La Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) actualizó el martes la normativa que impedirá que las PFAS, a menudo denominadas sustancias «químicas eternas», sean aprobadas por vía rápida a través de un proceso de exención.
Los PFAS, o sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, una familia de sustancias químicas «eternas» utilizadas en diversos productos, se ganaron el apelativo porque se sabe, resisten la descomposición y, por lo tanto, persisten en el medio ambiente. También se relacionan con graves problemas de salud.
La nueva norma pone fin a la posibilidad de que los PFAS se acojan al proceso de exenciones por bajo volumen (LVE), que permitía a determinadas sustancias químicas eludir la revisión completa si se producía en cantidades limitadas. Esta norma de exención se aplicó históricamente a más de 600 compuestos de PFAS.
Las normas actualizadas tienen por objeto garantizar que los PFAS se sometan a una revisión exhaustiva de seguridad antes de que puedan fabricarse. Según la EPA, este cambio tiene por objeto proteger la salud pública y el medio ambiente sometiendo los PFAS al proceso completo de evaluación de riesgos de la agencia.
El alto funcionario de la EPA Michael Freedhoff dijo en un comunicado que la revisión de la agencia de nuevos productos químicos debe fomentar la innovación al tiempo que garantiza la seguridad antes de que los nuevos productos químicos «entren en el comercio».
«Hoy modernizamos nuestras revisiones de productos químicos y continuamos protegiendo a las personas de los nuevas PFAS de sustancias inseguras», dijo Freedhoff, administrador adjunto de la EPA para la Oficina de Seguridad Química y Prevención de la Contaminación.
Los PFAS se utilizan en una amplia gama de productos, desde utensilios de cocina hasta espumas contra incendios. También se relacionan con problemas de salud, como algunos tipos de cáncer, problemas renales y reducción de la fertilidad. Los PFAS se acumulan en el medio ambiente y en los tejidos humanos y animales, lo cual suscita una preocupación generalizada.
Según la norma actualizada, los fabricantes deben facilitar información detallada sobre los usos, el potencial de exposición y los efectos sobre la salud de una sustancia química antes de su aprobación.
La norma también amplía la supervisión de la EPA de las sustancias químicas clasificadas como persistentes, bioacumulativas y tóxicas, garantizando controles más estrictos para las sustancias que plantean riesgos significativos.
Los cambios forman parte de los esfuerzos más amplios de la EPA para fortalecer su proceso de revisión química tras las enmiendas de 2016 a la Ley de Control de Sustancias Tóxicas. Estas enmiendas exigen que la agencia lleve a cabo una evaluación exhaustiva del riesgo de las nuevas sustancias químicas antes de que puedan entrar en el mercado.
La norma entrará en vigor 30 días después de su publicación oficial en el Registro Federal.
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