España prueba con éxito perros para ayudar a las personas a dejar la adicción al alcohol

17 de enero de 2019 Noticias

Ras y Fox son dos perros rescatados de situaciones de abandono que ayudan a pacientes con problemas de alcohol a superar su adicción, enseñándoles que es posible transitar por caminos repletos de estímulos que invitan a beber sin caer en el consumo.

Se trata de un proyecto de investigación, pionero en España, que se lleva a cabo en el Hospital Doce de Octubre de Madrid, del que se han presentaron este miércoles los resultados preliminares, en un acto en presencia del consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero.

Una vez a la semana, los perros acuden al hospital y se integran como uno más, junto a guías, psicólogos y psiquiatras, en la terapia, que es complementaria a la atención clínica habitual del programa de tratamiento del alcoholismo del servicio de psiquiatría de este centro hospitalario.

Los animales realizan ejercicios distintos en cada sesión, mostrando su comportamiento ante situaciones que pueden ser un reto para ellos como, por ejemplo, un camino repleto de golosinas que deben seguir sin distraerse.

Así, enseñan a los pacientes cuál es la conducta más apropiada para alcanzar la abstinencia y a ser capaces de evitar el consumo de alcohol en entornos poco amigables.

El jefe de servicio de Psiquiatría del Doce de Octubre, el doctor Gabriel Rubio, precisó que las terapias frente al alcoholismo pasan por provocar «un cambio importante, radical, en el estilo de vida del paciente» y, para lograrlo, el tratamiento con perros es fundamental.

En el proyecto, que acaba de concluir, participaron 12 pacientes y, dado los buenos resultados, se va a continuar con la investigación hasta llegar a 90 personas con problemas de alcoholismo.

Eugenio Sánchez, uno de los pacientes del programa, reconoció que «día a día» se encuentra con estímulos que invitan a beber y dijo que aprendió de los perros a fijarse en otras motivaciones para que el estímulo que supone el alcohol pase a un segundo término.

«El Eugenio de hoy no es el Eugenio de hace dos años», subrayó este paciente, que afirmó que el conocimiento de la enfermedad le hizo «seguir profundizando en la abstinencia».

«Había llegado a ser un bulto sospechoso que transitaba por la vida con el objetivo de llegar a desaparecer (…). Ahora puedo decir que me quiero a mí y, a partir de ahí, estoy empezando a querer a los demás, a ser persona».

Ruiz Escudero destacó el papel del perro como «facilitador social» que ayuda al paciente a establecer nuevas relaciones sociales o a recuperar aquellas degradadas, contribuye a recuperar su estado emocional y adquirir nuevos valores, y a forjar nuevos hábitos y mantenerlos a lo largo de la vida.

El proyecto se realiza en colaboración con la Asociación Souling, cuya responsable, Mercedes Fernández Rosell, apuntó que el perro no solo actúa como motivador, sino que se establece con el paciente una relación bidireccional de ayuda mutua.

Descubre la razón:

Louise Morrison nació enferma y ahora a los 60 se siente mejor que cuando era adolescente