Los infortunios de la venganza: «Orestes perseguido por las Furias»

Por Eric Bess
19 de abril de 2021 6:30 PM Actualizado: 23 de julio de 2021 11:56 AM

En la vida a veces nos encontramos con personas que nos causan dolor. Puede ser tentador querer hacerles pagar por el dolor que nos causaron, pero el cuadro de William-Adolphe Bouguereau «Orestes perseguido por las Furias» puede ofrecernos una visión de por qué es mejor perdonar.

La venganza de Orestes

En la leyenda griega, Orestes era el hijo del rey Agamenón, más conocido como el líder militar que orientó a los griegos durante su guerra con los troyanos.

Después de ser exiliado a Esparta por Egisto, Agamenón se casó con Clitemnestra, con quien tuvo tres hijas y un hijo, Orestes.

Sin embargo, Agamenón enfureció a la diosa Artemisa cuando mató a uno de sus ciervos sagrados y afirmó ser mejor cazador que ella.

Para apaciguar a Artemisa, sacrificó a su hija Ifigenia. Algunas versiones de la historia afirman que Artemisa salvó a Ifigenia en el último momento sustituyéndola por un ciervo. Otras versiones afirman que Agamenón sacrificó brutalmente a su hija, que aún era una niña.

Al sacrificar a su hija, Agamenón generó el odio de su esposa. Así, mientras él luchaba contra los troyanos, Clitemnestra tuvo un romance con el mismo hombre que lo había exiliado, Egisto. Juntos, los amantes conspiraron para matar a Agamenón cuando regresara.

Cuando Agamenón regresó a casa tras derrotar a los troyanos, su esposa y su amante llevaron a cabo su brutal plan. El hijo de Agamenón, Orestes, un niño en ese momento, juró vengar la muerte de su padre y matar a su madre y a Egisto.

Después de ocho años, Orestes, ya adulto, se vengó y los mató a ambos. Por el crimen del matricidio, Orestes fue perseguido por las Furias, que eran diosas del inframundo y perseguían a las personas por su maldad.

Las Furias venían de tres en tres, y solían llamarse Ira Incesante, Vengadora de Asesinato y Celos. Orestes pasó la siguiente parte de su vida intentando liberarse de su ira.

«Orestes perseguido por las Furias», 1862, de William-Adolphe Bouguereau. Óleo sobre lienzo, 91 pulgadas por 109 ⅝ pulgadas. Museo Chrysler, Norfolk, Va. (Dominio público)

Orestes sufre por su venganza

El pintor académico francés del siglo XIX, William-Adolphe Bouguereau, pintó hábilmente el momento en que Orestes apuñala a su madre, y las Furias acuden instantáneamente para perseguirlo.

El punto central es Orestes, que aparece pintado en un campo de oscuridad frente a las demás figuras. Lleva un paño blanco que le cubre parcialmente. Su expresión es de angustia y se lleva las manos a los oídos para evitar que las Furias le causen más dolor.

Las tres Furias están detrás de Orestes. Se identifican por el color sin vida de su piel, las serpientes en sus cabellos y la ira en sus rostros mientras reprenden a Orestes. La furia de la derecha lleva una antorcha en la mano, mientras que la furia situada inmediatamente a su izquierda lleva una serpiente.

La furia del extremo izquierdo, sin embargo, sostiene con un brazo a la madre de Orestes moribunda. Las tres Furias apuntan al cuchillo clavado en el pecho de Clitemnestra. Incluso Clitemnestra utiliza las fuerzas que le quedan para acercar sus manos al cuchillo. Con tantas manos apuntando al cuchillo, éste se convierte en un punto focal secundario.

Evitar la ira de las Furias

Observemos detenidamente este cuadro para ver qué lecciones morales podemos obtener de él.

