Madre adopta a bebé microprematuro y su familia le ofrece amor hasta que muere 8 días después

Por Louise Bevan
22 de junio de 2020 1:37 PM Actualizado: 22 de junio de 2020 1:37 PM

Una madre afligida comparte la historia de la «montaña rusa» del proceso de adopción de su familia tras pasar ocho preciosos días con un bebé prematuro. El bebé perdió su lucha por la vida, pero su madre adoptiva sigue agradecida por el tiempo que pasaron juntos, afirmando que «sus diminutas huellas están grabadas para siempre en mi corazón».

Julie Chambers, de 48 años, casada desde hace casi 25 años con David, de 50 años, son padres de 11 niños en su casa de San Diego, California. Julie se describe a sí misma en su blog como «privilegiada por ser madre de once por medio de la crianza en casa, la adopción y la acogida».

Julie Chambers con su bebé adoptado, Cane. (Cortesía de Julie Chambers)

Ocho de los 11 hijos de la pareja tienen necesidades especiales, como autismo, epilepsia y parálisis cerebral, así como una serie de necesidades médicas complejas debido a un nacimiento prematuro y a retrasos en el desarrollo.

El año pasado, Julie y David acogieron a dos bebés simultáneamente durante un periodo de tiempo muy corto. Julie, en su artículo en Love What Matters, explicó que un bebé había nacido a las 25 semanas, un «microprematuro», y el otro debía haber nacido para agosto de 2019.

El bebé Cane en la UCI neonatal. (Cortesía de Julie Chambers)

Una vez que se acostumbraron a la rutina de su recién adoptado micro bebé prematuro, Julie recibió un mensaje. «La mamá con la que acordamos la adopción, aunque no esperaba [dar a luz] hasta dentro de 16 semanas, estaba en crisis», escribió Julie. «Como decía un mensaje, ‘se rompió la fuente'».

La pareja vivía al otro lado del país desde el lugar donde la mamá había dado a luz. Sin embargo, Julie planeó un viaje a travesando el territorio para estar al lado de la madre biológica.

El bebé Cane nació a las 16 semanas, convirtiéndolo en otro microprematuro. Aunque Julie se enamoró instantáneamente del pequeño, su pronóstico era preocupante.

Ese domingo, Julie voló de vuelta a casa; sin embargo, su mente seguía puesta en el bebé.

(Cortesía de Julie Chambers)

«Mi corazón se conmovió por la primera mamá a la que he llegado a amar, y a nuestro hijo, que yacía en una incubadora sin nadie allí excepto el personal médico», explicó Julie. En ese momento decidió que lo mejor sería volar con toda su familia a la unidad de cuidados intensivos neonatal del hospital para estar con el bebé Cane mientras luchaba por su vida.

«Cada día que pasaba se sucedían las llamadas diarias de los médicos que exponían la cruda realidad de que tal vez no pasaría de la siguiente hora», dijo Julie. Al llegar al hospital, la agotada madre con su familia se sorprendió por el aspecto de su hijo adoptivo.

Pasados tres días desde la última vez que Julie lo vio, Cane estaba anémico y no mostraba ningún movimiento.

(Cortesía de Julie Chambers)

«Era muy pequeño, [tenía] en su pequeño cuerpo muchos tubos y cables que le estorbaban», recordó. «Solo quería que intercambiáramos lugares. Quería que venciera la infección por E. coli que estaba devastando su sistema».

Durante los días que siguieron, el pequeño cuerpo de Cane luchó duro. Durante este período de tiempo, Julie y su familia pudieron ser testigos de milagros, especialmente de todo aquello por lo que habían rezado y pedido a otros que rezaran. Hablando de milagros, ella dijo: «Nuestro pequeño se recuperaba en un paso pero daba tres pasos atrás en otros [momentos]».

Julie con Cane y su familia en el hospital. (Cortesía de Julie Chambers)

Trágicamente, después de ocho días de altibajos emocionales, un electroencefalograma reveló la peor pesadilla de la familia: Cane no tenía actividad cerebral. En ese momento, Julie estaba desconsolada y pidió que le quitaran los cables a Cane para poder finalmente sostener a su hijo cerca de su corazón.

Durante la noche de ese día, Julie esperaba que Cane supiera que «había dado mucho amor a nuestra familia».

«Ocho días nunca son suficientes para estar con alguien en comparación con toda una vida», reflexionó Julie, «pero sé que apreciaremos cada momento que se nos dio».

(Cortesía de Julie Chambers)

«La semana pasada me preguntaron cómo pude amar tanto a alguien que no era mi hijo biológico, y mi respuesta fue, ¿cómo no podría?», continuó. «Él nos necesitaba y nosotros lo necesitábamos, y esa es la definición de familia».

Tras el fallecimiento de Cane, Julie sigue escribiendo sobre la vida como madre de una gran familia mixta en su blog de padres «Nuestra gran familia loca». El 12 de mayo de 2020, Julie compartió un sincero posteo sobre cómo era la vida después del bebé Cane.

Julie Chambers sostiene a Cane cerca de su corazón junto a su familia. (Cortesía de Julie Chambers)

«Todavía tengo mucho que aprender, mucho por lo que abogar, mucho por lo que vivir y mucho que celebrar», compartió Julie.

«Seguirá habiendo días buenos y no tan buenos, pero esa es la belleza que mis hijos me han enseñado», concluyó Julie. «Viven el momento».

(Cortesía de Julie Chambers)

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