El arte de la finísima vajilla china

31 de Diciembre de 2015 5:24 PM Actualizado: 31 de Diciembre de 2015 5:24 PM

La cocina china es una arte antiguo que data desde el emperador Fu Hsi, quien introdujo los procedimientos de la agricultura y la domesticación de los animales unos 5.000 años atrás. Con el desarrollo de la cultura y la religión, este arte fue absorbido dentro del orden social, buscando lograr siempre la perfección. Pero la sociedad china no solo se preocupó por lograr el refinamiento de los alimentos, sino también por buscar la distinción en los conjuntos de utensilios que se emplean para servir la mesa, para trasladar y servir los alimentos, y las herramientas para ingerirlos.

Cuenta la historia que los chinos, al tratar de encontrar un material cercano al jade, llegaron a inventar la finísima porcelana durante la Dinastía Tang. Esta estaba constituida por arcilla blanca –llamada barro chino-, silicato de aluminio y otra arcilla de feldespato pulverizado, que en China, en ese entonces, se conocía como pai-tun-tzu. La belleza de este material, por su transparencia y vitrificación, fue muy apreciada por los emperadores chinos, que patrocinaban su crecimiento encargando piezas únicas y exquisitas, desde sencillos platos hasta enormes jarrones que representaban las distintas dinastías chinas y sus grandes emperadores.

Durante la dinastía Ming, hubo un gran avance en la creación de la porcelana. Primero durante el mandato de Yong-le, se consigue producir porcelana de un cuerpo muy delgado recubriéndolo con un esmalte blanco, otorgándole esa tan característica apariencia de transparencia. Durante el reinado de Xuande, se popularizó la tan conocida loza china blanca con refinadas ilustraciones de color azul, que alcanzó todos los rincones del mapa chino, incluso llegando a países extranjeros. Pero es en el año 1369, en pleno resplandor de la dinastía Ming y cuando China logra liberarse de los mongoles, que estas riquísimas obras de porcelana logran llegar a Europa, dejando a los europeos fascinados con los delicados dibujos azules de cobalto sobre la porcelana blanca, gozando de un gran prestigio hasta convertirse en una pieza de colección a nivel mundial. Los esmaltes, las flores de loto y los motivos con dragones o paisajes campestres son típicos de esta época.

La técnica utilizada por los chinos para pintar cada una de las piezas de porcelana es a base de tierras minerales mezcladas con aceites especiales que luego se hornean a temperaturas muy altas, en un horno especial que logra entre 600 a 1200 grados C.

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Para pintar las piezas de porcelana se necesita de un cuidado muy importante, ya que uno no puede apoyar nunca la mano sobre la pieza, pues la pintura permanece fresca hasta el momento en que se hornea. Se necesita ser muy preciso y determinar muy bien los espacios dejados en blanco.

La vajilla china se compone de varios elementos, algunos muy distintos a la vajilla occidental. Por ejemplo, una vajilla china completa consta de un plato grande redondo, plato redondo, plato hondo de sopa con tapa, plato hondo para fideos, plato grande ovalado, potillo de té de estilo chino, pote para vino, cuchara de estilo chino para servir sopa, botellita para salsa, plato para pimientos o mostazas, pimentero, plato hondo individual, bol de arroz, taza de té con tapa, cuenco individual, cuchara para sopa, plato individual para la salsa, plato sopero individual y palillos.

Otro dato importante es que existen dos tipos de porcelana para las vajillas: las Bone chinas, hechas de cuarzo, restos de caolín y cenizas de huesos, son muy blancas y traslúcidas y, a pesar de su delicadísima apariencia, son sorprendentemente resistentes; y la popular porcelana china, que contiene el mismo tipo de materiales que las Bone, pero sin restos de huesos, lo cual las hace menos traslúcidas y también son muy fuertes y resistentes a las ralladuras.

La vajilla china se distingue de todas las demás vajillas por sus finos labrados que reproducen las ilustraciones típicas de la cultura, pintados cuidadosamente a mano y con delicados ribetes de pintura de oro. Es por ello que, con el correr del tiempo, a pesar de que la vajilla se ha ido modernizando, logrando distintas calidades y densidades, hoy en día la antigua vajilla china es y sigue siendo la más costosa y buscada por los coleccionistas de todas partes del mundo, incluso por los grandes historiadores en busca de piezas históricas.

Algunas piezas encontradas de finas vasijas chinas, que datan de muchos años antes de Cristo, son un patrón que se conserva en los museos de todo el mundo.

Ternera con salsa de ostras

Ingredientes (6 porciones)

Ternera, 6 filetes finos

Hongos shiitake, 200 gramos

Arvejas, 200 gramos

Jengibre fresco rallado, 1 cucharada

Aceite vegetal, 2 cucharadas

Aceite de sésamo, 2 cucharadas

Salsa de soja, 1/2 vaso

Salsa de ostras, 1/2 vaso

Habas tiernas 100 gramos

Almidón de maíz, 1 cucharada disuelta en 2 cucharadas de agua (opcional)

Preparación:

Corte la carne de ternera a tiras, cúbrala con un tercio del almidón de maíz disuelto. Hidrate las hongos (si son secos) cubriéndolos con agua tibia hasta que se ablanden. Escúrralos. Caliente dos cucharadas de aceite vegetal en un wok o sartén. Saltee la carne un momento a fuego fuerte hasta que se dore, añada las arvejas, los hongos, el jengibre rallado y las habas y dore durante 3 o 4 minutos más. Incorpore el aceite de sésamo. Añada la salsa de ostras, la salsa de soja y remueva bien durante 2 minutos. Añada el almidón de maíz disuelto en agua si desea espesarlo más. Sirva caliente.

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