Un hombre de Wisconsin que paseaba por la playa quedó atónito al descubrir un cerebro de animal envuelto en papel de aluminio que había sido arrastrado hasta la orilla.
James Senda estaba buscando cristal marino el 15 de septiembre en el parque Samuel Myers en Racine, cuando descubrió un paquete en forma de ladrillo envuelto en papel de aluminio con una banda elástica rosa.
Sospechando que el paquete contenía dinero o drogas y vencido por la curiosidad, Senda desenvolvió el paquete solo para descubrir un cerebro con flores rosas y dinero extranjero.
«Cuando lo abrí por primera vez, creo que me sorprendí tanto que no sabía que era», dijo Senda a CNN. «Me dirigí a unos policías cercanos y dije: ‘¿Acabo de encontrar un cerebro?'».
La policía dijo el jueves que el cerebro no pertenecía a un humano, pero los médicos forenses no están seguros de qué animal vino, informó la afiliada de CNN, WDJT.
Algunos miembros de la comunidad sospechan que el cerebro puede haber sido parte de un ritual de despedida para los muertos, que incluye artículos —como dinero y flores— que pueden usar en la otra vida, pero nadie «puede explicar el cerebro», dijo Senda.
El cerebro era más grande que el tamaño de su mano extendida y no estaba descompuesto, dijo.
«Me alegro de ser el que lo encontrara», añadió Senda. «Imagina que una abuela o una madre, o un niño que estaba jugando cerca, fuera quien lo viera y lo desenvolviera. Tengo 47 años y estoy asustado por ello».
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