Intentando detener la persecución a Falun Gong en sus comienzos

16 de agosto de 2013 9:48 AM Actualizado: 15 de junio de 2016 11:26 AM

El 19 de julio de 1999, viajaba hacia Beijing en un autobús interurbano desde la provincia de Hebei, cuando fuimos detenidos a mitad de camino por la policía armada. Alcancé a escuchar lo que el policía le decía al conductor: querían interceptar a practicantes de Falun Gong que viajan a Beijing para hacer apelaciones.

Luego de que el autobús arribara a la Estación del Museo Militar, descendí y comencé a caminar hacia el edificio de la Televisión Central China (CCTV). La atmósfera en el lugar era muy tensa, había muchos funcionarios, oficiales y agentes encubiertos. Se rumoreaba que la CCTV iba a transmitir un programa para calumniar al Sr. Li Hongzhi, el fundador de la disciplina espiritual Falun Gong.

La filmación fue realizada en Wuhan, capital de Hebei, y miles de practicantes de Falun Gong ya habían peticionado en el edificio de la CCTV con la intención de detener las difamaciones.

Yo me gradué con un título universitario en la Universidad de Tsinghua, también conocida como el M.I.T. chino, y estaba a la espera de iniciar un programa de doctorado en 1999. El 20 de julio fui a la escuela e ingresé en la recién creada página web de Falun Gong, llamada Minghui.

Quede aturdido: todos los practicantes encargados de los centros asistenciales de Falun Gong y todos los miembros de la Sociedad de Investigación de Falun Gong de Beijing fueron secuestrados en mitad de la noche.

Muchos practicantes de Falun Gong en Changchun, Shenyang y otros lugares que peticionaron en sus respectivos gobiernos locales para salvaguardar el ambiente de práctica de Falun Gong fueron golpeados y arrestados por la policía.

Apelando en Beijing

Cuando almorzaba en la cafetería, me encontré con varios compañeros practicantes y decidimos que al día siguiente iríamos a peticionar a la Oficina Estatal de Apelaciones, oficina supuestamente abierta para cualquier persona en China que quiera reclamar por la compensación ante delitos estatales.

El 21 de julio fue un día muy caluroso. Las calles circundantes a la Oficina de Apelaciones estaban repletas de oficiales encubiertos que se paseaban al azar en busca de practicantes. Aun así, muchos compañeros de Beijing estaban allí, completamente decididos.

Vi a dos practicantes, que parecían ser de otra provincia, siendo empujados dentro de un auto de policía. Uno de ellos preguntó, “¿Por qué me arrestan?” El policía respondió amenazante, “Lo sabrás muy pronto”.

A medida que más practicantes comenzaron a reunirse, aumentando también el número de policías, llegaron grandes autobuses vacíos uno detrás de otro, y los oficiales comenzaron a sujetar a los practicantes y a empujarlos dentro.

Los practicantes se resistieron, firmes y en pie, tomados de las manos y los brazos. Luego, de repente, docenas de policías corrieron hacia una mujer de mediana edad y derribándola al suelo comenzaron a patearla violentamente. Cuando perdió el conocimiento, la cargaron en el autobús.

Los practicantes protestaron, “Protejan la constitución, [los policías] no pueden golpear a las personas”.

Un policía no estaba muy lejos de mí, y le dije, “¿Se llaman a ustedes mismos ejército popular, por qué golpean a las personas? Él no respondió.

Cuando la policía tiró violentamente de nosotros, arrastrándonos, los músculos de mi pecho resultaron heridos.

Más tarde, el resto de practicantes fuimos forzados a entrar en los grandes autobuses y llevados al Estadio Shijingshan, en las afueras de Beijing. Apretaron a más de un centenar de nosotros dentro de un autobús, pero además del conductor había solo un policía como custodio.

Con sus acciones, demostraron estar al tanto de que arrestaban a ciudadanos buenos e inocentes. Ese único guardia en el colectivo resultó ser la prueba de que los practicantes de Falun Gong son buenas personas que cumplen con los principios de verdad, benevolencia y tolerancia.

Después de llegar al Estadio Shijingshan, fuimos empujados al suelo y obligados a sentarnos bajo el sol ardiente, mientras la policía nos insultaba y se burlaba. Un practicante fue constantemente derribado por la policía, pero una y otra vez se ponía de pie. La policía también derramó agua sobre él.

