás escuchando. No se trata solo de eso».
«Te preocupa lo que pasa. Pero acabas de decir que no hay datos», dijo Hewitt. «Así que están adivinando».
Collins explicó que los funcionarios de salud no están adivinando, señalando una vez más los reportes recientes sobre los distritos escolares que cierran las aulas debido a los casos de COVID-19. Hewitt, sin embargo, argumentó que los distritos escolares están exagerando ante esos casos, ya que no hay datos que demuestren que el riesgo de sufrir síntomas graves de COVID-19 supere al de desarrollar déficits del habla.
«Me dice que cerraron por el número de pruebas positivas», dijo Hewitt. «¿Pero hubo un daño real? Porque si se trata de una gripe o un resfriado común en los niños, fue una mala decisión y de pánico».
«Creo que hemos creado una preocupación por el pánico con los brotes entre los niños cuando los niños no demuestran ningún [síntoma] significativo», añadió. «No creo que haya datos que demuestren que hay un riesgo significativo y mayor de ser enviados a casa que los déficits de aprendizaje de por vida».
«No creo que tengamos datos en ninguno de los dos sentidos, Hugh», respondió Collins. «Creo que en este momento, todos estamos tratando de hacer lo mejor que podemos».
En su última versión de las directrices para la reapertura de las escuelas, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan el «uso de mascarillas general en espacios cerrados» por parte de los estudiantes de 2 años o más, los empleados, los profesores y los visitantes de las escuelas K-12, independientemente de su estado de vacunación, citando la «variante delta que circula y es altamente contagiosa».
«Los CDC realmente odian tener que hacer recomendaciones basadas en anécdotas», dijo Collins. «Pero a veces es lo que se tiene en ese momento».
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