Hombre de 100 años muere 28 horas después de su esposa, adivina las últimas palabras que le susurró

Por Chris Ford - La Gran Época
07 de julio de 2019 4:54 PM Actualizado: 07 de julio de 2019 4:54 PM

La historia de amor de esta pareja era como las novelas románticas que escuchamos. Estuvieron casados por más de siete décadas, e incluso la muerte no los iba a separar.

Cuando Helen Auer, de Cincinnati, Ohio, falleció a la edad de 94 años, estaba sentada en la silla de su casa. Su esposo, Joe, entró en la habitación y supo que ella lo había dejado. Se inclinó para darle un beso de despedida y le susurró al oído: «Helen, llámame a casa», informó el medio Cincinnati Inquirer.

Solo había transcurrido un día desde que falleció su amada Helen; sin embargo, parecía como si lo hubiera llamado a casa. Helen murió el miércoles 15 de octubre de 2014 y, para el viernes 17 de octubre de 2014, Joe también se había unido a ella.

Joe había celebrado su 100º cumpleaños cinco meses antes de su fallecimiento, y sus nueve hijos sabían que sobreviviría una noche sin su novia, pero no dos.

La pareja se conoció por primera vez en la iglesia, y después de casarse en 1941, tuvieron a su primer hijo, Barry. Joe se fue a pelear en el ejército de los Estados Unidos contra los alemanes, ya que la Segunda Guerra Mundial acababa de estallar. Para entonces, Helen estaba embarazada de su segundo hijo. Helen pudo enviarle una foto de ella junto con los dos niños, Barry y Judy, mientras estaba en Francia. Guardó la foto en su billetera y la llevó a todas partes. Incluso cuando aterrizó en la playa de Utah en el día D, la preciosa imagen se mantuvo para siempre. «Nunca dejó su billetera», dijo Jerry Auer, su décimo y último hijo. «Todavía está ahí en este momento».

Mary Jo Reiners, una de las hijas de la pareja, quien ayudó a sus padres durante sus últimos años, describió a su madre como la más extrovertida de los dos: “Amaba a su familia y sus amigos. A ella le encantaba estar ocupada con su familia», dijo Reiners. Con una camada de diez hijos para criar, la pareja necesitaba tener orden en sus vidas, y Joe fue el que manejó la disciplina. Siendo un hombre de una fuerte fe, como también lo era su esposa, crió a sus hijos con firmeza y amor.

Después de que Joe sirvió en la guerra durante tres años, regresó a casa y se convirtió en grabador, según el Daily Mail.

Cuando su décimo hijo alcanzó el tercer grado, Helen también comenzó a trabajar en la cafetería de la escuela de St. Lawrence Parish, preparando almuerzos. Ella se convirtió en parte de un grupo de trabajadores conocidos por su espíritu edificante. «Fueron llamadas las hermanas de la sartén», dijo Jerry Auer.

Cuando la pareja falleció, su hijo mayor, Barry, tenía 72 años, seguido por Judy, Steve, Mary Jo, Jeanne, Karen, Tom, Chris y finalmente Jerry, de 52 años. Bob Auer, uno de sus diez hijos, falleció luego de haber sufrido de cáncer hace varios años. La pareja deja atrás a sus nueve hijos restantes, 16 nietos, 29 bisnietos y un tataranieto.

«Papá pensó en sus hijos como un regalo de Dios, eso era su responsabilidad», dijo Mary Jo. “Él nos enseñó a ser siervos de Dios y a ser cuidadores de su Tierra. Estaba reciclando en su último día».

Mary Jo resumió sus sentimientos: «Es un momento feliz. «Mamá y papá vivieron una vida bendecida».

“Eran personas sencillas, humildes. No querían nada y obtuvieron todo a cambio», dijo Jerry.

«Si alguien estuviera pensando en casarse, podrían tomar el ejemplo de mis padres».

De hecho, la de ellos fue una verdadera historia de amor.

Louise Morrison nació enferma y ahora a los 60 se siente mejor que cuando era adolescente

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.