Mensaje del pastor Greg Laurie para los tiempos difíciles: «Convierte tu pánico en oración»

El pastor Greg Laurie, de la Hermandad Cristiana Harvest, lleva mucho tiempo prestando servicio a los fieles. Lleva más de 30 años celebrando sus conocidos eventos evangélicos, llamados Cruzadas de Harvest, en campus de California y Hawai, y también tiene una fuerte presencia en Internet.

Hoy, especialmente, cuando tantos estadounidenses están sufriendo tiempos extremadamente difíciles como consecuencia del coronavirus, este dedicado líder de la fe dice que debemos acudir a Dios por encima de todo y mantenernos centrados en nuestra relación personal con él.

«Nuestra fe es tan importante en este momento en nuestra cultura», dijo, «y parece que, más que nunca hoy, incluso los no creyentes están haciendo preguntas espirituales».

Señaló que, debido a los cierres y límites de COVID-19, los casos de depresión, suicidio y consumo de drogas han aumentado, y los matrimonios se están deshaciendo. «Nunca hemos pasado por una época como ésta que yo recuerde, desde luego no en mi vida», dijo.

«Los mejores tiempos, los peores tiempos»

Pero Laurie, con su voz clara y resonante, señala el lado positivo para todos.

«¿Recuerdan la frase inicial de ‘Historia de dos ciudades’, ‘Fue el mejor de los tiempos, fue el peor de los tiempos’? Bueno, en muchos sentidos, ese es el caso hoy», dijo. «Son tiempos muy malos ahora, sí, pero también están ocurriendo cosas buenas. Descubrimos que cuando Dios cierra una puerta, luego abre otra».

Laurie y sus compañeros de ministerio tuvieron que cerrar, literalmente, las puertas de su iglesia durante varias semanas el año pasado debido al COVID-19.

«Entonces salimos a la gran carpa de nuestro campus en Riverside [en California] y en nuestra estructura de estacionamiento en Harvest en el Condado de Orange. Y hemos estado celebrando servicios allí. Pero lo que también ocurrió es que encontramos una nueva audiencia en Internet», dijo. «Mientras que en la época anterior al COVID había una media de 9000 personas que veían nuestro servicio en Internet, ahora lo ven unas 400,000 personas. Y tenemos miles de personas que vienen a la fe en Cristo».

El año pasado, señaló, unas 150,000 personas hicieron una profesión de fe para seguir a Jesús a través del ministerio Harvest.

«Así que esta es la puerta abierta», dijo Laurie. «Aunque COVID ha traído muchas cosas malas, también hay algunas cosas buenas que hay que tener en cuenta. La gente está pasando mucho más tiempo en casa con la familia. Eso es algo bueno. También es un reto para todos nosotros. Pero debemos recordar que tenemos una relación con Dios. Y no debemos preocuparnos. En cambio, hay que rezar a Dios. La Biblia dice: «No te preocupes por nada. Ora por todo y Dios te dará su paz, que sobrepasa el entendimiento humano».

«Así que animo a la gente: Conviertan su pánico en oración. Conviertan su preocupación en adoración. Y mirad a Dios, que les dará la fuerza para superar lo que todos estamos pasando juntos».

«Con tanta gente pasando tanto tiempo en sus teléfonos y tabletas y pantallas en general, hay toda una nueva audiencia a la que llegar, y la gente está volviendo a Dios».

Harvest

Laurie compartió la historia de su ministerio de la Hermandad Cristina de Harvest con The Epoch Times. «Durante 31 años, hemos estado haciendo nuestros eventos en los estadios, nuestras Cruzadas de Harvest. Y durante el primer año de nuestra historia, no pudimos llevarlas a cabo debido al COVID. Así que hicimos lo que llamamos una cruzada cinematográfica. Creamos «Una ráfaga de esperanza«. Tomamos los elementos de una cruzada y los pusimos en esta película; así hemos llegado a más personas de las que habríamos llegado en un evento habitual en un estadio. Dios mío, ha sido una audiencia de quizás 2.5 millones de personas —tal vez más— las que la han visto hasta ahora. Y un número enorme —más de 20,000 personas se comprometió a seguir a Cristo».

El líder religioso instó a todos nosotros, independientemente de dónde vivamos o trabajemos, o de cuál sea nuestra posición en la vida, a tender la mano a los demás, y a compartir la fe. «Puede que haya vecinos, o familiares, o compañeros de trabajo, o amigos, con los que hayas intentado tener conversaciones espirituales que no han ido del todo bien. Ahora, de repente, pueden venir a ti con problemas que están enfrentando, o desafíos, o una sensación de desesperación o depresión. Podemos señalarles a Dios. Hay un Dios que se preocupa por ellos».

Señaló que muchos jóvenes que han estado aislados de sus amigos y comunidades necesitan especialmente nuestra atención y cuidado. «La gente necesita interacción personal. Necesitan comunicación y amigos. Necesitan a otros que se preocupen por ellos, alguien que les diga: ‘Sabes, te quieren. Tu vida es importante. Me preocupo por ti’. Así que creo que este es un gran momento para que los creyentes y la iglesia en general den un paso en esa dirección».

