Corderos paralizados, tal vez por el miedo, tal vez por enfermedad, son golpeados y arrojados sin miramientos a la línea de matanza. Otros son degollados sin aturdimiento previo en una cadena en el que reinan las prisas por encima de cualquier consideración. A algunos se les pone el crotal, la identificación en la oreja, justo antes de entrar en la cadena de montaje que conduce a su muerte. Esas son algunas de las escenas que se aprecian en el vídeo que la organización Equalia ha facilitado a los medios de comunicación a modo de denuncia pública, a la que acompaña una denuncia penal dirigida a la empresa que gestiona el matadero madrileño en el que se tomaron, Cárnicas Salvanés.
«La denuncia se puede clasificar en tres partes: bienestar animal, higiene y seguridad alimentaria», explica Guillermo Moreno, coordinador general de Equalia. Con falta de higiene, Moreno se refiere al hecho de que «las instalaciones, los corrales, están llenos de heces, de orines, que favorecen la proliferación de pulgas y acumulación de gases que pueden afectar a los trabajadores».
Respecto a la seguridad alimentaria, «por una parte hemos detectado animales que no tenían crotal y se lo estaban poniendo, cuando tienen que entrar ya identificados al matadero porque sino se pierde toda la trazabilidad. También hay animales enfermos que deberían haber sido sacrificados in situ; si no se sostienen en pie, tienen que ser matados donde yazcan y no ser arrastrados a la línea de matanza, algo que se ve repetidamente».
La parte del bienestar animal no parece preciso explicarla tras ver el vídeo.
Desde 20minutos hemos intentado sin éxito contactar con el matadero protagonista de estas imágenes, que llegaron de forma anónima a Equalia. No obstante, el gerente de Cárnicas Salvanés había negado previamente todo a El País, asegurando que en su empresa cumplen todas las normativas. Posteriormente manifestó a una reportera de Telemadrid que se personó en la puerta del matadero que «todo es mentira», que «han grabado cien horas para sacar solo los puntos que les han interesado» y lo han hecho «sin permiso», pero reconociendo que «las imágenes no son nada bonitas», que «alguna irregularidad no digo que no se haya cometido» y que han tomado medidas contra el trabajador que aparece en los vídeos porque «eso no se puede hacer».
«No pedimos a la gente que deje de comer carne, sino que en los mataderos se controlen estos aspectos», explica el portavoz de Equalia, organización que inició hace diez meses una campaña para lograr que haya cámaras en todos los mataderos como ya sucede en otros países. «En Inglaterra, Escocia e Israel ya la tienen; en Alemania las habrá dentro de poco. En Francia estuvo a punto de aprobarse, pero casi todos tienen ya cámaras», explica Moreno.
Han elaborado un protocolo que cada vez más empresas están firmando. Guillermo Moreno pone como ejemplo a El Pozo, que ya lo han adoptado, o Carrefour, que también ha pedido que todos sus proveedores tengan cámaras. También están negociando con distintas comunidades autónomas para que sea un anteproyecto de ley. Se están reuniendo con grupos políticos de Madrid, Cantabria y Castilla y León, «que es donde que más avanzada está. Estamos teniendo una buena acogida porque lo que pedimos es algo que realmente beneficia a todos».
En su protocolo piden que haya cámaras en la zona de manipulación de animales vivos, pero no solo eso, también «que las imágenes se guarden durante un mes cumpliendo la ley de protección de datos y que el matadero y el servicio oficial veterinario de cada comunidad autónoma tengan acceso a ellas».
«Es preciso intensificar los controles»
«A falta de conocer el protocolo en profundidad, no me parece mala idea que haya cámaras. Aunque vaya a ser complicado revisar tantas horas de grabación, es una herramienta de control más. Van a saber que les están grabando», opina una veterinaria consultada por 20minutos, experta en seguridad alimentaria y con experiencia en mataderos, que sostiene que «tenemos las herramientas, la legislación necesaria, lo que es preciso es intensificar los controles para que no sucedan cosas así. Parece que la gente no hace bien las cosas si no estás encima».
A esta veterinaria le parece especialmente grave la implantación tardía de los crotales, «la seguridad alimentaria se basa en la trazabilidad. Las crisis alimentarias que pasamos en Europa, como la de las vacas locas, pusieron de manifiesto el problema de seguridad alimentaria que había y se cambió la normativa para que se controlase la trazabilidad en todas las etapas. Se exige que en el matadero los animales tengan que entrar identificados. Si no lo están, pueden ser de cualquiera».
También es grave que entren en la cadena alimentaria animales enfermos. Explica que «el veterinario debe hacer una inspección ante morten y post morten o delegarla en un técnico cualificado. En esa inspección también se mira el estado de higiene en el que viene el animal. Si no es apto sería sacrificado, pero como despojo».
El rito Halal
La legislación europea y nacional vigente obliga a la insensibilización completa de los animales antes de su sacrificio, la única excepción la constituyen los sacrificios rituales kosher y halal practicados por la comunidad hebrea y gran parte de la musulmana, una excepción no exenta de polémica. No son pocas las organizaciones que plantean por qué una creencia religiosa debe estar por encima del sufrimiento animal.
No obstante, el momento del degollamiento que se aprecia en el vídeo no responde a uno de estos ritos. Moreno aclara que aunque Cárnicas Salvanés tiene la certificación para hacerlo, las imágenes muestran que lo que sucede es que «el trabajador con las pinzas de aturdimiento desatiende sus funciones por el gran número de corderos entrantes».
Advertencia: Las imágenes pueden herir la sensibilidad de algunos lectores.
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