Hallan los primeros fósiles del impacto del asteroide de Yucatán y desaparición de dinosaurios

Por Anastasia Gubin
01 de abril de 2019 7:57 AM Actualizado: 01 de abril de 2019 12:35 PM

En un sitio llamado Tanis, en la Formación Hell Creek de Dakota del Norte en Estados Unidos, un equipo de paleontólogos desenterró lo que revela como “una instantánea detallada de los terribles momentos después del impacto de Chicxulub (al borde de la península de Yucatán), el evento más cataclísmico que se sabe ha ocurrido en la Tierra”, al que se atribuye la muerte de los dinosaurios hace 66 millones de años atrás, informó la Universidad de Kansas el 29 de marzo.

El estudio realizado por un grupo de especialistas de varias universidades internacionales, entre ellas la Universidad de Berkeley, publicó el hallazgo en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias el 1 de abril.

El impacto de un meteorito hace 66 millones de años generó una ola de tsunamis en un mar interior que mató y enterró peces, mamíferos, insectos y un dinosaurio, las primeras víctimas del último evento de extinción masiva de la Tierra. La escena de la muerte desde una hora después del impacto ha sido excavada en un sitio de fósiles sin precedentes en Dakota del Norte”, añadió el equipo académico de Berkeley.  Esto, se cree que se replicó en otras partes del planeta.

En Tanis los animales y fósiles de peces se revelaron exquisitamente conservados, arrastrados en un depósito de la gran ola de alta energía que se generó minutos después de que la roca celeste golpeó la Tierra. Estas criaturas vivían en y alrededor de un río profundo que estaba conectado a una vía marítima interior. Todo demuestra que murieron por el impacto de Chicxulub en la costa de Yucatán.

El comienzo del fin, describen los investigadores de Berkeley, comenzó con un violento temblor generado por el impacto, que levantó olas gigantes de 30 pies (9 metros) en las aguas de un mar interior en lo que hoy es Dakota del Norte.

Entonces comenzaron a caer del cielo pequeñas cuentas de vidrio de unos 5 milímetros de diámetro con impacto masivo balístico. “La lluvia de cristales fue tan fuerte que puede haber incendiado gran parte de la vegetación en tierra. En el agua los peces luchaban por respirar mientras las perlas obstruían sus agallas”, añade el informe.

Peces fosilizados apilados uno encima de otro, sugiriendo que fueron arrojados a tierra y murieron varados en una barra de arena después de que el seiche se retiró. (Robert De Palma-Universidad de Texas)

La pared de agua formada por el tsunami llegó a la boca del río en Dakota, “arrojando cientos, si no miles, de peces de agua dulce (esturión y paddle) a una barra de arena e invirtiendo temporalmente el flujo del río”.

Los peces fueron atrapados por el agua que retrocedía y fueron arrojados entre las perlas de vidrio mientras algunos quedaban enterrados en el barro.

Según el análisis del hallazgo, por cerca de 10 a 20 minutos fluyó este “torrente de rocas, arena fina, y las pequeñas cuentas de vidrio” hasta que “una segunda ola grande inundara la costa y cubriera el pescado con grava, arena y sedimento fino, y los sellara del mundo durante 66 millones de años”.

Según los informes de las universidades, se cree que el impacto erradicó alrededor del 75 por ciento de los animales y plantas de la Tierra.

Tektitas (Robert De Palma-Universidad de Texas)

«Una masa enmarañada de: peces de agua dulce, vertebrados terrestres, árboles, ramas, troncos, amonitas marinas y otras criaturas marinas, fue embalada en esta capa por el oleaje dirigido hacia el interior», dijo el geólogo Robert De Palma, autor principal del estudio, cursante del doctorado de Kansas, miembro del Instituto de Biodiversidad de la universidad y del Museo de Historia Natural.

En el lugar no lejos de Bowman en Dakota del Norte, los peces “se apilanron uno encima de otro y se mezclaron con troncos de árboles quemados, ramas de coníferas, mamíferos muertos, huesos de mosasaurio, insectos, la carcasa parcial de un Triceratops, microorganismos marinos llamados dinoflagelados y cefalópodos marinos tipo caracol llamados amonio”.

Walter Alvarez y Robert De Palma en Tanis (Robert De Palma-Universidad de Texas)

Fueron seis los años de excavaciones hasta determinar que el descubrimiento “es el primer conjunto de organismos de muerte masivos que se han asociado con el límite K-T», dijo De Palma. El límite K-T se llama al corto período al final del Período Cretácico cuando se exterminaron los dinosaurios y tres cuartas partes de la vida terrestre.

Un asteroide o cometa fue el responsable de golpear la Tierra hace 66 millones de años y fue este impacto el que creó el enorme cráter conocido como Chicxulub, en el fondo del océano en la costa de la península de Yucatán. México.

El Sol sobre la superficie del asteroide Ryugu. Imagen de archivo. (Jaxa. Gobierno de Japón)

Como resultado del impacto se lanzaron a la atmósfera, a kilómetros de distancia, rocas vaporizadas con polvo de asteroides a la atmósfera. “La nube finalmente envolvió la Tierra preparando el escenario para la última extinción masiva de la Tierra”, destacó el equipo de Berkeley.

