La alarmante diferencia entre médicos chinos antiguos y modernos radica en su ética de trabajo

Por Daniel Cameron - La Gran Época
09 de febrero de 2019 7:08 PM Actualizado: 09 de febrero de 2019 7:08 PM

Cómo han cambiado los tiempos…. Uno puede preguntarse cómo la antigua tierra de China, que una vez fue el hogar de los médicos más maravillosos, es ahora infame por el genocidio médico en la forma de sustracción forzada de órganos.

Cuando el Partido Comunista Chino (PCCh) trató de destruir la cultura de de China inspirada en lo divino, de 5000 años de antigüedad, las consecuencias no pudieron ser más desastrosas.

La virtud de los antiguos médicos chinos

Los médicos en la antigua China no sólo eran médicos profesionales sino también practicantes espirituales del Dao. Estos médicos expertos cultivaron sus corazones y mentes a través de la meditación y el refinamiento de su conducta en concordancia con los principios confucianos, taoístas o budistas. Mejoraron sus conocimientos a través del estudio diligente de la medicina y se adhirieron a estrictas normas morales en su trabajo.

Por ejemplo, el médico de la dinastía Tang, Sun Simiao. Conocido como el Doctor Celestial Sun, o el Rey de la Medicina China, Sun es célebre por sus tremendas contribuciones a la medicina tradicional china, y por sus incansables esfuerzos por servir y vivir para los demás con todo su corazón.

Sun Simiao (©Wikimedia)

El dicho de Sun «una vida humana es preciosa, y más valiosa que 1000 liang de oro», dice mucho del tipo de persona que era. («Liang» es una antigua unidad de medida china).

Si uno quiere entender la ética de trabajo de Sun, no necesita mirar más allá de su ensayo (abajo), «Sobre la sinceridad absoluta de los grandes médicos», que fue bautizado como «el juramento hipocrático chino».

Cuando voy a tratar una enfermedad, primero debo calmar mi mente y hacer firmes mis intenciones.

No cederé ante deseos ociosos, sino que primero debo desarrollar una actitud de compasión.

Me comprometo a rescatar a todos los seres vivos de sus sufrimientos.

Si alguien viene a mí debido a una enfermedad o cualquier otra dificultad, no me preocuparé de si son poderosos o humildes, ricos o pobres, viejos o jóvenes, hermosos o feos.

Enemigos, parientes, buenos amigos, gente de la raza Han u otra etnia, tontos y sabios, todos son iguales para mí. Consideraré a cada uno de ellos como un pariente cercano y querido, o de hecho como si fuera yo quien se viese afectado por una enfermedad.

No me preocuparé por mi propia vida, ni por mis fortunas o desgracias. Mi propósito es preservar la vida de los demás.

No me esconderé en las montañas. Día y noche, en frío y calor, en hambre, sed y fatiga, iré al rescate con determinación. Si soy capaz de actuar de esta manera puedo acercarme a ser un gran médico para aquellos que están enfermos. Si actúo en contra de estos preceptos, no soy más que un gran ladrón para los que están vivos.

Con demasiada frecuencia la gente mira con desprecio a aquellos que sufren de cosas abominables, como úlceras o diarrea, sin embargo, mantendré una actitud de compasión, simpatía y cuidado. Nunca en un gran médico debe surgir una actitud de rechazo.

No me jactaré de mi reputación. No desacreditaré a otros médicos mientras elogio mis propias virtudes.

Así cumpliré con mis responsabilidades y mi destino como médico hasta que ya no sea capaz de cumplir con mis obligaciones, o hasta el final de mi vida.

Sun es solo un ejemplo. Hay muchos otros médicos destacados, como Li Shizhen, Bian Que, y Hua Tuo, por nombrar algunos.

Illustration – Shutterstock | 4045

Genocidio médico actual

Pero los tiempos han cambiado, y también lo ha hecho el estándar moral general.

Los valores morales de honestidad, lealtad, altruismo, conocimiento, integridad y cortesía de China, influenciados por el confucianismo, fueron reformados y reemplazados por la cultura del Partido Comunista, y sabemos que el comunismo no le da ningún valor a la vida humana.

Bajo las órdenes de Mao, la élite cultural china fue asesinada en masa y, con el tiempo, el PCCh hizo que el nivel moral general de China cayera en picada, lo que provocó todo tipo de problemas sociales que vemos actualmente, como en la industria médica.

Hoy en día, hay numerosos médicos en China que no se detendrán ante nada -incluso la sustracción de órganos a personas vivas- para hacerse asquerosamente ricos.

Annie (alias), dice que tanto ella como su ex esposo trabajaron en el Centro para el Tratamiento de la Trombosis del Centro Integrado de Medicina China y Occidental en la Provincia de Liaoning entre 1999 y 2004.

«Él era neurocirujano», dijo Annie al editor en jefe de La Gran Época en abril de 2006. «Fue responsable de quitarle las córneas a practicantes de Falun Gong, incluso a practicantes vivos de Falun Gong.»

