Mamás de bebés cambiadas por error al nacer crían juntas a sus hijas: «El amor es fundamental»

Por Louise Bevan
15 de octubre de 2021 12:54 PM Actualizado: 15 de octubre de 2021 12:54 PM

Dos madres que dieron a luz el mismo día, en el mismo hospital, tomaron una decisión poco convencional cuando descubrieron que sus hijas habían sido cambiadas accidentalmente al nacer. Unieron sus familias, criando a sus hijas bajo el mismo techo, y ahora son inseparables.

Marinella Alagna y Gisella Fodera, de la ciudad siciliana de Mazara del Vallo, dieron a luz a sus hijas Caterina y Melissa con 10 minutos de diferencia el 1 de enero de 1998, en el hospital público Abele Ajello de la ciudad. Sin embargo, el personal intercambió a las recién nacidas mientras las vestían.

«Confundieron a las niñas porque no tenían brazaletes y, en consecuencia, se equivocaron al vestirlas cambiándoles los mamelucos», dijo Marinella, de 50 años, a The Epoch Times.

Sin embargo, nadie supo que las bebés habían sido intercambiadas, y las familias regresaron a casa y criaron a sus hijas como propias durante tres años. Pero todo cambió un día en la guardería.

Melissa (izq.) y Caterina. (Cortesía de Caterina Alagna)
Caterina (izq.) con su madre biológica, Marinella; y Melissa (der.) con su madre biológica, Gisella. (Cortesía de Caterina Alagna)

En la guardería, Marinella se sintió especialmente atraída por una niña llamada Caterina, que se parecía mucho a sus otras dos hijas biológicas. Luego, cuando Marinella reconoció a la madre de la niña, Gisella, recordó el episodio de los mamelucos y haber compartido la sala de maternidad con ella.

«Inmediatamente mi duda se convirtió en certeza», dijo.

Una prueba de ADN realizada dos semanas después confirmó la verdadera paternidad de las niñas, y el grave error salió a la luz. Marinella describió la noticia como «terrible».

«Ya no vivíamos, y llorábamos todo el tiempo», recordó. «No parecía posible que un suceso así pudiera ocurrir».

Marinella y su esposo con la hija biológica de Gisella, Melissa. (Cortesía de Caterina Alagna)
Gisella y su esposo con la hija biológica de Marinella, Caterina. (Cortesía de Caterina Alagna)

Después de reencontrarse las dos familias, se embarcaron en una separación de prueba de tres meses, hablando todos los días por teléfono. Pero el dolor era demasiado para soportarlo.

«Era imposible separarse de la otra niña; era un dolor tan fuerte como una muerte en la familia», recuerda Marinella.

Sin embargo, las dos madres juntaron sus cabezas e idearon una solución innovadora: ambas familias vivirían juntas, lo que les permitiría estar con las dos hijas que habían criado y con sus hijas biológicas.

Caterina y Melissa. (Cortesía de Caterina Alagna)

Las entrañables familias de Caterina y Melissa llegaron a incluir a ocho abuelos, dos padres y dos madres.

«Conocí mi historia desde el principio porque nuestros padres nunca nos ocultaron nada», dijo Caterina, que ahora tiene 23 años, a The Epoch Times. «Nos decían que había pasado algo, pero como en un cuento de hadas: ‘La cigüeña se equivocó al llevar a las niñas a sus familias'».

Demasiado pequeñas para entenderlo, ni Caterina ni Melissa se molestaron. «Incluso pensábamos que éramos primas», recuerda Caterina. «A los 6 años, sin embargo, empezamos a percibir más cosas».

Sin embargo, descubrir su singular situación no hizo más que reforzar la relación de Caterina y Melissa.Celebraron todos los cumpleaños juntas y asistieron a los mismos colegios, incluso vivieron en la misma casa mientras estudiaban la carrera en Chieti, Abruzzo.

Caterina (izq.) y Melissa con el padre de Caterina. (Cortesía de Caterina Alagna)
Caterina (izq.) y Melissa con el padre de Melissa. (Cortesía de Caterina Alagna)

Les encantaba viajar, junto con las dos hermanas biológicas mayores de Caterina y la hermana menor de Melissa. Siempre se presentan como «amigas» antes de divulgar que, en realidad, se sienten más como hermanas.

«Somos chicas completamente diferentes», dice Caterina. «Sabemos que puede ocurrir que alguna se quede atrás, o que tome otro camino, pero con la conciencia de que siempre estaremos ahí para la otra».

«Es importante comunicar el amor por la familia; a veces, nunca se aprecia lo que se tiene, y decir ‘te quiero’ es esencial».

Caterina (izq.) con Gisella y Melissa. (Cortesía de Caterina Alagna)
Marinella con su hija Caterina. (Cortesía de Caterina Alagna)

Después de graduarse en Ciencias de la Educación en marzo de este año, Caterina trabajar con niños. Mellisa se graduará en noviembre. Las familias Alagna y Fodera continúan compartiendo su historia como ejemplo para que otras familias refuercen su amor y comprensión.

«Estas cosas no deberían ocurrir nunca», dijo Marinella a The Epoch Times. «Amar y dar amor es fundamental, muy importante. Hemos sufrido mucho, demasiado. Ahora veo a mis hijas sonreír, y nosotros también, pero lo que tenemos dentro quedará para siempre».

Según Italy 24 News, su increíble historia se convirtió en un libro de Mauro Caporiccio, «Hermanas para siempre», y se adaptó a una película con la colaboración del autor.


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