A los 16 años, Lara Rebecca, de Gales, estaba en su punto álgido de trastorno alimenticio. Permanecía negándolo durante años, mientras los médicos temían por su salud. Finalmente, la llevaron a un hospital de urgencias.
Gracias a un programa intensivo de recuperación, Lara sobrevivió y se recuperó. Inspirada por el deseo de ayudar a otros, esta joven de 20 años se convirtió en bloguera de fitness, presentadora de podcasts y defensora de la sensibilización sobre los trastornos alimenticios.
A pesar de disfrutar de una infancia feliz, Lara recuerda haber padecido ansiedad crónica y ataques de pánico al comienzo de la escuela secundaria. » Era como un árbol y un vástago de abundancia de otros problemas de salud mental con los que estaba luchando en ese momento», explicó Lara, de Cardiff, a Wales Online.
En su preadolescencia había perdido la confianza en sí misma, y un efecto dominó la llevó a tomar un mecanismo de defensa hacia los 12 años. Descubrió que controlar su peso satisfacía una necesidad.
Empezó haciendo ejercicio, controlando las calorías y escondiendo la comida. Cuando Lara descubrió una báscula, su obsesión por el peso se disparó.
«Era mi seguridad», reflexiona. «Mirando hacia atrás sé que es realmente extraño decirlo, pero era una manta de seguridad y era mi comodidad (…) pero muy, muy rápidamente uno desarrolla la identidad y prácticamente lo engulle».
En 2016, la condición de Lara se convirtió en una amenaza para su vida.
El consejero de la escuela notó el demacrado peso de la joven estudiante y su comportamiento reservado y la remitió a un médico. Sin embargo, el diagnóstico de anorexia nerviosa que recibió solo hizo que las luchas de Lara pasaran a primer plano, agudizando su ansia de control.
Su peso cayó drásticamente a pesar de las revisiones periódicas en el hospital. La crisis llegó a su punto crítico durante un viaje de dos semanas fuera del país. Al tercer día, la llevaron a casa para que la atendieran de urgencia.
La adolescente solo quería que la dejaran en paz y seguir su régimen restrictivo. Ahora, cuando mira hacia atrás, recuerda que fue una época de mucho miedo. «Ahora solo quiero retroceder en el tiempo y darme un abrazo», dijo a la BBC.
La retiraron de la escuela cuando inició su tratamiento. Este incluía asistencia psicológica, restablecimiento del peso y programas de alimentación. Y con atención constante, no tenía dónde esconderse.
A medida que su peso aumentaba, también lo hacían sus privilegios, como disfrutar de paseos al aire libre con los dos perros que adoptó. Lara empezó a ver la luz. Sus hábitos cambiaron.
La vida volvió a ser agradable.
La adolescente fue dada de alta de su recuperación en enero de 2017. Ese mismo año, corrió la Media Maratón de Cardiff. Enamorada del entrenamiento y de la carrera, Lara empezó a compartir su experiencia en Instagram y YouTube.
Compartió con franqueza su historia en un video titulado Anorexic to Athlete (De anoréxica a atleta), que ha recibido más de 8.2 millones de visitas hasta el momento de escribir este artículo.
«Trabajé sin descanso en la creación del vídeo», dijo Lara a Medium, «pasé semanas revisando fotos y recuerdos no tan agradables de mi deteriorada enfermedad. También era nueva en edición de video, así que prácticamente tuve que invertir horas para verter mi alma en este video de casi 18 minutos. Tuve la suerte de recibir una respuesta muy positiva».
El fitness, explicó, ha jugado un papel enorme en su continua recuperación, permitiéndole reforzar la fuerza de su cuerpo.
En 2020, Lara lanzó The Keep Smiling Podcast. Ahora, hacer amigos, utilizar sus plataformas para compartir sus experiencias y ayudar a los demás la hace feliz.
Aunque aún sigue luchando con algunos pensamientos, Lara logró dominar su trastorno y se siente más saludable que nunca. Después de trabajar como mesera, decidió estudiar Ciencias del Deporte y del Ejercicio en la Universidad Metropolitana de Cardiff para ampliar su campo de acción en el ámbito del fitness.
Su mensaje es: contar lo que sucede y tener compasión por uno mismo.
«Cuando uno lo reconoce —y eso es lo más difícil— (…) se crea el impulso hacia una positiva recuperación», dijo. «Es un proceso lento, lento, pero satisfactorio».
Lara añadió: «Uno puede reconocer los elementos de crecimiento y autodesarrollo que, cuando se mira hacia atrás, permiten sentirse orgulloso de uno mismo».
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