Moderna dice que podrían requerirse refuerzos, citando nuevos datos sobre infecciones posvacunación

Se constata la "disminución de la inmunidad ", dice el CEO de Moderna

Por Mimi Nguyen Ly
16 de Septiembre de 2021 7:35 AM Actualizado: 16 de Septiembre de 2021 7:35 AM

Moderna anunció el miércoles que la eficacia de su vacuna contra la COVID-19 disminuye al cabo de un año, lo cual sugiere que puede ser beneficioso recibir una inyección de refuerzo de su vacuna de ARNm.

Los nuevos datos del ensayo clínico mostraron que las infecciones posvacunación por COVID-19 son menos comunes entre las personas que recibieron la vacuna de Moderna, la ARNm-1273, más recientemente en comparación con las menos recientes, dijo la empresa en un comunicado.

La empresa transmitió los resultados de un análisis de datos de más de 14,000 personas que recibieron de media la primera dosis a los ocho meses y de más de 11,000 personas que recibieron de media la primera dosis a los 13 meses. El estudio está a la espera de una revisión por pares.

Los investigadores descubrieron que en julio-agosto, cuando la cepa Delta del virus del PCCh (Partido Comunista Chino) se consideraba la cepa predominante, se produjeron 88 infecciones posvacunación por virus del PCCh en la cohorte vacunada más recientemente (49.0 casos por cada 1000 personas-año) en comparación con 162 casos entre la cohorte vacunada anteriormente (77.1 casos por cada 1000 personas-año).

En general, solo 19 casos fueron considerados graves en el estudio. También hubo una menor tasa de casos graves entre los vacunados más recientemente, pero el hallazgo no fue estadísticamente significativo, señaló Moderna.

El CEO de Moderna, Stéphane Bancel, dijo en una declaración que el análisis “ilustra el impacto de la disminución de la inmunidad y apoya la necesidad de un refuerzo para mantener altos niveles de protección”.

La empresa afirmó que su vacuna sigue siendo “altamente eficaz contra las variantes circulantes que son motivo de preocupación”, citando un estudio independiente que realizó en colaboración con el sistema sanitario Kaiser Permanente del Sur de California, así como datos publicados recientemente por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. que sugerían una alta eficacia de la vacuna entre quienes recibieron la inyección de Moderna en comparación con otras vacunas contra la COVID-19.

El 1 de septiembre, Moderna solicitó la autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. para el refuerzo, o la tercera dosis, de su vacuna contra la COVID-19, que se administrará seis meses después de la segunda dosis.

Funcionarios de la FDA y de la Organización Mundial de la Salud afirmaron en un artículo publicado el lunes en la revista médica Lancet (pdf) que hasta ahora no hay pruebas de que la población en general necesite vacunas de refuerzo contra el virus del PCCh.

También advirtieron que si las vacunas de refuerzo se administran demasiado pronto, podrían observarse efectos secundarios en la población general, un fenómeno poco conocido. Escribieron que los efectos secundarios inmunomediados pueden incluir “la miocarditis, que es más común después de la segunda dosis de algunas vacunas de ARNm, o el síndrome de Guillain-Barre, que se ha asociado con las vacunas contra la COVID-19 vectorizadas por adenovirus”.

“Incluso si finalmente se demostrara que el refuerzo disminuye el riesgo de enfermedad grave a medio plazo, los suministros actuales de vacunas podrían salvar más vidas si se utilizan en poblaciones no vacunadas previamente que si se utilizan como refuerzos en poblaciones vacunadas”, escribieron los autores.


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