«Una compasión más profunda por los demás»

Laurie experimentó una gran tragedia en su vida cuando perdió a uno de sus hijos su primogénito, Christopher —en un accidente de auto en 2008. No rehúye hablar de la pena y el dolor que él y su familia atravesaron debido a esa tragedia y que aún siguen atravesando, pero vuelve, una y otra vez, a las bendiciones de Jesucristo.

«Cuando nuestro hijo murió en un accidente de auto hace ahora 13 años, nuestra vida cambió para siempre. Cambió permanentemente», dijo. «Nos afligimos entonces, y todavía nos afligimos ahora. Pero la Biblia dice que no tenemos que afligirnos sin remedio. Tenemos esperanza y, como creyentes, sabemos que volveremos a ver a nuestros seres queridos si han muerto en la fe. Y mi hijo era un firme creyente en Jesucristo, así que no me aflijo sin esperanza. Me aflijo con esperanza».

«Sí, todavía lo echo de menos y le guardo luto, y ese es un proceso importante por el que tenemos que pasar cuando hemos perdido a un ser querido, porque la comunicación se ha cortado y muchos sueños, aspiraciones y esperanzas que tenías se han roto. Pero, como cristianos, creemos en la otra vida, y creemos que habrá oportunidades de tener más conversaciones, más aventuras, más tiempo juntos en el futuro».

También se dio cuenta muy pronto de que «no había ningún manual que me ayudara a superar lo que estaba pasando. Pero estaba Emanuel. Y eso significaba apoyarme en mi fe. Y voy a ser honesto con ustedes: Si Dios no me hubiera ayudado durante ese tiempo, habría dejado de predicar. Necesitaba a Dios. Él me ayudó. Y ahora llevo casi 50 años predicando».

Cuando su hijo murió, dijo, «no era como si fuera un pastor enfrentándose a eso; era un padre enfrentando eso —un padre como cualquier otro padre que experimenta la pérdida y el dolor y la pena en su vida».

«Y sé que Dios Padre entiende lo que es perder a un hijo. Y Él estuvo conmigo, y está conmigo, y me ayudó a superarlo y me ayuda a superarlo hoy, como sé que lo hará también en el futuro».

«La experiencia me ha dado una compasión más profunda por otros que han perdido a sus seres queridos, especialmente a los niños. Conozco esa sensación de devastación que experimenta la gente cuando se entera de la peor noticia imaginable».

Laurie dice que se toma el tiempo de acercarse a los que sufren «para hablar con ellos. Están lidiando con el mismo dolor. Y puedo ayudar a consolarlos porque yo misma he sido consolada».

Lo más importante, a la hora de ofrecer compasión y ayuda a otra persona, es no tratar de explicar las tragedias ni ofrecerse a «arreglar» la situación, dijo, ya que nadie puede «arreglarla». En lugar de eso, lo mejor es decir simplemente: «Lo siento. Te quiero. Estoy aquí para ti».

«Solo hay que estar ahí con la persona. Caminar con esa persona. Estar presente», dijo.

«La buena noticia es que Dios no nos ha olvidado. Siempre está ahí para nosotros. Dice en las Escrituras: ‘Me llamas y te responderé y haré cosas maravillosas por ti’. A veces, cuando estás de espaldas, la única forma de mirar es hacia arriba. Así que mira al Señor e invócale: Él está ahí, y te ayudará y te animará».

Además de su labor ministerial, Laurie es el prolífico autor de más de 70 libros. Su último libro, publicado en septiembre de 2020, es «Cambiadores del mundo: cómo Dios utiliza a las personas ordinarias para hacer cosas extraordinarias«.

«Se trata de cómo Dios puede usarte para cambiar tu mundo», dijo. «Hago la pregunta: ‘¿Eres un termostato o un termómetro? Un termómetro te dice cuál es la temperatura de la habitación, pero un termostato establece la temperatura. Así que mi pregunta es: ¿eres tú quien cambia el mundo, o es el mundo quien te cambia a ti? Me baso en los grandes hombres y mujeres del Antiguo Testamento que dieron pasos audaces de fe, y cómo eso marcó la diferencia».

Eran personas muy «imperfectas que cometieron muchos errores y pecaron», añadió. Pero fue su fe la que les motivó a marcar la diferencia».

Billy Graham

Laurie también tiene un nuevo libro que se publicará en abril sobre la vida del gran evangelista Billy Graham, titulado «Billy Graham: El hombre que conocí«.

«Quería presentar a Billy a toda una nueva generación, a gente más joven que ha escuchado su nombre pero que quizá no conozca el papel que desempeñó en nuestra cultura. Fue pastor de todos los presidentes, desde Truman hasta Trump, y compartió el Evangelio con más personas que ningún otro hombre en la historia de la humanidad», dijo Laurie.

Laurie conoció personalmente a Graham. «He estado en su junta directiva, a petición suya, durante 25 años, y pasé mucho tiempo con él en privado», dijo. «Tuve el privilegio de aprender el evangelismo tal y como lo enseñó el mayor evangelista que jamás haya existido. Pero lo que muestro en el libro es el lado humano de Billy, y lo que descubres, cuando llegas a conocerlo, como hice yo, es que el Billy privado era incluso más impresionante que el Billy público. Era un tipo humilde, amable y cariñoso, y el hombre más piadoso que he conocido. Así que quise compartir mis historias y percepciones».

Maureen Mackey es una ejecutiva de contenidos digitales, escritora y editora afincada en el área de Nueva York.

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