Chris Tomlinson es muchas cosas: padre, creador profesional de páginas web y podcaster. Pero en el fondo es un cristiano con una historia extraordinaria.
Tomlinson, de 40 años, es un superviviente de quemaduras al que una vez se le dio un 1 por ciento de posibilidades de sobrevivir tras sufrir quemaduras en el 98 por ciento de su cuerpo.
Cuando Tomlinson tenía 2 años, estaba jugando en el columpio de la puerta de la casa de su familia en Brandon, Florida. Cuando su madre se apartó brevemente, se metió en un cobertizo de servicios públicos. Trepando a las estanterías, volcó un bote de gasolina, derramando su contenido. Un calefactor de agua caliente provocó la ignición del gas en el cobertizo, con Tomlinson aún en su interior.
Su hermana Jessica, que entonces solo tenía 10 u 11 años, estaba en su habitación durante la terrible explosión. Su hermano menor, Sean, aún no había nacido.
«No recuerdo nada de eso», dijo Tomlinson, aunque añadió que sí se acuerda de las cirugías en los años posteriores al incendio. El dolor que padeció fue difícil de olvidar.
Hospitales y gratitud
Tras el accidente, la familia se trasladó a Massachusetts para estar cerca de su hospital en Boston.
Tomlinson tuvo que soportar más de 200 injertos de piel antes de cumplir los 19 años. Estas operaciones le causaron un miedo atroz. Los padres de Tomlinson, que eran cristianos religiosos, lo consolaban en el hospital leyendo las Escrituras y explicándole que Dios cuidaría de él.
De hecho, cuando se le preguntó a Tomlinson cómo afrontó su familia la tragedia y sus consecuencias, su respuesta se centró en la fe. «Recuerdo haber rezado mucho, mucho», dijo. Su padre también utilizó el humor para dibujar una sonrisa en el rostro de su hijo en medio del sufrimiento.
«No sabía lo que era ser un niño», dijo Tomlinson. No podía practicar deportes como otros niños.
«Pero incluso a través de todo eso, todavía cavé profundo y encontré alegría», dijo Tomlinson en un video en su cuenta de Instagram. «Encontré la felicidad en las cosas que me rodeaban».
En su entrevista con The Epoch Times, Tomlinson se reafirmó en esa afirmación. «Sé que es difícil ver algo positivo en los malos momentos, pero aprendí a —incluso en esos momentos—tomarme un momento para respirar profundamente y observar a mi alrededor y estar agradecido por las cosas que veo a mi alrededor», dijo.
«Agradece que tienes una cama, no todo el mundo tiene una cama”, añadió. «No todo el mundo tiene electricidad o aire acondicionado o niños, una casa, comida, lo que sea».
Navegar entre la falta de hogar, el desempleo y la fe
En 11º grado, Tomlinson no tuvo más remedio que abandonar la escuela secundaria y completar sus pruebas de Desarrollo Educativo General debido a la cantidad de cirugías a las que se estaba sometiendo.
Al llegar a la edad adulta, su aspecto hacía difícil encontrar trabajo, se casó joven y se convirtió en padre de familia.
«Nunca pensé que sería padre y que tendría dos hijas increíbles», dice refiriéndose a Nevaeh y Trinity, que ahora tienen 18 y 16 años respectivamente. «Ser diferente tiene sus retos, pero también sus recompensas. Varias veces quise rendirme, pero no lo hice».
A los 30 años, su curiosidad y su habilidad para los aparatos lo llevaron a un trabajo arreglando computadoras. Como era un tímido técnico, trabajaba en la parte trasera de la tienda, evitando el contacto con los clientes por miedo a hablar con ellos. Afortunadamente, alguien sacó a Tomlinson de su caparazón.
«Mi jefe me colocó delante», dice. «Me colocó en el mostrador y me dijo: “Quiero que hables con las personas”. Y al principio le dije que tenía mucho miedo: «Si tengo que hacer eso, no puedo trabajar aquí'».
«Entonces, no trabajarás aquí», le dijo su jefe.
Así que Tomlinson se enfrentó a sus miedos y floreció.
«Me di cuenta que me veía a mí mismo de forma diferente a como lo hace la mayoría de las personas», dice. «Las personas están más interesadas en hablar conmigo de lo que yo pensaba».
Le encantaba arreglar los objetos rotos de los clientes y devolverles recuerdos preciados. Recuerda a una clienta anciana derramando lágrimas de gratitud después que le salvara sus fotos. Y solo le llevó 10 minutos.
Para Tomlinson fue un momento increíble. Por desgracia, tuvo que dejar ese trabajo en julio de 2013 después que su mujer lo abandonara a él y a las niñas. No pasó mucho tiempo antes de que se viera sumido en la falta de hogar, teniendo que moverse entre casas de amigos y familiares.
Durante muchos momentos de la vida de Tomlinson, estaba enfadado con Dios por su aspecto y por el dolor que tenía que soportar. Incluso llegó a tener tendencias suicidas. «Estaba al borde del ateísmo», dice.
En su camino de fe, había experimentado altibajos a lo largo de los años. Un resurgimiento notable ocurrió en marzo de 2018, unos siete u ocho años después de ser un padre desempleado y sin hogar. Después de escuchar a un pastor predicar sobre la creación y la obra de Dios al crear las estrellas, Tomlinson —que estaba fascinado por el espacio exterior y la ciencia— lo entendió como una prueba de la grandeza de Dios.
Se arrodilló y se desahogó con Dios. Le dijo que solo quería que sus hijas estuvieran a salvo y tuvieran un techo.
Después de orar por sus hijas, se enteró de que existía un programa gubernamental de vivienda y lo solicitó. Pronto le entrevistaron y le aprobaron un vale de vivienda de la Sección 8, que redujo sus gastos de manutención y le ayudó a permitirse un lugar donde vivir.
En febrero de 2022, él y sus hijos se mudaron a su nueva casa en Port City, Florida. Sorprendentemente, a solo dos casas de la casa donde se quemó.
Listo para un nuevo capítulo
En el verano de 2023, Tomlinson comenzó una relación a distancia con Sammy Joe, una mujer que conoció a través de las redes sociales. Ese otoño, hizo un viaje de 18 horas a Arkansas para visitarla a ella y a su hija de 13 años, Annabelle. En marzo de 2024, le propuso matrimonio. Ahora está deseando casarse con Sammy y empezar una nueva vida con ella.
La vida de un superviviente de quemaduras está llena de dolor, tristeza y angustia. Sin embargo, nada de eso ha impedido a Tomlinson ser un triunfador y un padre de familia cariñoso.
«He vivido la vida lo mejor que he podido», afirma Tomlinson y añade que los contratiempos «nunca detuvieron» su búsqueda de la felicidad. Ni las lesiones, ni la falta de hogar, ni el desempleo disuadieron a Tomlinson de creer en el poder de la gratitud y la alegría. Para este valiente hombre de fe, el futuro parece brillante.
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