El Auschwitz del siglo XXI de China

La política oficial de Beijing de "no tener piedad" con Xinjiang revela el horror que es la China comunista

Por James Gorrie
20 de Enero de 2022 2:39 PM Actualizado: 20 de Enero de 2022 2:39 PM

Comentario

Escribir sobre la economía china es una tarea apasionante y siempre cambiante, ya que siempre hay novedades de las que hablar e investigar. Pero el hilo conductor y el vínculo directo con todos los aspectos de la economía china es el Partido Comunista Chino (PCCh) y las múltiples formas en que trata —y maltrata— a los 1400 millones de personas que están bajo su régimen.

Hacer la vista gorda a las mentiras del PCCh

No es ningún secreto que China tiene una gran influencia en la economía mundial, pero para la mayoría de los chinos, la vida bajo el PCCh es difícil y cruel. Y, sin embargo, el mundo parece demasiado dispuesto a hacer la vista gorda ante esa realidad, prefiriendo centrarse en estadísticas falsas y en argumentos propagandísticos, mientras ignoran la brutalidad que es la característica del régimen del PCCh.

Por ejemplo, el ingreso per cápita declarado en China es de unos 17,000 dólares, pero esa estadística es engañosa. El ingreso promedio de al menos mil millones de chinos es de unos pocos dólares al día. Es más, a pesar de la afirmación del Partido de haber erradicado la pobreza extrema en China, no lo ha hecho, ni está cerca de hacerlo.

Esa falsa afirmación se basa en la reducción artificial del nivel de pobreza, por debajo del cual se encuentra el 90% de los chinos.

La política de “no piedad”

Pero por debajo incluso de ese nivel de pobreza están los 12 millones de uigures de la región noroccidental de Xinjiang, de los cuales hasta 2 millones están, mientras usted lee esto, viviendo y trabajando en campos de trabajo esclavo dirigidos por las mismas personas que organizan los Juegos Olímpicos de invierno.

La llamada “reeducación” de los prisioneros forma parte del programa de los campos, pero eso es solo la punta del iceberg. La limpieza étnica de la región, en la que el PCCh ha ido sustituyendo a los uigures por chinos han en el transcurso de las últimas décadas, es otra característica de la política “sin piedad” de Beijing.

No es exagerado decir que el trato que China da a los uigures va mucho más allá de los trabajos forzados en condiciones penosas. Tampoco es una exageración afirmar que los dirigentes del PCCh se sienten muy cómodos yendo mucho más allá en su monstruoso trato a sus minorías.

Los crímenes con “características chinas” del PCCh contra la humanidad

Y no se equivoquen, la agresiva represión de las minorías comenzó después de que Xi Jinping se convirtiera en líder de China en 2013. Xi, y nadie más, es el dueño de esa política severa.

De hecho, bajo el liderazgo de Xi, el PCCh ha ordenado y autorizado la tortura como procedimiento operativo estándar en sus campos de concentración de Xinjiang. La política de los campos incluye la tortura física y mental violenta y potencialmente mortal, la experimentación médica cruel e inusual a escala nazi, la esterilización forzada y las ejecuciones en masa.

Han leído bien. El régimen chino dirige ahora la versión del siglo XXI de Auschwitz, con sus propias versiones del Dr. Mengele, cámaras de tortura, clínicas de mutilación quirúrgica, campos de exterminio y mucho más.

Añadiendo un giro perverso a sus oscuras prácticas, el PCCh está sustrayendo órganos humanos de donantes vivos no solo de los uigures, sino también de pacíficos practicantes de Falun Gong, para venderlos en un mercado muy rentable.

En resumen, China está cometiendo abusos masivos de los derechos humanos e incluso un genocidio y Estados Unidos, el “defensor de la libertad y los derechos humanos en el mundo”, sigue estando contento de hacer negocios con Beijing.

Es un marcado contraste con la reacción del mundo cuando se conocieron los campos de exterminio de la Alemania nazi, pero en el caso de China, de alguna manera un tirón de orejas diplomático es todo lo que Estados Unidos puede reunir.

Los visitantes caminan cerca de una columna con los Anillos Olímpicos, el 11 de diciembre de 2021 en Beijing, China.(Kevin Frayer/Getty Images)

El mundo y los Juegos Olímpicos

¿Cómo es posible que 2 millones de seres humanos puedan ser encarcelados y obligados a trabajar en contra de su voluntad, realizando trabajos agotadores, soportando innumerables abusos sin ninguna forma de evitarlo, y sin embargo Estados Unidos y el resto del mundo solo quieran los Juegos Olímpicos?

Es bastante evidente que la Administración Biden no tiene ningún problema con la forma en que el PCCh está tratando al pueblo chino en general, y a los uigures en particular. Estados Unidos parece más preocupado por enviar al equipo olímpico estadounidense a los “juegos del genocidio” de China que por enfrentarse a los abusos masivos del PCCh.

Se alzan algunas voces de condena

En el lado positivo, en 2020, 39 estados miembros de la ONU —incluidos Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Japón y otras grandes democracias— condenaron el “creciente número de informes de graves violaciones de los derechos humanos” en Xinjiang en una carta dirigida a las Naciones Unidas, e instaron a los medios de comunicación internacionales a no transmitir los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022.

Hacen bien en hacerlo.

Pero a pesar del creciente conocimiento de los horrores que el PCCh está cometiendo en Xinjiang, la mayor parte del público estadounidense sigue sin conocer la situación. Esto se debe, en parte, a que Beijing ha mantenido un férreo control sobre el flujo de información y ha enturbiado las aguas con su propia propaganda. Pero también se debe a la falta de cobertura mediática de los crímenes del régimen chino.

La vergüenza de Estados Unidos

¿Por qué los medios de comunicación estadounidenses no hablan de las violaciones de los derechos humanos de China en el período previo a los Juegos Olímpicos?

¿Se debe al amor de los medios de comunicación estadounidenses por los muchos millones de dólares que se ganarán con la transmisión de los juegos?

¿Su falta de honestidad?

¿O es simplemente cobardía flagrante o incluso colaboración?

Tal vez sea una combinación de estos y otros factores.

A pesar de todo, los dirigentes del PCCh no sufren ninguna consecuencia notable por sus acciones. Excepto, por supuesto, por el hecho de que se enriquecen y se hacen más poderosos cada día.

En cuanto a la incapacidad de Estados Unidos, bajo la Administración de Biden, de hacer frente a China y condenar sus crímenes contra la humanidad con un rápido y severo castigo económico, ¿qué tenemos que decir nosotros, como estadounidenses?

¿Qué podemos decir a los uigures?


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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