Más tarde, nos llevaron al Estadio Fengtai, donde incluso más practicantes fueron detenidos. Vi a la policía antidisturbios llevando cascos y sosteniendo escudos y bastones, golpeando a practicantes. Un estudiante de la Universidad de Tsinghua fue maltratado hasta que su camiseta se convirtió en harapos. El cinturón de otro practicante se rompió en medio de una paliza.

Al día siguiente, nuevamente fuimos a apelar. La situación fue similar a la del día anterior. Muchos practicantes fueron golpeados y arrestados.

La difamación y la búsqueda de justicia

Por la tarde, regresé a la Universidad de Tsinghua para encargarme de algunas cosas. A las quince horas, todos los estudiantes y profesores fuimos notificados de que debíamos mirar la televisión de inmediato. En la pantalla aparecía una persona amenazante y de aspecto desagradable anunciando que el Ministro de Asuntos Civiles prohibía Falun Gong.

A partir de ese momento, los medios de comunicación comenzaron a atacar a Falun Gong incesantemente. Todos los canales de televisión, periódicos, estaciones de radio y sitios de internet eran utilizados para calumniar a Falun Gong y al Sr. Li Hongzhi.

Durante esos días el clima en Beijing era extremadamente caluroso. Amigos míos de la universidad dijeron sentirse como si vivieran en el infierno.

La abrumadora campaña mediática en contra de Falun Gong me causaba un dolor inmenso. Todo lo que quería era apelar y buscar justicia por Falun Gong

En los días que siguieron, los practicantes de la Universidad de Tsinghua junto a practicantes de Beijing y de otras áreas pusimos mucho esfuerzo en contar a las personas acerca de la persecución que se estaba llevando a cabo. Los practicantes sufrieron grandes pérdidas.

Casi todos los que practicaban Falun Gong en la Universidad de Tsinghua, incluyendo a profesores y estudiantes, fueron perseguidos; la mayoría enviados a prisión o a campos de trabajo forzado, con una sentencia de hasta 13 años.

Alumnos como Yuan Jiang murieron bajo los malos tratos y la tortura; Liu Zhimei, una joven estudiante, fue conducida a la locura y ahora se encuentra incapacitada; Zhang Lianjun, sufrió una parálisis y daño cerebral. Estos son solo unos ejemplos.

Yo fui arrestado en muchas ocasiones y sentenciado a cinco años de prisión. Pasé dos años en el Segundo Centro de Detención de la ciudad de Zhuhai y tres años en la Prisión Sihui en la provincia de Guangdong. Fui forzado a hacer trabajo esclavo.

Los abusos que sufrí incluyen la alimentación forzada, golpes, descargas con bastones eléctricos y privación del sueño. Y además fui atormentado con “sesiones de crítica” al estilo de la revolución cultural y lavado de cerebro.

Cambiando a China

El sufrimiento que experimentaron los practicantes de Falun Gong de la Universidad Tsinghua es solo un pequeño ejemplo de lo que soportaron los practicantes de toda China. Durante los últimos diecisiete años, muchas historias desgarradoras salieron a la luz. Muchos perdieron sus vidas defendiendo su dignidad y la justicia.

Sin embargo sus pacientes esfuerzos produjeron cambios en China. Más y más ciudadanos están comenzando a comprender la verdad y a apoyar a Falun Gong, expresando su desaprobación hacia las autoridades mediante la renuncia al Partido Comunista Chino (PCCh). Algunos incluso comenzaron a practicar Falun Gong.

Durante estos 14 años, el liderazgo PCCh cambió dos veces, pero la persecución continúa.

Falun Gong enseña a las personas a vivir de acuerdo con los principios de verdad, benevolencia y tolerancia. Todos los practicantes se esfuerzan por elevar sus estándares morales.

La persecución no solo está dirigida hacia Falun Gong. Es un asalto a la idea de vivir una vida honrada y llevó a la sociedad china al borde del colapso moral. La persecución se convirtió en una calamidad para toda la nación.

Desde que los crímenes de la sustracción forzada de órganos a practicantes de Falun Gong fueron expuestos, ¿Cómo puede alguien con conciencia apoyar al régimen comunista chino? La persecución debe terminar.

Huang Kui emigró a Estados Unidos en 2008. Es Ingeniero, vive y trabaja en Peoria, Illinois.

Artículo original en chino 

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