El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha invitado al mandatario chino, Xi Jinping, a asistir a su ceremonia de investidura en Washington el mes que viene, según confirmó el 12 de diciembre un portavoz de su equipo de transición.
Al preguntársele sobre la invitación al jefe del Partido Comunista Chino (PCCh), la secretaria de prensa entrante de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo a Fox News que es «cierta».
«Este es un ejemplo del presidente Trump creando un diálogo abierto con líderes de países que no son solo nuestros aliados, sino también nuestros adversarios y nuestros competidores», dijo.
«Vimos esto en su primer mandato. Recibió muchas críticas por ello, pero condujo a la paz en todo el mundo. Está dispuesto a hablar con cualquiera y siempre antepondrá el interés de Estados Unidos».
Cuando se le preguntó si Xi había respondido, Leavitt dijo que eso estaba «por determinar».
Leavitt confirmó que la invitación también se había cursado a otros líderes extranjeros, y describió esta medida como un «precedente» para el Comité Inaugural a la hora de ponerse en contacto con dignatarios de todo el mundo. No dio más detalles sobre la invitación.
Durante un discurso en la Bolsa de Nueva York el 12 de diciembre, donde Trump por primera vez tocó la campana de apertura para abrir el mercado, mencionó que estaba «incluso pensando en invitar a ciertas personas a la inauguración».
«Algunas personas dijeron: ‘Vaya, eso es un poco arriesgado, ¿no?’. Y yo dije: ‘Puede que lo sea. Ya veremos. Veremos qué pasa'», dijo Trump. «Pero nos gusta correr pequeños riesgos, pero no es una mala oportunidad».
Si Xi asistiera a la investidura presidencial estadounidense el 20 de enero, sería algo sin precedentes. Ningún registro en el sitio web del Ministerio de Asuntos Exteriores de China indica que algún líder del régimen comunista haya asistido a un acto de este tipo en Estados Unidos o en otro lugar. Normalmente, Beijing envía a un enviado especial para tales ocasiones.
Durante la primera toma de posesión de Trump, en enero de 2017, Cui Tiankai, entonces embajador de China en Estados Unidos, recibió una invitación, según el Ministerio de Exteriores de Beijing, cuyo portavoz dijo que era habitual que Washington cursara invitaciones a enviados extranjeros.
Los registros del Departamento de Estado estadounidense, que se remontan a 1874, muestran que ningún jefe de Estado extranjero ha asistido nunca a una ceremonia de investidura. En su lugar, las invitaciones y entradas suelen asignarse a los miembros del Congreso y al público en general.
Trump ha esbozado una serie de nuevos aranceles que planea aplicar en su primer día en el cargo, con especial atención a los productos procedentes de China. Durante su campaña presidencial, Trump planteó la idea de imponer aranceles de hasta el 60% a las importaciones chinas. Más recientemente, también amenazó con introducir un arancel adicional del 10% sobre las importaciones chinas debido al papel del régimen en la crisis del fentanilo y la inmigración ilegal en Estados Unidos.
Mientras tanto, China se enfrenta a una economía en recesión. La crisis inmobiliaria, el aumento de la deuda de los gobiernos locales, los niveles récord de desempleo juvenil y la debilidad del consumo interno están lastrando el crecimiento de la segunda economía mundial.
A los problemas económicos se suman las tensiones políticas en las altas esferas del PCCh. El mes pasado, un comandante de alto rango que era considerado un aliado de Xi fue suspendido por acusaciones de corrupción. La abrupta reorganización se produce tras la destitución de dos ministros de Defensa, lo que alimenta las especulaciones sobre el control del poder por parte de Xi. Algunos analistas han interpretado estos acontecimientos como un indicio de la intensificación de las luchas entre facciones dentro del Partido, lo que plantea dudas sobre la estabilidad de su poder.
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