La Universidad Rice, en Houston, Texas, anunció días atrás que las dos primeras semanas del semestre de otoño se trasladarían a la modalidad online debido a un mayor número de casos de COVID-19 entre los estudiantes. Ahora dice que los datos en los que se basó la decisión son erróneos.
En una carta enviada el 22 de agosto a la comunidad universitaria, el vicepresidente de la administración de Rice, Kevin E. Kirby, indicó que las «anomalías» en los datos de las pruebas iniciales llevaron a la universidad a volver a realizar los test de detección de COVID-19 a docenas de estudiantes que se consideraban positivos al virus, y «todos menos uno resultaron negativos».
Según la carta, Rice comenzó a intensificar su programa de test de detección de COVID-19 el 13 de agosto con tres proveedores diferentes, y llevó a cabo unas 4500 pruebas durante 9 días con unos resultados iniciales que mostraron 81 casos positivos. Esta tasa de positividad del 2 por ciento, aunque mucho más baja que la de la ciudad de Houston, seguía siendo lo suficientemente preocupante e hizo que los responsables de la universidad retrasaran el inicio de las clases presenciales.
«Para Rice, una tasa del 2 por ciento sería significativamente más alta que nuestra tasa histórica de positividad del 0.24 por ciento del último año, cuando realizamos unas 150,000 pruebas», explicó Kirby. «Esta inusual tasa de positividad en el campus nos impulsó a tomar medidas rápidas y asumir una postura más cautelosa hasta que pudiéramos determinar si había un riesgo significativo de infección generalizada».
Rice comenzó a investigar los resultados cuando se dio cuenta de que más del 90 por ciento de las infecciones positivas procedían de un único proveedor de test de detección del virus, y la mayoría de esos casos correspondían a personas que no habían informado de ningún síntoma o que estaban totalmente vacunadas. Luego se descubrió que ese proveedor había cambiado su protocolo para determinar los resultados de las pruebas, sin que la universidad lo supiera.
«Entonces volvimos a analizar a unas 50 personas que inicialmente dieron positivo. Cada una de ellas fue sometida a dos pruebas adicionales, en dos días diferentes, por dos proveedores de test diferentes, y todos, excepto uno, resultaron negativos», escribió Kirby, añadiendo que la universidad liberó del aislamiento a los estudiantes que se determinaron falsamente positivos a COVID-19.
Los funcionarios de Rice dijeron que mantendrán las dos semanas de clases online, considerando que muchos de los estudiantes y profesores ya ajustaron sus planes en base a ese horario. Pero los estudiantes a los que se les dijo que retrasaran su traslado al campus hasta después del 3 de septiembre pueden ahora instalarse tan pronto como quieran.
«Nuestro compromiso es ser rápidos, flexibles y ágiles en la respuesta a cualquier cosa que implique la seguridad de las personas y la salud general de nuestra comunidad», dice la carta. «Reconocemos y lamentamos que estas anomalías en las pruebas hayan causado enormes dificultades a todos los implicados».
En Houston, la agencia de salud pública informó en las últimas semanas sobre un aumento de casos de COVID-19. A principios de este mes, el alcalde Sylvester Turner desafió la orden del gobernador Greg Abbott de no obligar a usar mascarillas, exigiendo que los casi 22,000 empleados públicos de la ciudad la lleven puesta dentro de los edificios de la ciudad donde no puedan mantener una distancia física.
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