En la música está Dios presente, la conexión es fantástica

15 de julio de 2014 11:55 AM Actualizado: 14 de agosto de 2015 12:02 PM

Ángel Mahler es músico por naturaleza.  Si bien siempre supo que iba a vivir de la música, no se desarrolló con ese propósito en sí, sino que los réditos llegaron después,  como consecuencia de sus grandes éxitos.

Además de componer musicales, actualmente está abocado a la composición de obras para orquesta sinfónica. Los musicales creados por la dupla creativa de Angel Mahler y Pepe Cibrian son reconocidos internacionalmente  por  su alto nivel artístico y continuamente enriquecen la cartelera porteña.

 SU RELACIÓN CON LA MÚSICA

LGE: ¿Cuál fue su primer encuentro con la música?

Si bien mis padres no eran músicos, les gustaba mucho la música y siempre en mi casa se escuchó música clásica, mi papá era un fanático de la ópera. Yo escuché desde muy chiquito ópera y esa influencia está en los musicales que hago con Pepito Cibrian donde hay mucho de ópera, si bien no es una ópera, los cantantes son liricos.

LGE: ¿Cuándo sintió que podía vivir de la música?

Siempre, obviamente fue una búsqueda. Mis padres me preguntaban: ¿De qué vas a vivir? ¿Te vas a dedicar solo a la música? por eso querían que sea ingeniero. Después con el tiempo, descubrí que las cosas existen, los lugares existen, no es que se inventa la luz en el año 1878, sino que se descubre, pero siempre estuvo desde el comienzo de la humanidad. Nosotros descubrimos un montón de cosas que estuvieron siempre, por eso yo creo que en mi progreso como persona y como músico hay mucho aun por crear, creo que lo mejor siempre está por venir.

LGE: ¿De dónde le parece que proviene la inspiración? ¿Hay momentos en los que se siente más inspirado?

Yo no creo en la inspiración que viene.  La gente piensa que un músico se despierta a la noche, se acuesta a cualquier hora y lo asocian con una vida desordenada. Yo a eso no lo tengo, si bien los horarios son un poco complicados, no se trata de eso. Por eso no creo en la inspiración, creo que uno es inspirado o no, no necesito ese momento único. Yo me siento, está el piano abierto y empiezan a salir cosas, algunas me pueden gustar más que otras, pero cuando uno se conecta con el interior, con esa energía, ¿has escuchado que los pianos tienen alma? El alma del piano es justamente eso, tu alma ahí adentro, siempre hay cosas para componer.

 LGE: ¿De su carrera completa cual fue el momento en el que se sintió más pleno?

Ahora, siempre es ahora, porque lo que crece es el nivel de comprensión de la vida, de la música. Yo miro para atrás y me gusta lo que hice y tengo la convicción de seguir por ese camino porque creo que es el que me gusta transitar y es el que en definitiva creo que le hace bien a la gente. La recompensa es esa, la aceptación de la gente.

LGE: ¿Tiene que ver con una evolución como persona?

Sí, es lo fundamental. Puede ser que a los 20 o 30 años uno viva las cosas de una determinada manera, a los 50 lo vivís de otra, no es ni mejor ni peor una que otra, es distinto, lo que pasa es que con la madurez que tengo ahora, puedo hacer las cosas con otro nivel de conciencia.

LGE: ¿Podría decir que se siente realizado a nivel profesional y personal?

El sueño que tenía de chico fue devuelto mucho más grande de lo que yo tenía en la cabeza, si yo soñé 5, me volvió 20, a ese nivel. Estoy muy contento con todo lo que sucedió, pero no dejo de darme cuenta de que obviamente quiero más, sobre todo crecer en el nivel de detalle y en el nivel de composición.

LGE: ¿Qué siente al ver su hijo Damián seguir sus pasos?

Compartir con Damián es un regalo, es increíble, yo creo que no me quedaron más lágrimas, porque Damián empezó a dirigir en un momento donde se moría mi mamá y yo no podía ir al teatro, era una situación extrema y yo le dije: ¿vos te animas? y el sacó una obra adelante, que estábamos haciendo en el Teatro Nacional que se llamaba “Otelo”, y la dirigió hasta que yo pude volver.

ARTE Y ESPÍRITU

LGE: ¿Es una persona de fe? ¿Tiene una creencia espiritual?

Absolutamente, la conexión entre Dios y el hombre es parte del libre albedrío que nos han dejado y me parece que si usamos esa conexión, te da muchas seguridades y vivís de otra manera. Lamentablemente el ateo tiene todo para perder.

