Luchando contra la propaganda una familia a la vez

Por ANNIE HOLMQUIST
20 de Noviembre de 2020 8:12 PM Actualizado: 20 de Noviembre de 2020 8:12 PM

Hace muchos años, mi familia estaba cenando un lunes por la noche cuando llamaron a la puerta. Al responder, mi padre encontró, para su gran sorpresa, a uno de los candidatos a gobernador de nuestro estado.

Este candidato estaba enfrascado en una estrecha disputa de primarias, y descubriendo que tenía algo de tiempo extra entre reuniones, decidió parar en nuestra casa para conseguir apoyo, ya que cada miembro de nuestra casa era un delegado o un suplente en la convención del estado.

“¡Oh, hola!” exclamó mi padre, mientras daba la bienvenida al candidato en la puerta. “¡Estábamos hablando de ti y preguntándonos a qué candidato deberíamos apoyar en la convención!”.

“¿Ah, sí?” respondió el candidato incrédulo, sorprendido por la coincidencia, pero aún más sorprendido de que una familia se sentara a discutir sobre política en la mesa.

La sorpresa de ese candidato a nuestras discusiones políticas a la hora de la cena, me di cuenta recientemente, señala uno de los principales problemas de Estados Unidos. Nos metimos en nuestros actuales disturbios, elecciones impugnadas, liderazgo corrupto, y todo porque las discusiones políticas y culturales no están ocurriendo en el nivel más básico del gobierno: la familia nuclear.

Los niños de hoy están creciendo asediados por innumerables voces políticas. Los medios de comunicación, los maestros, los amigos y los materiales educativos gritan, animándoles a ser “woke” (adjetivo para señalar a personas que ostentan sobre cuánto les importa alguna cuestión social), a abrazar el multiculturalismo, a evitar la religión y a cancelar a aquellos que nadan en contra de las tendencias de lo políticamente correcto. Los padres que no aceptan la propaganda woke libran una batalla difícil para asegurarse de que sus puntos de vista se transmitan a sus propios hijos. ¿Cómo podemos enseñar a los niños a pensar fuera de la caja y a abrazar los valores de la fe, la familia y la libertad que todos los estadounidenses alguna vez aceptaron como dados?

Una pregunta similar es planteada por W. Cleon Skousen en su obra de 1958 “The Naked Communist (El comunista desnudo). Skousen declara que depende de los individuos promedio que viven y trabajan en lugares promedio pelear estas batallas de propaganda:

“La guerra entre la libertad y la esclavitud no es solo una lucha que deben librar los congresistas, el presidente, los soldados y los diplomáticos. La lucha contra el comunismo, el socialismo y la subversión del gobierno constitucional es tarea de todos. Y trabajar por la expansión de la libertad es el trabajo de todos. Es un principio básico estadounidense que cada individuo sabe mejor que nadie lo que puede hacer para ayudar una vez que se ha informado. Ningún ciudadano tendrá que ir lejos de su casa para encontrar una línea de batalla vacilante que necesite su ayuda. Las influencias comunistas están carcomiendo por todas partes y miles de ciudadanos confusos a menudo los ayudan e incitan al actuar en el vacío de su propia ignorancia. La tarea es, por lo tanto, informarse y luego pasar a la acción”. [Énfasis en negrita añadido.].

Skousen insta a los padres a “hacer de los eventos actuales parte de la charla de la mesa”, explicando a los niños cómo los medios pueden tergiversar la verdad en sus titulares y contenidos. También sugiere que los padres se mantengan informados y se involucren en los eventos cívicos. Demostrar “que están preocupados por lo que está pasando” animará a sus hijos a seguir su ejemplo.

Pero tales conversaciones no deberían girar solo en torno a asuntos políticos. “Estamos en una guerra ideológica”, declara Skousen, un hecho del que hace eco Maureen Mullarkey en la edición de noviembre de Chronicles Magazine. Como tal, los padres deben librar una batalla espiritual, llevando a los niños a la iglesia y proveyendo sus “necesidades espirituales”. “Desde el punto de vista marxista,” escribe Skousen, “una mente atea ya ha sido conquistada en tres cuartas partes.”

Ahora no es el momento de tirar la toalla. Ahora es el momento de luchar por nuestro país ganando el corazón y el alma de Estados Unidos, un niño a la vez.

Annie Holmquist es la editora de Intellectual Takeout. Cuando no está escribiendo o editando, disfruta de la lectura, la jardinería y el tiempo con la familia y los amigos. Este artículo fue publicado originalmente en Intellectual Takeout.

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Queridos lectores, ¿cómo enseñan a sus hijos y nietos a reconocer y rechazar las influencias negativas que están presentes en la sociedad de hoy en día, y a abrazar los valores de la fe, la familia y la libertad? Envíen sus comentarios, junto con su nombre completo, estado e información de contacto a [email protected] o por correo a: Life & Tradition, The Epoch Times, 229 W. 28th St., Floor 7, New York, NY 10001.

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