“Las cuentas, llamadas tektitas, se formaron en la atmósfera a partir de rocas fundidas por el impacto”, señaló el equipo de Berkeley.

Cráter Chicxulub, lugar del evento más cataclísmico que se sabe ha ocurrido en la Tierra”, al que se atribuye la muerte de los dinosaurios hace 66 millones de años atrás, (Wikimedia Commons)

Tsunamis atípicos se replicaron por el planeta

El profesor Mark Richards y el profesor Walter Alvarez, hace 40 años plantearon la hipótesis de que un impacto de cometa o asteroide causó la extinción masiva. Hoy junto con De Palma y el científico holandés Jan Smit analizaron la mortal lluvia de perlas de vidrio y las ondas parecidas a un tsunami, describiéndolo como un tsunami atípico.

El impacto fue a unos 3000 kilómetros de distancia del hallazgo en Dakota. En un tsunami normal la ola tardaría unas 10 a 12 horas o incluso más de 17 horas en llegar al lugar, pero hace 66 millones de años, tras el impacto, la ola imprevista ocurrió después de unos 10 minutos.

La causa debió ser una onda de terremoto de magnitud de 10 a 11 grados, generado por el impacto del meteorito o cometa. Esto generó “una onda estacionaria en el mar interior (en Dakota) que es similar a estar chapoteando en una bañera durante un terremoto”, destaca el informe.

Para entender el efecto, un ejemplo citado fue el terremoto de Tohoku de 2011 en Japón de magnitud de 9,0 grados, que creó las ondas llamadas seiches o estacionarias de 1,8 metros de altura unos 30 minutos más tarde en un fiordo noruego a 5000 kilómetros de distancia.

Tsunami en Tailandia 2004. (Wikimedia Commons)

Las sacudidas sísmicas pueden causar oleadas lejos del epicentro«, dijo De Palma. «En el ejemplo de Tohoku, las oleadas se desencadenaron a casi 5.000 millas de distancia en Noruega a solo 30 minutos del impacto. Por lo tanto, el impacto del período KT podría haber causado oleadas similares en cuerpos de agua del tamaño adecuado en todo el mundo”.

Por su parte, Álvarez calculó que las tektitas de vidrio habrían llegado como un masivo impacto de balas desde el espacio, alcanzando velocidades terminales de entre 160 a 320 km/h (100 y 200 millas por hora).

Puedes imaginarte parado allí siendo arrojado por estas esferas de vidrio. Podrían haberte matado«, dijo Richards. “Muchos creen que la lluvia de escombros fue tan intensa que la energía encendió incendios forestales en todo el continente americano, si no en todo el mundo”.

Según los investigadores, antes de la ola ya los peces habían inhalado las pequeñas esferas de vidrio expulsadas del impacto de Chicxulub, dijo el coautor el paleontólogo David Burnham del Instituto de Biodiversidad de Kansas, quien encontró las cuentas en las branquias del los peces excavados.

Tiranotitan, dinosaurio gigante argentino. (Wikimedia Commons)

«Estos peces los respiraron mientras nadaban en la columna de agua…No sabemos si algunos fueron asesinados por respirar esta eyección, también», dijo Burnham.

«La sedimentación ocurrió tan rápidamente que todo se conserva en tres dimensiones, no están aplastados», dijo Burnham. «Es como una avalancha que se derrumba casi como un líquido, y luego se asienta como el hormigón. Fueron asesinados repentinamente debido a la violencia del agua. Tenemos un pez que golpea en un árbol y se partió por la mitad».

«Al menos varios parecen ser nuevas especies, y las otras son los mejores ejemplos conocidos de su tipo», dijo De Palma.

Según Burnham, el tesoro fósil llena un vacío en el conocimiento científico con nuevos detalles vívidos.

«Hemos entendido que las cosas malas pasaron justo después del impacto, pero nadie había encontrado este tipo de evidencia«, manifestó el científico. «La gente ha dicho: ‘Entendemos que esta explosión mató a los dinosaurios, pero ¿por qué no tenemos cadáveres por todas partes?’ Bueno, ahora los tenemos.

Mano de un megaraptor, dinosaurio descubierto en la Patagonia Argentina. (Wikimedia Commons)

«Es difícil no emocionarse y apasionarse por este tema», dijo De Palma. «Observamos los registros momento a momento de uno de los eventos de impacto más notables en la historia de la Tierra. Ningún otro sitio tiene un registro como ese. Y este evento en particular está vinculado directamente a todos nosotros, a todos los mamíferos en la Tierra. De hecho, debido a que esencialmente es aquí donde heredamos el planeta. Nada fue igual después de ese impacto. Se convirtió en un planeta de mamíferos en lugar de un planeta de dinosaurios”.

«Como seres humanos, descendimos de un linaje que sobrevivió literalmente en las cenizas de lo que fue el glorioso reino de los dinosaurios», concluyó De Palma.

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