¿Dónde se fueron todas las feministas?

Por Nicole Rusell
21 de febrero de 2020 3:46 PM Actualizado: 21 de febrero de 2020 3:46 PM

Comentario

Las feministas son tan ignorantes de la historia y centradas en odiar al patriarcado que perdieron de vista cualquier objetivo real, rechazaron el progreso por los mantras progresistas, y están dañando su causa ahora más que nunca.

Las mujeres disfrutan de tanta igualdad como los hombres ante la ley, pero están tan cegadas por una agenda políticamente correcta, que no ven esto, ni lo celebran, y en su lugar, a veces parecen trabajar en contra del progreso realizado. Por ejemplo, hay un impulso para ratificar la Enmienda de Igualdad de Derechos en la Constitución. Suena bien. ¡Igualdad de derechos para todos! Excepto que no solo es redundante, sino que podría resultar perjudicial para las mujeres.

Para empezar, las mujeres ya tienen los mismos derechos bajo la ley. Las leyes federales y estatales prohíben la discriminación sexual, y las mujeres han tenido el derecho al voto durante décadas. La Enmienda de Igualdad de Derechos puede despojar a las mujeres de algunos beneficios que el Título IX les da, especialmente relacionados con los deportes. La Enmienda de Igualdad de Derechos también puede ejercer una presión adicional sobre las corporaciones para que contraten a mujeres por su género en lugar de por sus méritos —una medida que puede eventualmente perjudicar al empleador y al empleado, si las mujeres no están a la altura de la tarea—.

Estos son solo un par de ejemplos de las formas en que la Enmienda de Igualdad de Derechos podría ser manipulada para perjudicar en lugar de ayudar a las mujeres que ya disfrutan de la igualdad legal.

Culturalmente, las mujeres disfrutan de más paridad de género en Estados Unidos que nunca antes, y ciertamente más que en muchos otros países. Si bien no hay duda de que aún hay que hacer algunos progresos, el grito de batalla para que las mujeres aparezcan en todas las industrias de la misma manera que los hombres no solo es imposible sino que es una tontería y, de hecho, podría perjudicar a las industrias si las normas se ajustan para aceptar la paridad sobre la calidad.

En los Oscars, que salieron al aire recientemente, Natalie Portman tenía bordados en su traje los nombres de las directoras que no habían recibido reconocimiento por una nominación. Desafortunadamente, la propia Portman admitió más tarde que solo había trabajado con unas pocas directoras durante toda su carrera —y 44 hombres. Tal vez al admitir esto, Portman logra que su punto de vista sea que— hay pocas mujeres directoras con las que trabajar. Sin embargo, aunque es admirable animar a las mujeres a dirigir, y a ser notadas por ello, estampar los nombres de grandes directoras en una capa no parece la mejor manera de hacerlo.

De hecho, una de las mejores películas del año, «Harriet», una conmovedora biografía sobre la abolicionista Harriet Tubman, no solo fue dirigida por una mujer y protagonizada por una mujer, sino que fue nominada a múltiples premios. A pesar de su increíble temática y los elogios, pocas feministas aplaudieron a la mujer o a la película; por el contrario, recibió críticas porque el movimiento abolicionista es aparentemente aburrido y rara vez presenta suficientes matices.

No hay razón para que las feministas no conmemoren a una mujer como Harriet Tubman. En honor al Mes de la Historia Negra, Tubman y Frederick Douglass fueron recientemente admitidos en el capitolio del estado de Maryland con estatuas para honrar su papel como abolicionistas. Con la intención de la izquierda, de enfocarse en el feminismo y los derechos de la mujer, me sorprende que haya llevado tanto tiempo hacer una biografía tan conmovedora, y que el papel de Tubman como abolicionista sea reconocido públicamente.

Algunos podrían decir que es porque las feministas han logrado tanto que la película se realizó, y eso podría ser cierto, pero desafortunadamente no recibió el apoyo de las feministas que debería tener.

De hecho, no puedo pensar en una mujer que encarne más el movimiento feminista original: blandiendo un arma y una pasión por la libertad, Tubman liberó cientos de esclavos a través del Ferrocarril Subterráneo, haciendo el viaje de ida y vuelta docenas de veces. Después de convertirse en la principal abolicionista femenina del país, luchó por el sufragio femenino. La historia de Tubman es valiente, icónica y abiertamente feminista —luchando por la libertad real de la esclavitud— pero las feministas la consideraron demasiado tradicional para ser elogiada.

Incluso ahora, en términos de política, la izquierda feminista se muestra hipócrita. Critican a las mujeres de la derecha por defender a los no nacidos, pero al mismo tiempo los demócratas que lideran la precandidatura por la nominación presidencial son hombres proelección que abogan por políticas que dañarían a las mujeres.

Varias de las congresistas que fueron elegidas y que son favoritas de la multitud entre las feministas —Alexandria Ocasio-Cortez (D-N.Y.), Rashida Tlaib (D-Mich.), e IIhan Omar (D-Minn.)— son desinformada, intolerante y supuestamente corrupta, respectivamente. ¿Es esto realmente lo mejor que las feministas pueden hacer cuando se trata de política y principios?

Las verdaderas feministas abogaron por los derechos legales y sociales —que finalmente obtuvieron después de una dura lucha—. Hoy en día, las verdaderas feministas han desaparecido o son ignoradas. En su lugar, las feministas progresistas luchan batallas que están perdiendo, sin darse cuenta de que ganaron la guerra por la igualdad hace mucho tiempo. Si se dieran cuenta de eso, podrían celebrar las victorias culturales y enfrentar los esfuerzos legales por «más» igualdad con tacto y perspectiva.

Nicole Russell es una escritora independiente y madre de cuatro hijos. Su trabajo ha aparecido en The Atlantic, The New York Times, Politico, The Daily Beast, y The Federalist. Sígala en Twitter @russell_nm.

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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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