La minería de lo imposible

11 de octubre de 2015 10:47 PM Actualizado: 11 de octubre de 2015 10:47 PM

Cianuro, derrames, dique de cola, contaminación de agua, daños al ambiente, empleo precario, negociados, corrupción. Todos conceptos que usted ha escuchado ya desde hace tiempo vinculados a lo que conocemos como megaminería o minería a cielo abierto.

Una forma distinta a aquella tradicional minería subterránea de la cual se obtenían la mayoría de los insumos metalíferos hasta avanzado el siglo XX, diferenciándose de las canteras de superficie porque de ellas se extraían principalmente rocas y áridos (arenas, gravas, basaltos).

Conforme la geociencia e ingeniería avanzaban, resultaba más fácil acceder a yacimientos superficiales o de poca profundidad sin necesidad de cavar túneles y mandar allí trabajadores. Bastaba con abrir grandes pozos, construir máquinas gigantes y desarrollar métodos para procesar en gran escala. Y cuando decimos grande, decimos realmente grande.

Mina del Cañon de Bingham, Salt Lake, Utah, EEUU
Mina del Cañon de Bingham, Salt Lake, Utah, EEUU

Y, como es lógico, los ambientalistas estallaron. Pozos gigantes, explosiones, millones de litros de combustible consumidos, más millones de agua usados y peligrosos miles de litros de severos tóxicos aplicados al proceso.

Mega-camión volcado luego de un accidente en la mina Veladero-Barrick Gold dejando ver cientos de litros de combustible derramados. Cada camión consume cerca de cuatrocientos litros por hora en su trabajo
Mega-camión volcado luego de un accidente en la mina Veladero-Barrick Gold dejando ver cientos de litros de combustible derramados. Cada camión consume cerca de cuatrocientos litros por hora en su trabajo

Toda una región arrasada perdiendo toda su biodiversidad, afectando cursos de agua y depósitos subterráneos, influyendo en áreas circundantes de maneras inciertas.

¿Quién desea eso? Bueno, la respuesta es muy sencilla: usted.
Sí, sí, no se sorprenda.

Esa pantalla que está mirando, ese celular a su lado, el televisor, el automóvil, el GPS, los aparatos de su casa, y decenas, centenares de objetos que usted usa. Que usa y tira. ¿Cuántas veces ha cambiado el teléfono móvil en su vida? ¿Y la computadora? ¿No ha deseado siquiera un poco ese nuevo aparato que lo hará parecer más prestigioso ante los vecinos?

Bueno, usted lo pide… usted lo tiene. La megaminería se lo provee.

Bueno, usted lo pide… usted lo tiene. La megaminería se lo provee. Un detalle a tener en cuenta cuando se alarme por cianuros derramados y daños irreversibles.

Todo sale de nosotros, de nuestra inconsciencia, de nuestra avidez por zonceras, de nuestra irresponsabilidad. No se trata de rechazar el progreso, sin duda. Eso sería absurdo. Un atentado contra la evolución. Del progreso tecnológico surgirán muchas soluciones a los problemas que nos aquejan, sin duda.

¿De qué se trata entonces?
De no pensar.

Porque las empresas, las grandes, las corporaciones dueñas de muchas empresas, aquellas que le proveen sus caprichos y no dudan en volar montañas y contaminar mares para hacerlo, son muy sensibles a sus exigencias.

Sus exigencias genuinas, no las que usted obedece de la publicidad.
Las exigencias que surgen de su consciencia, de su razón crítica.

La otra minería

¿Sabe usted qué sucede con los minerales que salen de esos megapozos dinamitados luego de pasar por el cianuro, por la aduana sin dejar casi nada al país, luego de dar ganancia a la minera, de dar ganancia al fabricante chino, a la firma norteamericana, al presentador elegante que sonríe en el escenario, al publicitario, al comerciante “de diseño” que se los vende en forma de aparato y al banco que se los financia?

Pasan algún tiempo con usted y van a la basura. Y esa basura, termina principalmente en este lugar de la foto.

mineria
(wormsargentina.com)

Agbogbloshie, Accra, Ghana, África, el mayor vertedero electrónico del mundo. Un sitio infecto, tóxico, paradigmático de la contaminación y el caos productivo humano, donde miles de trabajadores pobres hacen la otra minería.

Tan sucia, tóxica y dañina como la primera.

El cobre, el oro, el hierro, el aluminio, son algunos de los minerales que se obtienen mediante la minería de chatarra electrónica. Según datos oficiales de la oficina de estadísticas de la ONU, en 2013 se vendieron cerca de 300 millones de computadoras y algo más de 2000 millones de teléfonos celulares.

Agréguele televisores, electrodomésticos, automóviles, y otros artefactos electrónicos varios y tendrá la respuesta por los 20 a 50 millones de toneladas de basura electrónica generadas al año. El caño por donde circula el material extraído de la megaminería en su vuelta a la Tierra.

Nada se pierde, todo se transforma

De la tierra a la tierra, mas no en la misma forma y agregando millones de toneladas de gases a la atmósfera y tóxicos al agua, dos fuentes de las cuales vivimos. Claro, en los países desarrollados, allí donde están las sedes de las corporaciones y la mansiones de los megamillonarios que cobran sus dividendos, se podrían reciclar esos restos y reaprovecharse esos materiales.

Mucho más y a menor costo si se diseñaran y fabricaran desde inicio pensando en su reaprovechamiento. Sin embargo hay otra forma de bajar los costos: haciendo trabajar a los negros ghaneses.

mineria
(wormsargentina.com)

Sin tecnología, sin protección, sin guantes, viviendo entre desechos tóxicos…

Sin tecnología, sin protección, sin guantes, viviendo entre desechos tóxicos, quemando cables para sacar el cobre, los nuevos mineros de la era tecnológica hacen su tarea dando a sus expectativas de vida un máximo de veinticinco años. Con mucha suerte. Y a la cuarta parte del costo. Negocio redondo. Lo curioso de todo esto es que si ellos no murieran trabajando intoxicados, sería mucho peor.

Ese régimen de caos se nutre de mujeres multíparas que están ya embarazadas de padre desconocido a los quince o dieciseis años promedio. La media es cinco hijos por mujer, muchos más por cada varón. Si hay una definición del caos biológico y el desequilibrio completo, esta podría ser.

La causa y la solución

La ansiedad de consumo, la avidez de objetos nuevos, la criminalidad de la obsolescencia programada cada día programada a menos tiempo, es el origen. Y la falta de exigencia.

La solución es su voluntad. Usted puede mañana mismo decirles a las corporaciones simplemente “no”.

“No me vendan un producto que en diez meses será viejo y en año y medio obsoleto. No lo quiero. Quiero tecnología flexible, piezas intercambiables de fácil recuperación, quiero que el oro salga del oro, no del subsuelo” Claro, ellos le contestarán que somos demasiados para alimentar y que ese sistema pondrá de sobra a muchos. Bueno, sí. Mas ya están de sobra, sufriendo hambre y privaciones para que los magnates disfruten.

Entonces debemos pensar más.

Hay muchas cosas por pensar y por hacer. La minería sólo las ha puesto a la vista.
Salvo que usted elija ser ciego.

Artículo original aquí

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