Beethoven decía que la música es el lenguaje de Dios, o sea que Dios está en todo esto, está en nosotros  y los instrumentos son nuestra continuación. Cuando se sienta un pianista en un piano suena de una manera y cuando se sienta otro suena distinto, porque lo que suena es la persona, no el instrumento. En la música está Dios presente, la conexión es fantástica.

LGE: ¿Cree en la retribución de los actos, bien por bien, mal por mal?

Si, toda mi vida está centrada en eso, creo que todos lo que hacemos tiene una recompensa o un castigo, lo hago por convencimiento.

LGE: ¿Qué es lo que busca transmitir con sus obras?

Son distintas etapas, primero era demostrar que podía hacer algo grande, que podía demostrarme y demostrar que estaba capacitado para hacer obras al nivel de otras en el mundo, pero ahora lo que más busco es hacer algo que me haga feliz porque sé que eso va a hacer feliz al público, busco el poder transformador de la música, cuando una obra cuenta un tema interesante, algo que llega realmente al alma de las personas, las modifica.

Cuando uno escucha una sinfonía de Beethoven o una determinada obra, no pasa inadvertido el cuerpo y el alma, creo que la música y el arte en general modifican a las personas.

SU MIRADA SOBRE ARGENTINA

LGE: ¿Cómo ve en líneas generales a la sociedad argentina?

La sociedad argentina está muy enferma, tal vez lamentablemente una de las más enfermas del mundo, la educación es el pilar de todo y cuando eso se desdibuja vamos a tener una sociedad desdibujada en los valores. No digo que el ideal este en otro país, todo el mundo tiene problemas, todas las naciones. Yo tengo 54 años y he vivido distintos momentos de la Argentina y este momento no me gusta.

LGE: Habló de educación ¿piensa que hay que hacer hincapié allí?

Si, en la educación y en la cultura, pero no sé cómo, va a ser duro, tiene que haber un cambio grande.

En realidad, ¿yo por qué estudiaba cuando era chico? Porque quería ser alguien, ¿para qué? Uno no se lo pregunta en ese momento y después va descubriendo los para qué. Ahora por ejemplo descubrí que soy feliz con lo que hago y quiero hacer feliz a la gente, quiero dar porque vuelve el doble, los chicos de hoy son muy pocos los que tienen apasionamiento por ser alguien, por conseguir las cosas por mérito propio, todo eso ¿dónde está?

Hoy se vive de otra manera, hoy lamentablemente las cosas son de otra manera.

LGE: ¿Considera que hay una crisis de valores?

Sin duda, es mundial lo que pasa es que a nosotros se nos nota mucho. Mis padres me educaron con valores éticos y morales, una idea de lo que está bien y lo que está mal, eso uno ya lo trae en su conciencia desde la creación, eso es lo que veo que está muy trastocado y eso me asusta.

Yo siempre dije lo material viene por añadidura, fui un convencido de hacer lo que quise y por añadidura gané dinero y me fue bien, pero vino después, no fue el objetivo, sino hubiese hecho otro tipo de música.

Por eso estoy contento y quiero que mis hijos también lo estén, que sean felices, que hagan lo que quieran pero que lo hagan con todas sus fuerzas, con toda su vocación, eso a veces es difícil de ver en la juventud de hoy.  Igualmente hay casos de chicos que aparecen y tienen ganas de superarse y de crecer, apostemos a que eso tenga un buen resultado.

LGE: ¿Qué piensa de los gobernantes?

Me asusta la mirada de los gobernantes, como no se dan cuenta o como sí se dan cuenta de lo mal que hacen a una sociedad que en lugar de superarse decae, es lamentable porque los argentinos tenemos algo muy impresionante, tenemos todos los medios para ser lo que no somos. Estuve en Israel hace dos años, uno de los lugares más áridos del planeta y están las mejores frutas, las mejores cosas, pero está la inteligencia del hombre ahí.

Nosotros con todos los recursos que tenemos, no tendríamos que padecer lo que padece el país como el caso de los chicos desnutridos que no logran su evolución.  Eso es una decisión, que evidentemente es política. El día que se decida que no haya más hambre no va a haber más hambre, es increíble y en el mundo es así, hoy no tendrían que pasar un montón de cosas que pasan. Es una decisión política, el día que eso cambie va a ser muy fácil, pero eso ya sería otro mundo.

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