El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, buscará apoyos en el Parlamento para evitar la caída de su gobierno tras la retirada del apoyo del partido de Matteo Renzi, Italia Viva (IV), lo que ha puesto en jaque su continuidad y ha sumido a Italia en una crisis política.
Conte, que encabeza la coalición de gobierno formada por el antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5S) y el Partido Demócrata (PD), perdió la mayoría en el Senado con la marcha de Renzi, en desacuerdo por el reparto de fondos europeos del Plan de Recuperación de la pandemia del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), también conocido como nuevo coronavirus.
Aunque mantiene el control de la Cámara de los Diputados, el sistema italiano le obliga a tener las riendas de las dos cámaras para gobernar y, por esa razón, busca unos quince senadores en el Grupo Mixto y autonómico que le apoyen.
Era esto o presentar su dimisión al presidente de la República, Sergio Mattarella. Sin embargo el aún primer ministro acudió esta tarde a la sede de la jefatura del Estado, el Palacio del Quirinal, para dejar claro que pretende resolver la crisis en el Parlamento.
«El presidente del Gobierno ilustró al presidente de la República sobre la situación política y expresó la voluntad de promover en el Parlamento una indispensable aclaración política mediante una comunicación en ambas cámaras», resumía un breve comunicado.
El jefe del Estado ya ha firmado el decreto con el que acepta la dimisión de las ministras del partido de Renzi, Teresa Bellanova en Agricultura, y Elena Bonetti en Familia e Igualdad, así como la del subsecretario de Estado, Ivan Scalfarotto.
Conte ha asumido la cartera de Agricultura interinamente y Mattarella, preocupado por la situación de inestabilidad creada, «ha tomado nota» de la intención del primer ministro y le ha dado tiempo, que es lo que necesita, para intentar alcanzar una solución.
A la búsqueda de «responsables»
Ahora la pelota pasa al Parlamento y a los juegos políticos entre sus distintas fuerzas para saber si Conte es capaz de aglutinar una nueva mayoría que le sostenga.
Con el «no» rotundo de la oposición de derechas, las únicas bazas que puede tantear son un grupo heterogéneo de senadores del Grupo Mixto y tránsfugas, los conocidos como «responsables», procedentes de áreas centristas y que apuntalarían el Ejecutivo.
Otra opción es que finalmente Conte acuda el Parlamento para someterse a un voto de confianza y ver cómo se comportan el partido de Renzi y el resto de «responsables».
Días atrás Renzi expresó en la televisión pública italiana (RAI) su sospecha de que detrás de la búsqueda de esos nuevos apoyos estaría Clemente Mastella, actual alcalde de Benevento (sur) y con una larga trayectoria de tránsito por partidos de todo signo.
Desde los partidos de la coalición gubernamental han revalidado su apoyo al primer ministro y le han instado a hallar «responsables», que prefieren llamar «constructores».
Una de las voces más escuchadas del PD, Dario Franceschini, ministro de Cultura, pidió buscarlos «a la luz del día», sin dobleces, y desde el partido izquierdista Libres e Iguales abogaron por «reconstruir y ampliar la coalición».
No obstante no está claro si se logrará sumar una nueva mayoría y en Italia pocos se atreven a apostar por el futuro del ejecutivo.
A la derecha exige elecciones
En este contexto la derecha pide que Conte acuda al Parlamento y, de no tener apoyos, dimita. Así lo reclama la coalición de Forza Italia, de Silvio Berlusconi; la Liga de Matteo Salvini y Hermanos de Italia, una alianza a la que todos los sondeos dan como ganadora en unos hipotéticos comicios.
Los líderes de estos partidos se reunieron hoy en Roma, excepto Berlusconi, ingresado por una cardiopatía y sustituido por Antonio Tajani, y exigieron poner fin a «los juegos de poder».
Por ello invitaron al primer ministro a acudir al Parlamento para sopesar sus fuerzas y, en caso de no obtener la mayoría, dimita y se convoquen elecciones con la máxima premura.
Salvini, que hasta septiembre de 2019 fue vicepresidente en el gobierno de Conte, defendió esta línea ante los periodistas que le esperaban frente al Palacio Madama, sede del Senado, donde el Gobierno se juega todo: «Devolvamos la palabra a los italianos», reclamó.
Una crisis en un mal momento
La salida de Renzi del gabinete y la crisis política llegan en un muy mal momento para Italia.
En primer lugar está la gestión de la pandemia del covid-19, con una curva de contagios que sigue alta y se espera que crezca por efecto de las vacaciones de Navidad, y registrando cada día la cifra dramática de cerca de medio millar de muertos.
Pero también falta por aprobar una desviación presupuestaria de 24,000 millones de euros con los que sufragar el quinto decreto de ayudas a los sectores más perjudicados por los cierres.
Todo parece indicar que la desviación será aprobada esta noche por el Consejo de Ministros y será solo después de ello cuando el Gobierno empiece a saldar sus cuentas y a despejar su futuro.
Otras soluciones al galimatías
En la siempre creativa política italiana, si Conte fracasa en su búsqueda de apoyos, otra alternativa sería la de buscar otra figura aprobada por el Cinco Estrellas, el PD y el resto de la coalición y que podría incluso volver a sumar al barco a Renzi.
Más lejana parece la opción de una figura institucional que guíe el Gobierno durante esta legislatura marcada por la pandemia apoyada por la mayoría del arco parlamentario. Mientras que un adelanto electoral a junio es, por el momento, una idea remota.
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