Necesitamos reabrir la economía: ¿cuándo y cómo?

Por Nicole Russell
04 de abril de 2020 7:50 PM Actualizado: 04 de abril de 2020 7:50 PM

Comentario

Como se predijo, el distanciamiento social y los mandatos de quedarse en casa para resguardarse del virus del PCCh han puesto en caída a la economía. Marzo registró 700,000 pérdidas de empleo y el desempleo aumentó al 4.4 por ciento.

Parece ahora que hemos intercambiado una catástrofe, una médica, por otra diferente, una económica. O al menos, están yendo en paralelo.

Por supuesto, esto no es una declaración de valores. No hay comparación entre la pérdida de la vida y la pérdida del empleo. El distanciamiento social y los mandatos de quedarse en casa podrían estar —espero que lo estén— aplanando la curva para mayormente darles tiempo a los científicos a encontrar una cura o una forma de mitigar los efectos del virus del PCCh. Pero esto ha inclinado dramáticamente la curva económica en la dirección opuesta, llevando a Estados Unidos a una recesión sin precedentes.

Mientras crece el desempleo y las pérdidas de empleo aumentan, la paralizada economía devastará a millones de estadounidenses, forzando a las familias comunes a tomar deuda, a vivir de cupones de alimentos o programas SNAP, y recargar aún más al gobierno.

No estoy convencido de que la ayuda que se les da a los estadounidenses en forma de cheques por 1200  dólares ayude mucho a alguien, especialmente a largo plazo. Algunos economistas creen que inyectar dinero en la economía cuando la velocidad permanece igual crea hiperinflación, lo cual afecta adversamente a todos.

Una encuesta de CBS encontró que el 80 por ciento de los estadounidenses censados están de acuerdo con las guías de distanciamiento social que los gobiernos estatales y federales han impuesto. Pero es interesante, que según el Reporte de Movilidad Comunitaria de Google en mi área hay un declive en compras y recreación de solo un 50 por ciento (aunque el tránsito haya declinado un 70 por ciento) comparado con la línea base de movilidad anterior. En otras palabras, a menos que me esté perdiendo de algo, más gente está de acuerdo con el concepto de distanciamiento social que la que lo hace en realidad. Aún así, parece igualmente haber disminuido la propagación del virus del PCCh.

Aunque creo que el distanciamiento social es lo correcto, me pregunto si ya es tiempo de reabrir gradualmente la economía de una forma medida, cuidadosa, tomando en cuenta todo lo que aprendimos sobre quién se contagia y por qué.

Un país que podemos observar que nunca tomó las mismas medidas drásticas que Estados Unidos, en cuanto a mandatos de mantener distancia, es Suecia.


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Suecia meramente sugirió guías para distancia social, ordenó que los grupos de más de 50 personas dejaran de reunirse, y sugirió que la gente mayor se quedara en cuarentena. (El hecho de que Suecia sugirió la mayoría de estas medidas en vez de forzarlas previno que la gente entre en pánico, según funcionarios suecos). El país no ha cerrado escuelas, y no prohibió a restaurantes y otros negocios permanecer abiertos.

Aunque su economía ha sido golpeada un poquito, no se ha desplomado para nada como lo ha hecho la de Estados Unidos, ni el virus del PCCh se ha propagado de la misma forma, incluso cuando se toma en cuenta el tamaño y la población.

Quizás sea tiempo de mirar más de cerca dónde se está propagando el virus del PCCh en Estados Unidos, y continuar ordenando a esas áreas a mantenerse en cuarentena lo más posible: si los mayores son la demográfica mayor que se está contagiando del virus del PCCh, sigamos pidiéndoles que hagan cuarentena mientras el resto los ayuda a comprar y con otras necesidades.

Continuar pidiendo o sugerir que grupos de más de 50 quedan prohibidos y que si la gente sale, tome distancia, use mascarillas, y por supuesto se lave las manos, es una estrategia que incurre un cierto grado de riesgo pero no uno ciego —ninguna de estas sugerencias son descuidadas por naturaleza, pero al menos están basadas en algunas medidas y conocimiento del virus del PCCh, en cómo se propaga, y quién se contagia, y más.

Ya sea que abramos ahora la economía, lentamente, es una decisión difícil y una que quizás nunca sepamos si es la correcta, o si cerrar completamente es lo que deberíamos haber hecho: ¿Qué tal si mantener la economía entera abierta como lo hizo Suecia sí hizo que el virus del PCCh se propague más rápidamente e incluso más gente murió? Nunca lo sabremos.

Aún así, nos dirigimos hacia la tercera y cuarta semana de distancia social, es una posibilidad considerar que riesgos pequeños, medidos, podrían cosechar pequeñas recompensas medidas, a la vez que mitigan la pérdida de vidas tanto como sea posible.

Aunque ciertamente no queremos aumentar la probabilidad de muertes por el virus del PCCh en este país, una economía robusta es un aspecto vital de la columna vertebral de esta nación, de la seguridad e incluso la seguridad. Sin ella, los ciudadanos sufrirán, y sufrirán no solo por semanas, sino meses, incluso años.

Estados Unidos ha sufrido muchos golpes en el curso de su existencia, y ciertamente navegará a salvo por esta. Pero nunca ha tenido éxito sin que haya algún riesgo. Hoy podría ser el momento de tomar ese riesgo: abrir de a poco la economía en áreas estratégicas del país y con medidas estratégicas de distanciamiento social, y observar de cerca cómo va.

Nicole Russell es una escritora independiente y madre de cuatro hijos. Su trabajo ha aparecido en The Atlantic, The New York Times, Politico, The Daily Beast, y The Federalist. Sígala en Twitter en @russell_nm.

Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de The Epoch Times.


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