Frente Unido: criar adolescentes es una gran aventura

No estoy seguro de cuándo exactamente, y no hay testigos oculares que demuestren mi teoría, pero hubo una invasión alienígena que se apoderó del-mejor-niño-del-mundo. Eso se lo puedo asegurar. Como es lógico, nuestra vida era un poco caótica con cuatro niños traviesos, pero era genial. Básicamente podía resolver cualquier problema con una galleta y un libro. Eso es, hasta que ocurrió.

Me refiero a la invasión de Jesse de 11 años, nuestro hijo mayor. Ya sabes, el-mejor-niño-del-mundo. Lo apodé «Bud» porque todos los días me ayudaba alegremente con sus tres hermanos menores, nuestro perro y el gato.

Nacido con grandes ojos marrones y una mano en la cadera, Jesse estaba lleno de grandes ideas y podía hacer que las rutinas diarias de la vida fueran entretenidas.

Entonces todo pareció cambiar. Una mano en la cadera se convirtió en dos, y la alegre voluntad se convirtió en audaz desobediencia. Me tomó totalmente desprevenido, como un carpintero sin herramientas. Pero la ayuda estaba en camino.

Era un sábado por la mañana. Estaba cortando el pelo a nuestro vecino, Vince, en nuestro porche trasero. Vince es 10 años mayor que mi marido, Mike, y yo. Aunque sus hijos tienen la misma edad que los nuestros, esa diferencia de 10 años le daba una sabiduría que yo esperaba aprovechar.

Así que compartí mi dilema con Vince. En realidad, lloriqueé sobre él mientras le cortaba el pelo y me derrumbaba como carne de cerdo en una olla de barro.

Pobre Vince, no podía escapar. ¡Le estaba cortando el pelo! Le hablé de las faltas de respeto de Jesse, de las interminables discusiones que teníamos Mike y yo, y de mi miedo a que los otros tres chicos empezaran a imitar el comportamiento de su hermano mayor. Mirando hacia atrás, admito que sonaba como Chicken Little, «¡Oh Vince! El cielo se está cayendo!».

Luego murmuró: «¿No recuerdas el frente unido? Ya sabes, nuestros padres, el frente unido». Al principio, no lo entendí. Vince ni siquiera conocía a mis padres. Luego continuó: «¿Alguna vez nos metimos entre nuestros padres? ¿Alguna vez enfrentamos a un padre contra el otro? No. Nunca nos dieron la oportunidad».

¡Vince tenía razón! Al crecer, no me atrevía a pensar algo malo de mi madre delante de mi padre por miedo a que escuchara mis pensamientos. Quejarme de mi padre ante mi madre habría sido igualmente inútil. No había que dividir y conquistar. Ni una pizca de posibilidad.

Ese corte de pelo lo cambió todo. No podía esperar a hablar con Mike. Como nuestros hijos eran pequeños, no podíamos dejarlos solos sin una niñera. Así que empezamos a pasear por nuestro patio trasero y por la calle de enfrente de nuestra casa. De este modo, podíamos hablar en privado mientras trazábamos nuestros planes de batalla como padres.

Al principio, los niños nos miraban desde la ventana y nos saludaban con la mano, preguntándose qué demonios estábamos haciendo. Vince se asomaba de vez en cuando a la puerta principal con una sonrisa y decía: «Veo que están desgastando el pavimento de nuevo». Él sabía exactamente lo que estábamos haciendo. Nos estábamos convirtiendo en un equipo, «el frente unido». Suena bien. ¿Verdad? Créanme. Fue duro.

Desde ese corte de pelo, hemos dado miles de paseos, algunos cortos y otros muy largos. Caminamos hasta dar con un plan en el que ambos estamos de acuerdo. Como puedes adivinar, los extraterrestres volvieron por los otros tres niños. Afortunadamente, fue de uno en uno, y con todo nuestro «entrenamiento en el pavimento», cada invasión se hizo un poco más fácil. Nos sentimos aliviados cuando los alienígenas nos devolvieron a nuestros chicos y se marcharon para siempre. Creo que nuestros chicos también lo estaban.

Bernadette Bonanno vive en Albany, N.Y. Se puede contactar con ella en [email protected]

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