©The Epoch Times

Se divorció de su esposo después de que él le dijera que había extirpado las córneas de 2000 practicantes entre finales de 2001 y octubre de 2003, según el informe de investigación Bloody Harvest.

«Yo misma estuve gravemente traumatizada y devastada», continuó Annie. «Si mi ex-esposo no me hubiera dicho que extrajo órganos a practicantes vivos de Falun Gong, no lo habría creído.»

«Algunos de los miembros del personal de este hospital lo sabían, pero ellos… Muchos cirujanos participaron en tales procedimientos de extirpación de órganos en secreto. Otros miembros del personal no se atrevieron a revelar el secreto incluso cuando lo sabían. Evitaban hablar de ello porque no querían ser asesinados».

Annie ahora reside en Estados Unidos por su propia seguridad.

Ex cirujano dice que el PCCh vende órganos «a líderes del gobierno, hombres de negocios o extranjeros adinerados»

El ex cirujano Dr. Enver Tohti, que testificó ante el Parlamento Escocés en 2013, dice que se siente tremendamente culpable por un caso de extracción forzada de órganos en el que estuvo involucrado en China, en 1995.

«Yo era un robot programado e hice lo que estaba programado para hacer», confesó Tohti, según informó TheNewsLens.

El hombre cuyos órganos extrajo aún respiraba en el momento de la sustracción, lo que realmente lo mató fue el bisturí del médico.

«En ese momento no tenía sentimientos reales porque me consideraba un miembro orgulloso de un gran país y estábamos deshaciéndonos de los enemigos del estado».

Más tarde, no pudo ignorar su conciencia.

No queriendo ser llamado para ninguna otra de estas operaciones antiéticas, Tohti huyó a Inglaterra y desde entonces ha estado revelando cómo el régimen chino está involucrado en la sustracción forzada de órganos, lo cual, según él, sigue ocurriendo hoy en día.

Tohti dice que el régimen chino «mata a la gente por sus órganos para poder venderlos a líderes del gobierno, a empresarios o a extranjeros adinerados».

«No me gustan los comunistas», añade. «El sistema comunista es muy bueno si se quiere una dictadura, pero si hubiera una clasificación de malos gobiernos, entonces el PCCh sería el peor. No trata a la gente como humanos».

La sustracción forzada de órganos se está perpetrando a una escala sin precedentes

La sustracción forzada de órganos en China ocurre a una escala mucho mayor actualmente, según los investigadores independientes David Kilgour, ex Secretario de Estado de Canadá (Asia-Pacífico), y David Matas, abogado de derechos humanos, que afirman que el régimen chino realiza 100.000 trasplantes al año.

Aquellos cuyos órganos están siendo extirpados no son criminales convictos, sino prisioneros de conciencia -principalmente practicantes de Falun Gong- que son personas inocentes que practican meditación, que no fuman ni beben, que llevan una vida saludable y que tienen órganos relativamente sanos.

©NTD TV

Las tasas de trasplante de China se dispararon justo al inicio de la persecución a Falun Gong por parte del régimen, y la industria de trasplantes es sumamente lucrativa para el régimen chino. Los sitios web de los hospitales muestran abiertamente los precios de los órganos: un corazón oscila entre 130.000 y 160.000 dólares, los riñones salen 150.000 cada uno, el hígado entre 98.000 y 130.000, el pulmón entre 150.000 y 170.000, y una córnea 30.000 dólares.

Los relatos del Dr. Tohti y Annie no son más que un par; hay muchos más, como el oficial de la Oficina de Seguridad Pública de la Ciudad de Jinzhou que proporcionó un raro relato de testigos oculares de la sustracción de órganos en vida, en el que afirma que «no se utilizaron anestésicos» cuando se le sacó el corazón a una mujer.

Médicos sin conciencia

Aunque el Juramento Hipocrático de 2500 años de antigüedad ha sido reemplazado por la Declaración de Ginebra, que es una promesa que muchos médicos hacen al graduarse de la facultad de medicina, ¿qué pasó con esta promesa en China, o cualquier tipo de juramento médico para el caso?

La Declaración de Ginebra incluye la frase: «NO UTILIZARÉ mis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades civiles, incluso bajo amenaza».

Según las pruebas presentadas en los libros Bloody Harvest y The Slaughter, los hospitales chinos de todo el país están implicados en el genocidio médico, y la ética médica es prácticamente inexistente.

Tal es la decadencia moral actual en China, una consecuencia directa infligida por el culto al comunismo.

©The Epoch Times

Es así como la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó por unanimidad la resolución H.Res.343 en junio de 2016, que «pide al Gobierno de la República Popular China y al Partido Comunista de China que pongan fin de inmediato a la práctica de sustracción de órganos a prisioneros de conciencia».

Aunque es bueno oír algunas voces de justicia ahí fuera, ¿cuántas vidas más se perderán antes de que el mundo despierte?

Mire el siguiente video para saber más sobre este genocidio oculto que se realiza hoy en el país más poblado del planeta

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