Opinión
En 2020 prácticamente no se administraron vacunas contra el COVID (0.8 % de la población y solo se reportaron 18 muertes por vacunas contra el COVID en el VAERS, o Sistema para Reportar Eventos Adversos a las Vacunas), lo que lo convierte en un año ideal para analizar el exceso de muertes por COVID frente al exceso de muertes por confinamiento, lo cual estoy definiendo para incluir el total de excesos de muertes por encima de las muertes por COVID, incluidas las muertes iatrogénicas y todas las demás muertes causadas por intervenciones no farmacéuticas. El exceso de muertes, por supuesto, son aquellas que superan el número de muertes anuales esperado actuarialmente que son predecibles.
Las cifras relevantes registradas para 2020 son las siguientes, en miles:
La estimación del exceso de muertes para 2020 es de la Revista Médica Británica (BMJ). El total de muertes por COVID registradas por los CDC en 2020 proviene de 91-DIVOC.com . Las muertes por COVID en 2020 se registraron generosamente, incluidas muchas muertes “con COVID”.
La Dra. Deborah Birx, del comité central de COVID, estimó que el 25 por ciento de las muertes por COVID probablemente se atribuyeron mejor a otras causas. Por lo tanto, las 352,000 muertes por COVID se multiplican por 0.75, lo que da como resultado 264,000 muertes por COVID. Muchos dirían que la estimación de Birx de muertes “con COVID” es probablemente baja.
Las 194,000 muertes por confinamiento en 2020 son el 42 por ciento del exceso total de muertes. Esta es una cantidad grande. Con un retraso de datos de unas pocas semanas, los CDC publicaron un exceso de muertes por COVID y no generadas por COVID a lo largo de 2020, por lo que los legisladores deberían haber sido conscientes del daño colateral que sus políticas estaban causando en ese momento . Los gobiernos recibieron advertencias creíbles sobre los peligros de los confinamientos, pero no escucharon.
Y este análisis ni siquiera contempla los daños a largo plazo en la educación de los niños, los pequeños empresarios y sus familias, el capital humano y el tejido social de la nación. Los efectos del trauma, especialmente el aislamiento social, pueden ser graves y durar años (cf. “El cuerpo lleva la cuenta”).
No puede haber debate sobre si los bloqueos “funcionaron”. Eran democidas y totalmente injustificados. Los CDC estimaron en 2020 que la tasa de mortalidad por infección del SARS-Cov-2 fue de ~0.26 por ciento, aproximadamente dos veces y media la de la influenza (esta referencia se eliminó de CDC.gov). Los CDC luego corrigieron su estimación hasta el 0.65 por ciento. A continuación se muestra una estimación estratificada por edad representativa de 2020 (véase también el artículo de Ioannidis ).
Para los hombres menores de 45 años y las mujeres menores de 55 años, el riesgo es casi el mismo que el de la gripe (~0.1 por ciento). El fuerte gradiente de edad, que nadie discute, asegura que aquellos en los grupos de bajo riesgo puedan continuar con su vida sin incurrir en un riesgo excesivo. También hubo correlaciones significativas con las comorbilidades.
Así que sumo mi voz al creciente coro que grita que las políticas de pandemia no tenían sentido y no tenían que ver con la salud en absoluto. Dado el conocimiento de las tasas de mortalidad por infección (IFR) y este análisis, ambos disponibles para los responsables de las políticas al mismo tiempo, la perversidad de sus mandatos de confinamiento es ineludiblemente obvia.
Mi recomendación es que si sus autoridades estatales o federales intentan encerrarlo nuevamente, no cumpla.
Por el Instituto Brownstone
Las opiniones expresadas en este artículo representan el punto de vista del autor y no reflejan necesariamente el punto de vista de The Epoch Times.
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