El líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell (R-Ky.), criticó el martes la decisión del Comité Nacional Republicano (RNC) de censurar a los representantes Liz Cheney (R-Wyo) y Adam Kinzinger (R-Ill) por sus funciones en el Comité sobre el 6 de enero, dominado por los demócratas.
En su resolución censurando a Cheney y Kinzinger, el RNC dijo que la comisión del 6 de enero en la que sirven como los únicos dos miembros del GOP, ha mostrado «[un] desprecio por los derechos de las minorías, los controles y equilibrios tradicionales, el debido proceso, y la adhesión a otros precedentes y reglas de la Cámara de los Estados Unidos y … parece la intención de avanzar en una agenda política para impulsar las sombrías perspectivas del Partido Demócrata en las próximas elecciones de mitad de período».
«Los representantes Cheney y Kinzinger pretenden ser miembros del Partido Republicano», dijo el RNC, pero «los representantes Cheney y Kinzinger están participando en una persecución liderada por los demócratas a ciudadanos ordinarios que participan en el discurso político legítimo, y ambos están utilizando su afiliación política profesada en el pasado para enmascarar el abuso de los demócratas del poder judicial con fines partidistas”.
En respuesta, el RNC anunció la decisión de cortar firmemente los lazos con los dos controvertidos legisladores, apartándolos del reconocimiento y el apoyo de la estructura nacional del GOP.
La decisión suscitó reacciones encontradas, con algunos republicanos celebrando la decisión como algo que debía haberse hecho hace mucho tiempo para miembros que muchos consideraban que habían dejado de ser republicanos, mientras que otros republicanos condenaron la decisión.
McConnell se ha posicionado entre estos últimos, y en una declaración en la que describe la manifestación del 6 de enero como «una insurrección violenta», condenó la decisión del RNC.
«[La concentración del 6 de enero Stop the Steal] fue una insurrección violenta con el propósito de intentar impedir la transferencia pacífica del poder tras unas elecciones legítimamente certificadas de una administración a la siguiente», opinó McConnell el martes.
«La cuestión es si el RNC debe o no señalar a miembros de nuestro partido que puedan tener opiniones diferentes a las de la mayoría», continuó McConnell. «Ese no es el trabajo del RNC».
La afirmación de McConnell de que la manifestación del 6 de enero constituyó «una insurrección violenta» es controvertida.
Aunque prácticamente todos los legisladores del GOP han denunciado la violencia que se produjo durante la manifestación, muchos legisladores del GOP también han señalado que la comisión del 6 de enero ha encontrado escasas pruebas de que lo que ocurrió ese día formara parte de un esfuerzo mayor para derrocar al gobierno de Estados Unidos.
Varios republicanos han argumentado también que la irrupción puede atribuirse en parte a la decisión de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (D-Calif.), de no enviar a los miembros de la Guardia Nacional antes de la manifestación, a pesar de las reiteradas peticiones de que lo hiciera por parte del exjefe de la policía del Capitolio, Steven Sund.
Los republicanos que critican que el incidente sea etiquetado como «una insurrección» han dicho que el recurso semántico ayuda a la comisión del 6 de enero en lo que el presidente Donald Trump ha llamado «una cacería de brujas partidista». El senador Marco Rubio (R-Fla.), que se ha manifestado en contra de la violencia ocurrida el 6 de enero, calificó a la comisión de «completa estafa partidista».
Para los críticos de la comisión del 6 de enero, como Trump, la decisión llega con retraso, pero otros legisladores del Partido Republicano no están tan contentos con la decisión.
Los senadores John Cornyn (R-Texas) y Mitt Romney (R-Utah) se han unido a McConnell para pronunciarse en contra de la decisión del RNC.
Cornyn dijo que en un momento en que el GOP necesita unidad, la censura del RNC «no fue una acción unificadora».
En un posteo de Twitter inmediatamente después de la decisión, Romney escribió: «La vergüenza cae sobre un partido que censura a personas de conciencia, que buscan la verdad frente a la fuerte crítica”, escribió Romney. “El honor corresponde a Liz Cheney y Adam Kinzinger por buscar la verdad incluso cuando hacerlo tiene un gran costo personal”.
La presidenta del RNC, Ronna McDaniel, cuyo padre era hermano de Mitt Romney, habría sido contactada por Romney sobre la decisión. El senador Lindsey Graham (R-S.C.) ha hecho lo mismo con la esperanza de que la decisión sea revocada.
Kinzinger anunció a principios del 117º Congreso que no se presentaría a la reelección. Cheney, sin embargo, no ha anunciado tal intención, pero los primeros resultados de las encuestas en su estado natal pintan un panorama sombrío para la hija del exvicepresidente.
La decisión del RNC nacional se produjo después de que el GOP de Wyoming ya hubiera votado para dejar de reconocer a Cheney como miembro.
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