Documental ‘China Libre’ invita a la reflexión

07 de abril de 2015 4:58 AM Actualizado: 07 de abril de 2015 4:58 AM

La película “China Libre: El Coraje de Creer” muestra que la libertad de expresión, consciencia y religión son inseparables, y también, que los actuales problemas de gobierno de China derivan mayoritariamente de la fusión de las reformas económicas del máximo líder Deng Xiaoping luego de 1989, con lo que se convirtió en un sistema capitalista/leninista entre camaradas.

Trabajo esclavo y tráfico de órganos humanos

David Matas y yo visitamos una docena de países para entrevistar a sobrevivientes de Falun Gong, que lograron escaparse de China y sus estimados 350 campos de trabajo forzado. Nos contaron que trabajaban en pésimas condiciones durante más de dieciséis horas diarias sin salario y un mínimo de comida, durmiendo en condiciones de hacinamiento y bajo tortura. Como indican Jennifer Zang y Charles Lee en “China Libre”, se hacen todo tipo de exportaciones para los consumidores occidentales. Esto constituye tanto una irresponsabilidad corporativa como una violación a las reglas de la Organización Mundial de Comercio (WTO, por sus siglas en inglés); todos los gobiernos deberían cargar con la responsabilidad a los importadores de probar que sus bienes no provienen de trabajo esclavo.

En un libro de 2014, La Masacre, el escritor Ethan Gutmann explica cómo llegó a la “mejor estimación” de que los órganos vitales de 65.000 practicantes de Falun Gong y de “dos a cuatro mil” uigures, tibetanos y cristianos de hogares, fueron tomados solo durante el período 2000 – 2008. Los órganos fueron saqueados y traficados a altos precios entre chinos adinerados y “turistas de órganos” de todo el mundo. Este comercio fue denominado como un “nuevo crimen contra la humanidad”.

Incumplimiento de las leyes

David Shambaugh, nombrado como uno de los primeros 20 observadores de China estadounidenses por la Universidad de Asuntos Exteriores de China (asociada con su ministerios de asuntos exteriores), está convencido de que en este momento estamos atestiguando “el final del reinado comunista chino”.

Recientemente escribió: “En 2014, el Instituto de investigación Hurun de Shanghái… encontró que el 64% de los “individuos con alto patrimonio neto” a quienes se encuestó (393 millonarios y multimillonarios) ya habían emigrado o estaba en sus planes. Los chinos adinerados están mandando a sus hijos a estudiar al extranjero en números record…

“… desde que asumió el mandato en 2012, (el líder) Xi intensificó considerablemente la represión política que viene cubriendo a China desde 2009. Los objetivos incluyen a la prensa, medios de comunicación, literatura y artes, grupos religiosos, internet, intelectuales, tibetanos y uigures, disidentes, abogados, ONGs, estudiantes universitarios y libros de estudio…

“La corrupción esta tercamente arraigada en el sistema unipartidario, en las redes clientelares, en una economía carente de cualquier transparencia, en los medios de comunicación bajo el control del estado y en la ausencia del cumplimiento de las leyes…”.

Comercio y derechos humanos

Los gobernantes, inversores y emprendedores deberían examinar por qué están apoyando las violaciones de los derechos humanos básicos a fin de incrementar el comercio y las inversiones con China.

Sin embargo, los demócratas del mundo deberían continuar relacionándose con Beijing y con un rango lo más amplio posible de ciudadanos chinos. La democracia en muchos asuntos chinos se encuentra más cerca de lo que muchos pueden creer.

El pueblo chino, por largo tiempo martirizado, quiere las mismas cosas que el resto de nosotros: respeto, educación, bienestar y seguridad, cumplimiento de leyes, un gobierno democrático y responsable, y un entorno natural sostenible. Si el régimen del Partido termina sus violaciones sistemáticas a los derechos humanos en el país y el extranjero, este siglo puede moverse hacia la armonía, tanto para China como el mundo.

Hong Kong: un ejemplo para China

En un número de temas, incluyendo la libertad de expresión y de religión, como Martin Lee de Hong Kong recientemente recordó los parlamentarios de Ottawa, Hong Kong es un ejemplo para el resto de China.

Anson Chan (Secretario en Jefe de Hong Kong para los gobiernos británico y chino) está de acuerdo: “Una de mis más profundas esperanzas para mi país es que, con el tiempo, China pueda evolucionar pacíficamente hacia una nación donde los derechos humanos básicos estén garantizados y donde cada individuo tenga los mismos derechos y oportunidades de influir sobre y por quién él o ella es gobernado… Tengo el beneficio de vivir en una sociedad abierta, pluralista y tolerante, basada en el cumplimiento de las leyes, la libertad personal, un gobierno claro y el sentido de juego limpio… Aprendí a nunca tomar estos valores por sentado”.

Sobre los 1,8 millones de residentes de Hong Kong nacidos en China, Chan añadió: “Es vital seguir construyendo esta red en expansión de lazos económicos y personales entre nuestros dos países. Es fundamental para garantizar un mutuo entendimiento y confianza. Para desempeñar este papel, Hong Kong debe seguir siendo fiel a sí mismo y a los derechos y libertades consagrados en nuestra constitución, la Ley Fundamental, bajo el concepto de ‘un país, dos sistemas’, a saber, un estado de derecho y poder judicial independiente; libertad de expresión, incluyendo la libertad de prensa; libertad de religión; protección contra detenciones y arrestos arbitrarios; y cero tolerancia a la corrupción”.

Lo anterior es la adaptación de un discurso pronunciado en una proyección especial de “China Libre: El Coraje de Creer” organizada por la American INSIGHT en asociación con el Foro de Humanidades de Delaware, en el Teatro N en Wilmington, el 25 de marzo de 2015.  

Para más información sobre el galardonado documental “China Libre” de Kean Wong y Michael Perlman, visite:www.HelpFreeChina.com

Davis Kilgour es un ex miembro del Parlamento tanto para los Partidos Conservador y Liberal en la región sudoriental de Edmonton, Canadá; también sirvió como Secretario de Estado para América Latina y África, Secretario de Estado para la región Asia-Pacífico, y como vice portavoz de la cámara. Es coautor, junto a David Matas, del libro Cosecha Sangrienta. Ambos fueron nominados al Premio Nobel de la Paz en 2010. Para más información, visite:www.david-kilgour.com

Los puntos de vista expresados en este artículo forman parte de las opiniones del su autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.

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