Cuando escapar de China es la única opción

24 de Octubre de 2015 5:12 PM Actualizado: 11 de Enero de 2016 1:12 PM

Bao Zhuoxuan, el hijo de dos activistas de derechos humanos, fue capturado el 6 de octubre cuando trataba de escapar de China. Hace seis años, Geng He, la esposa de un prominente abogado de derechos humanos, junto con sus dos hijos, recorrieron un camino similar, aunque en su caso, lograron escapar con éxito.

Bao, de 16 años de edad, es hijo de Wang Yu, una abogada defensora de derechos humanos detenida por el Partido Comunista Chino desde que este lanzó una ofensiva en julio contra la comunidad de la que ella forma parte; su padre es Bao Longjun, otro activista.

Se informó que Bao Zhuoxuan fue perseguido por la policía china cuando cruzaba la frontera hacia Birmania, y luego llevado a Mongolia Interior donde fue puesto bajo estrecha vigilancia.

En una reciente entrevista con La Gran Época, Geng He expresó su gran simpatía por el jovencito y su fallido intento de huir de China.

Gao Zhisheng -el esposo de Geng He-, otro prominente abogado de derechos humanos en China, entró en la mira de las autoridades chinas después de escribir  tres cartas abiertas dirigidas a la dirección del Partido Comunista, instándola a poner fin a la persecución a los practicantes de Falun Gong -una disciplina espiritual que ha sido perseguida por el Partido Comunista durante los últimos 16 años.

El caso de la abogada Wang Yu tiene muchas similitudes con el de Gao, quien como abogado de derechos humanos tomó muchos casos particularmente sensibles para el régimen chino, como el del célebre intelectual uigur llham Tohti y de adherentes de Falun Gong. Ambos abogados fueron apuntados específicamente por el Partido Comunista, y ambos fueron acosados por su trabajo de defensa legal, incluyendo amenazas a sus familias.

La abogada Wang fue expulsada del tribunal y arrojada a la calle por policías cuando ejercía su trabajo de defensa en los casos de dos adherentes de Falun Gong: Wang Zhanqing y Ma Weishan, el pasado 2 de julio en la ciudad de Sanhe, provincia de Hebei.

Wang fue detenida el pasado mes de julio cuando las agencias de seguridad del Partido lanzaron una ofensiva de gran alcance en toda China contra la comunidad defensora de los derechos humanos, en la que llegaron a detener  a más de 290 abogados y disidentes.

Su marido, Bao Longjun, y su hijo, Bao Zhuoxuan, a su vez fueron detenidos en el aeropuerto de Beijing el 8 de julio, el día en que Zhuoxuan tomaría un vuelo a Australia para estudiar.

Después de eso, el jovencito Bao Zhuoxuan fue puesto bajo vigilancia policial especial, y  le fueron confiscados su pasaporte y la llave de la casa de su familia en Beijing.

Geng He dijo que creía que el niño escogió escapar porque no tenía otra opción. “Es lo que haces cuando no tienes otra opción”,  dijo la esposa de Gao, recordando su escape de China hace seis años.

Antes de su huida, Geng y sus hijos también estaban bajo la estrecha vigilancia de agentes de seguridad del Partido.

“Seis policías entraron en mi casa. No se nos permitía cerrar las puertas al ir al baño, o apagar las luces al dormir … En total, más de 100 policías se turnaban para mirarnos todos los días, durante todo el día”, dijo Geng He.

Y agregó: “Cuando mi hija estaba en la escuela, la policía se sentaba detrás de ella. Nadie en la escuela se atrevía a hablar con ella”. El profesor les advirtió a los otros niños que si le prestaban a la hija de Geng He sus teléfonos celulares, o le expresaban simpatía, serían entregados a la policía. Su hija estaba bajo tal presión mental, que en un momento intentó quitarse la vida con un cuchillo.

Geng He finalmente fue capaz de llevar a sus hijos a los Estados Unidos, después de que recibió una nota escrita por un amigo, que le fue entregada frente a su casa por un vendedor de la calle. Ella utilizó teléfonos públicos para llamar a los números que le fueron proporcionados, en los que le indicaban el próximo lugar adonde ir. “Preferí creerle a extraños. Lo que pasara después sería mejor que volver, a pesar de que no tenía ni idea de lo que sería”, dijo.

Cuando ella y sus hijos tomaron el tren para cruzar de Yunnan a Birmania, se escondieron durante horas en el baño mientras la policía comprobaba las tarjetas de identificación de los pasajeros.

Incluso después de su llegada a Tailandia, se asustaba cada vez que escuchaba un golpe en la puerta. Por temor a ser capturada y enviada de vuelta a China, la familia no se atrevía a dar un paso hacia la puerta. No había televisión o juguetes para los niños. “Una vez mi hija escapó y desapareció durante 30 minutos”, dijo Geng He. “Cuando volvió, nos abrazamos y lloramos. Le dije que nuestro escape de Beijing había sido muy difícil”.

Pero Bao Zhuoxuan no ha sido tan afortunado. Después de su fallido intento de escape, es probable que el Partido Comunista intensifique la vigilancia personal que ejerce sobre él.

Con reporte de Liang Bo.

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