Bouguereau representa a Orestes en el centro del cuadro, rodeado por las Furias y la oscuridad de su hazaña. Cumplió la venganza que se propuso contra su madre al quitarle la vida. Sin embargo, su éxito no le proporciona ninguna alegría, sino más dolor.

Algunas veces, la venganza parece el único camino a seguir cuando sentimos que nos han hecho daño. Queremos vengarnos porque pensamos que así repararemos el sufrimiento que padecimos. Queremos causar dolor a quienes nos lo causaron con la esperanza de sentirnos mejor después y que se haga justicia.

Pero la venganza no hace que Orestes se sienta mejor, sino peor. Él intenta taparse los oídos para detener a las Furias, y su cuerpo se ubicó de tal manera que sugiere que quiere huir del dolor.

Pero Orestes no puede escapar porque las Furias son diosas del inframundo. Como diosas, su poder reside en su capacidad de perseguirlo espiritualmente dondequiera que vaya.

Es decir, Orestes no podrá evitar el dolor por más que lo intente porque ahora sufre el dolor espiritual por vengarse. Señalando el cuchillo y gritando a Orestes, las Furias le recuerdan constantemente su acción, aquella que aumentó su sufrimiento en lugar de aliviarlo.

¿Es cierto que vengarnos solo nos causa más sufrimiento? ¿En realidad nos aporta alguna satisfacción que haga que valga la pena el esfuerzo?

¿Orestes pudo abordar esta situación de tal manera que resolviera los problemas que tenía con su madre y le impidiera tener que soportar la ira de las Furias? ¿Qué pudo haber hecho Orestes que potencialmente hubiera aliviado el sufrimiento en lugar de causarlo?

¿El perdón es un mejor camino de acción? Tanto Clitemnestra como Orestes buscaron venganza a causa de su sufrimiento, pero su venganza solo engendró más sufrimiento. ¿Habría evitado el perdón todo el dolor causado por Clitemnestra y Orestes, un dolor que ambos se causaron a sí mismos con sus actos?

Una perspectiva más amplia

Fuera de la venganza, encuentro otra interpretación cuando miro este cuadro como algo independiente del mito.

Orestes es el joven que representa a una nueva generación, con sus propios pensamientos y creencias. Clitemnestra, como madre de Orestes, representa a la generación más antigua, que tiene sus pensamientos, creencias y tradiciones. Desde este punto de vista, el acto de Orestes es una destrucción de la tradición en favor de una nueva forma de pensar: Fuera lo viejo y dentro lo nuevo.

La falta de voluntad de Orestes para aprender del pasado y construir a partir de él produce un sufrimiento que no supo prever. Las Furias representan el dolor resultante que se produce en la sociedad cuando se destruye por completo la tradición por la novedad de la juventud.

Aunque las tradiciones contengan en su interior pensamientos y creencias malsanas, destruirlas por completo solo fomenta la mala práctica de la propia destrucción. Al no querer aprender del pasado, Orestes se arriesga a traer al futuro los elementos más peligrosos del pasado.

¿Hay alguna manera de que las generaciones puedan trabajar juntas para aprender de las tradiciones positivas y construir sobre ellas, en lugar de resistirse a ellas? ¿Es posible construir culturas y tradiciones en torno al perdón para poder evitar la ira de las Furias?

Las artes tradicionales suelen contener representaciones y símbolos espirituales cuyo significado se puede perder en nuestras mentes modernas. En nuestra serie «Buscando en el interior: Lo que el arte tradicional ofrece al corazón», interpretamos las artes visuales de manera que puedan ser moralmente perspicaces para nosotros hoy en día. No pretendemos dar respuestas absolutas a preguntas con las que han luchado generaciones, pero esperamos que nuestras preguntas inspiren un viaje de reflexión para convertirnos en seres humanos más auténticos, compasivos y valientes.

Eric Bess es un artista representativo activo y está realizando un doctorado en el Instituto de Estudios de Doctorado en Artes Visuales (IDSVA).


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