Los investigadores encontraron evidencias en el mundo real de que la disonancia cognitiva, la incomodidad psicológica o la tensión que sentimos cuando hay una inconsistencia entre nuestra cognición y nuestro comportamiento, pueden generar dolor en el cuerpo.
La cognición es el proceso de adquirir conocimiento y sabiduría a través del pensamiento, la experiencia y los sentidos.
En un estudio realizado por la Universidad Estatal de Ohio y la Universidad de Michigan que fue publicado en la revista Ergonomics en febrero, los investigadores organizaron a 17 voluntarios (nueve hombres y ocho mujeres de 19 a 44 años) para que levantaran cajas livianas y les presentaron una situación conflictiva en la que primero les dijeron el gran trabajo que harían, y después expresaron fuertes críticas sobre la calidad de su trabajo.
A los participantes se les colocaron sensores portátiles y tecnología de captura de movimiento que detectó las cargas espinales máximas en el cuello y en la parte baja de la espalda, tanto para la compresión de las vértebras como para el movimiento vertebral, lo que también se conoce como cizallamiento.
El escenario del lugar de trabajo mostró que incluso esta simple cantidad de angustia psicológica generaba presión en el cuello y en la parte baja de la espalda de los voluntarios, siendo las cargas espinales máximas en las vértebras cervicales del cuello un 11.1 % más altas en compresión, el 9.4 % más altas en cizallamiento A/P y 19.3 % más alto en el corte lateral.
«Este aumento de la carga de la columna vertebral se produjo en una sola condición con una carga bastante ligera», dijo a Ohio State University News William Marras, director ejecutivo del Instituto de Investigación de la Columna Vertebral de la Universidad Estatal de Ohio y uno de los autores del estudio.
“Puedes imaginar cómo sería esto con tareas más complejas o cargas más grandes”.
La relación mente-cuerpo en el dolor fue establecido hace mucho tiempo
El laboratorio de Marras ha estado examinando los vínculos entre las fuerzas ocupacionales en la columna durante décadas, y su investigación descubrió hace 20 años que el estrés psicológico podría influir en la biomecánica de la columna.
Marras argumenta que existe un vínculo entre la disonancia cognitiva y la salud de la columna, que tiene resultados significativos para la salud y la seguridad en el lugar de trabajo, donde los factores de estrés y la disonancia cognitiva pueden ser abrumadores.
“Terminamos descubriendo que cuando está bajo ese tipo de estrés psicosocial, lo que tiende a hacer es lo que llamamos coactivar los músculos de su torso. Crea este tira y afloja en los músculos porque siempre está tenso”, dijo.
“Nuestra tolerancia al corte es mucho, mucho menor que a la compresión, por eso es importante. Un pequeño porcentaje de carga no es gran cosa por una vez. Pero piense en cuando trabaja día tras día y tiene un trabajo en el que hace esto 40 horas a la semana; eso podría ser significativo y ser la diferencia entre un trastorno y no tener un trastorno”.
Además, el estudio encontró que su tipo de personalidad también puede aumentar la presión ejercida sobre la columna vertebral.
«Descubrimos que en ciertos tipos de personalidad las cargas en la columna aumentaron hasta en un 35 por ciento», dijo Marras.
El vínculo mente-cuerpo del dolor
La percepción del dolor del cuerpo humano es el proceso por el cual el cerebro interpreta y responde a los estímulos dolorosos, lo cual es un fenómeno fisiológico y psicológico complejo que involucra la transmisión y procesamiento de señales de varios receptores sensoriales en el cuerpo.
Cuando alguien experimenta dolor, las terminaciones nerviosas especializadas llamadas nociceptores detectan estímulos dolorosos, como calor, presión o señales químicas. Estos nociceptores están presentes en todo el cuerpo, incluida la piel, los músculos, los órganos y otros tejidos, y una vez activados, envían señales eléctricas a través de las fibras nerviosas a la médula espinal y al cerebro.
El cerebro juega un papel crucial en la percepción del dolor. Las señales de los nociceptores se procesan en varias regiones del cerebro, incluido el tálamo, la corteza somatosensorial y el sistema límbico, que está involucrado en las emociones y la motivación. Luego, el cerebro integra la información sensorial y genera una experiencia subjetiva de dolor.
¿Qué es la disonancia cognitiva y cómo combatirla?
La disonancia cognitiva ocurre cuando hay una inconsistencia entre dos cogniciones o entre la cognición y el comportamiento. Este concepto fue introducido por primera vez por el psicólogo Leon Festinger en la década de 1950.
Cuando las personas experimentan disonancia cognitiva, sienten una sensación de incomodidad, inquietud o conflicto interno. Esta incomodidad los motiva a reducir la disonancia resolviendo la inconsistencia y restaurando un sentido de armonía cognitiva. Para lograr esto, las personas pueden emplear diversas estrategias cognitivas y conductuales.
Hay algunas formas en que las personas suelen reducir la disonancia cognitiva.
Al cambiar creencias o actitudes, las personas pueden modificar sus creencias o actitudes existentes para alinearlas con su comportamiento. Por ejemplo, si alguien fuma sabiendo que daña su salud, puede convencerse de que fumar tiene menos riesgos o minimizar las consecuencias negativas.
Otra forma es adquirir nueva información, y las personas pueden buscar más información o reinterpretar la información existente para apoyar sus creencias o justificar su comportamiento. Pueden enfocarse selectivamente en la información que confirma sus creencias e ignorar la evidencia contradictoria.
Además, las personas pueden alterar la importancia o el valor que atribuyen a ciertas creencias, actitudes o comportamientos. Por ejemplo, si alguien valora sus conexiones sociales pero se involucra en una conducta que lo aísla socialmente, puede convencerse de que la soledad es más satisfactoria o que sus relaciones sociales no son tan cruciales como creía anteriormente.
Finalmente, las personas pueden buscar actividades o información que se alinee con sus creencias o comportamientos, evitando así situaciones que puedan desencadenar una disonancia cognitiva.
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