Novak Djokovic ha afirmado que prefiere perder su participación en futuras competiciones de tenis antes que verse obligado a vacunarse contra el COVID-19, afirmando que ese «es el precio que estoy dispuesto a pagar».
En una entrevista con la BBC, al tenista profesional, que aún no se ha vacunado contra el COVID-19, se le preguntó si estaba dispuesto a sacrificar el poder jugar en futuros torneos como Wimbledon y el Abierto de Francia debido a su postura sobre las vacunas.
«Sí, ese es el precio que estoy dispuesto a pagar», dijo Djokovic.
Sin embargo, el deportista trató de distanciarse del movimiento antivacunas, afirmando que su decisión de no vacunarse se debió a su función laboral como atleta y al hecho de que es consciente de todo lo que mete en su cuerpo.
«Nunca estuve en contra de la vacunación», dijo, «entiendo que, a nivel mundial, todo el mundo está tratando de hacer un gran esfuerzo para manejar este virus y ver, con suerte, el pronto fin de este virus y la vacunación fue probablemente el mayor esfuerzo que se hizo, probablemente, la mitad del planeta fue vacunado».
«Pero siempre he representado y apoyado la libertad de elegir lo que te pones en el cuerpo y para mí, eso es esencial», dijo.
«Para mí, como atleta profesional de élite, siempre he revisado y evaluado cuidadosamente todo lo que entra, desde los suplementos, la comida, el agua que bebo o las bebidas deportivas, cualquier cosa que realmente entre en mi cuerpo como combustible», continuó Djokovic.
«Basándome en toda la información que recibí, decidí no aplicarme la vacuna hasta ahora».
Sin embargo, Djokovic, que ha ganado dos veces el Abierto de Francia y seis veces Wimbledon, dijo que está abierto a recibir la vacuna en el futuro porque «todos estamos tratando de encontrar, colectivamente, la mejor solución posible para acabar con el COVID».
El tenista profesional añadió que entiende «las consecuencias de mi decisión», una de las cuales fue no poder jugar en Australia.
«Estaba preparado para no ir», dijo. «Entiendo que al no estar vacunado hoy no puedo viajar a la mayoría de los torneos. Ese es el precio que estoy dispuesto a pagar».
Djokovic fue deportado de Australia el 16 de enero, antes del primer torneo de Grand Slam del año, después de que el ministro de Inmigración australiano, Alex Hawke, le cancelara el visado el 14 de enero.
Los abogados del jugador serbio alegaron que se le debía permitir permanecer en el país y competir en virtud de una exención médica de la vacunación, ya que había dado positivo por el virus en diciembre.
Sin embargo, posteriormente perdió su batalla judicial para anular la cancelación de su visado y se vio obligado a abandonar Australia.
El rival de Djokovic, Rafael Nadal, ganó el torneo.
Gilles Moretton, presidente de la Federación Francesa de Tenis (FFT), ha declarado anteriormente que la organización estaba trabajando para recibir a «deportistas extranjeros no vacunados» antes del Abierto de Francia, que comenzará el 22 de mayo.
Sin embargo, el ministerio francés ha insistido en que no habrá ninguna exención a la ley de pase de vacunas del país.
La ley de pases de vacunas de Francia entró en vigor en todo el país el 24 de enero y exige que las personas tengan un certificado de vacunación para entrar en lugares públicos como restaurantes, cafés, cines y trenes de larga distancia.
«Ahora, en lo que respecta a Roland-Garros, será en mayo. La situación puede cambiar de aquí a entonces y esperamos que sea más favorable. Así que ya veremos, pero está claro que no hay exención», declaró el ministerio.
Sin embargo, el pasaporte vacunal también puede ser utilizado por personas que hayan dado positivo en la prueba de COVID-19 y se hayan recuperado en los últimos seis meses.
Dado que Djokovic dio positivo por el virus el 17 de diciembre, esto significa que podría viajar al país en junio sin vacunarse, según el informe.
Mientras tanto, el gobierno del Reino Unido se ha negado a decir si Djokovic podrá o no participar en Wimbledon este año si sigue sin vacunarse.
Las normas actuales para los viajeros no vacunados en el Reino Unido implican que solo tienen que someterse a las pruebas previas y posteriores a la salida, pero no están obligados a aislarse a menos que den positivo por el virus.
También se han eliminado las mascarillas obligatorias en lugares cerrados y los pasaportes de vacunación que antes se exigían para entrar en clubes nocturnos y grandes eventos, aunque las organizaciones pueden seguir optando por el NHS COVID Pass si lo desean.
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