Los acuerdos de usuario en celulares chinos te someten a la censura

Cualquier compañia que quiera hacer negocios en China debe adherirse a estas reglas.

Por Joshua Philipp - La Gran Época
13 de enero de 2016 8:15 PM Actualizado: 23 de mayo de 2019 3:55 PM

Análisis de Noticias

Si estás pensando en comprar un teléfono o laptop hecha por una empresa china, asegúrate de leer la letra pequeña en las condiciones del servicio. Es posible que te estés poniendo a merced de la ley china.

Estas políticas pueden dar una idea de lo que está por venir, ya que el régimen chino ha aprobado nuevas leyes que las obligan a imponer sus marcas de «seguridad nacional» en el extranjero.

Si usas un smartphone Xiaomi, por ejemplo, es probable que sin saberlo hayas aceptado «asumir todos los riesgos y tomar la responsabilidad legal completa» de no participar de las actividades que el régimen chino ha prohibido.

De acuerdo con la letra pequeña impresa, te has limitado bastante a ti mismo.

En primer lugar y ante todo, te prohíbe a que te opongas a los principios de la Constitución de la República Popular China. Tampoco se te permite filtrar secretos de Estado o subvertirte al gobierno.

Si crees en un Tíbet libre, un Taiwán independiente, o en un Hong Kong democrático, estás violando el acuerdo de usuario de Xiaomi, ya que éste prohíbe «socavar la unidad nacional”.

También ten cuidado si eres espiritual o crees en la religión.

El acuerdo dice que hay que seguir las reglas del régimen chino sobre la supresión de la religión, y que no se puede socavar su «política religiosa nacional».

Si escribes sobre budismo tibetano o sobre cristianos practicantes, puedes estar violando las reglas de lo que el régimen chino llama «cultos». Tampoco puedes escribir sobre cualquier creencia que sea conocida como “superstición».

Cuando se trata de noticias y política, el acuerdo te prohíbe «difundir rumores». Es decir, cuando hables de noticias,  no estás autorizado en decir cosas que no se alineen con las noticias dadas por los portavoces oficiales del régimen chino, y que son previamente aprobadas por el Estado.

También has dado a Xiaomi el «derecho a acceder» a tu cuenta.

No solo Xiaomi tiene estos requisitos. Las empresas chinas de tecnología, incluyendo Huawei, Foream, Condenatcenter, Adbox y Decathlon tienen acuerdos de usuario similares.

Hay algunas diferencias en cada uno. Con Decathlon, por ejemplo, no estás autorizado a difundir cualquier cosa que pueda «dañar la reputación de las organizaciones gubernamentales».

En realidad, estas políticas en los acuerdos han estado allí durante algún tiempo. De acuerdo a los archivos de la página web de Xiaomi, las secciones donde prohíben la discusión sobre «cultos» y «superstición», y los requisitos para acatar la Constitución del régimen chino se añadieron en octubre del 2014.

Sin embargo, lo que preocupante es lo que significan estas normas para las nuevas leyes vinculantes sobre empresas tecnológicas extranjeras que hacen negocios en China, y las nuevas leyes para la exportación de la «seguridad nacional» de China en el extranjero.

El escritor alemán Christoph Rehage fue una de las primeras víctimas extranjeras de estas políticas. En diciembre, subió un video a YouTube en el que llama al fundador del Partido Comunista de China, Mao Zedong, el «Hitler de China».

Un sitio web de la Liga Comunista Juvenil pidió que Rehage sea castigado por violar la ley china, a pesar que vive en Hamburgo. Ellos argumentaron que Rehage, que habla chino, hizo el video para que circulara en China, y dijeron que eso socavaba la soberanía del Internet en su país.

Si bien es poco probable que Rehage sea extraditado, amenazas como ésta son cada vez más serias y menos la diatriba de alguien enojado.

A principios de 2015, un editor con base en Hong Kong que escribió libros de chismes acerca de los líderes chinos, desapareció junto con cuatro de sus colegas.

Esto podría estar relacionado con un cambio en la política china que comenzó el 1 de julio del 2015, cuando el Comité Permanente del Congreso Popular Nacional (CPN) aprobó la «Ley de Seguridad Nacional.»

La ley hace hincapié en que «China debe defender sus intereses de seguridad nacional en todas partes», y según The Diplomat «afecta a casi todos los ámbitos de la vida pública en China –el mandato de la ley abarca la política, los militares, las finanzas, la religión, el ciberespacio, e incluso la ideología y la religión».

Junto a la ley de Seguridad Nacional hubo otra aprobada el 27 de diciembre del 2015 denominada «Ley Antiterrorista».

La Ley Antiterrorista fue particularmente polémica, ya que exige a las empresas extranjeras de alta tecnología cooperar con las investigaciones del régimen chino. Y su estilo de «lucha antiterrorista» es muy diferente al de Occidente.

Como señala The Diplomat, el Partido Comunista Chino (PCCh) tiene su propia definición de terrorismo, que incluye «cualquier pensamiento, discurso, o actividad que, por medio de la violencia, sabotaje o amenaza, tiene como objetivo generar pánico social, influir en la formulación de políticas nacionales, crear odio étnico, subvertir el poder del Estado, o dividir al Estado».

En otras palabras, en un extremo sí incluye el terrorismo, pero en el otro extremo también convierte al «pensamiento» y al «discurso» en algo ilegal, si es que éstos desafían al gobierno del PCCh.

Cualquier empresa que quiera hacer negocios en China tendrá que respetar estas reglas. La política del régimen chino está todavía siendo desarrollada, pero si los acuerdos de usuario de las empresas chinas nos dicen algo, es posible que pronto todos estemos obligados a seguir las normas de un gobierno totalitario o, como Xiaomi nos advierte, tendremos que «asumir todos los riesgos y tomar la responsabilidad legal completa». 

Eyal Levinter contribuyó a este reporte.

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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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